Un desvío inesperado

—Te deseo tanto que son solo pensarte ya estoy duro, de verdad —confiesa.

—¿Incluso con mis estrías?

—Obvio amor, me encanta cada parte de tu cuerpo —le sonríe—. Eres perfecta.

Logan besa su mejilla y baja hasta su cuello para mimarlo con besos y caricias con su boca.

—Y a cada segundo quiere hacer el amor contigo —dice contra su piel—, pero… no lo haremos ahora mismo, ya hablé contigo.

Se separa de ella y ella lo ve mal, ya se estaba haciendo ilusiones.

—Claro, porque duras 5 minutos, ¿No? —trata de provocarlo.

Él solo se ríe.

—Te he demostrado que duro más.

—Creo que necesito recordar —bromea y lo hace reír.

—Buen intento —dice con una sonrisa.

—¡Mamá, papá! —un pequeño toca la puerta—. ¡Abran, tengo mucha hambre!

Peyton hace una mueca y Logan se ríe con más fuerza.

—Te lo dije —dice él.

—Pues encárgate, nadie te manda a comer tango, heredó eso de ti —comenta divertida.

—Lo dice la que come por dos —bromea.

Él camina a la puerta para abrirla y Peyton le lanza un al
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