Estaba planeado clavar la navaja las tantas veces que fueran necesarias, hasta el punto de hacer cernidero el abdomen de Marcos, y destrozar todos sus intestinos y órganos, no obstante, otro grupo ingresó trayendo consigo a los guardias y evitando que eso sucediera. Marcos cayó al suelo y observó el hombre parado delante de él —¡Guido! —, curvó las comisuras al ver el rostro de su antiguo compañero de colegio. —El mismo, no reconociste mi voz, creí que después de darte la navaja me seguirías y buscarías, pero sigues tan creído y arrogante como siempre, Marcos Heredia. Marcos sonrió y una línea de sangre se escapó por sus comisuras. Guido lo sacudió —Aún no es tiempo, Marcos. Rápidamente lo sacaron de la celda y lo llevaron a la enfermería de prisión. Al ver la navaja clavada en el abdomen del prisionero, el doctor solicitó sea llevado a un hospital. De camino a este se les informó a los familiares, el abogado se dirigió de inmediato al hospital, ocultando lo sucedido a Elisa.
La visita de Isabela a Marcos fue un punto a favor de este, su abogado hizo uso de ese error para reabrir el caso. No era posible que la mujer que decía haber sido violada, visitara a su violador cuando este le había hecho demasiado daño. —Elisa, Marcos fue herido en prisión—, la anciana tocó su pecho, si Gonzáles no le aclaraba de inmediato que se encontraba fuera de peligro, ella habría muerto del dolor —Está bien, puedes irlo a visitar. —Tienes que sacar a mi nieto de ese lugar, me lo van a matar. —Lo sacaremos de ahí, Elisa. Ya verás que lo sacaremos. Confiando en que Marisa sacaría a Marcos de prisión, Elisa salió de la villa rumbo a la clínica. Por otro lado, Ramón se sentía furioso por el plan fracasado, más cuando supo que Isabela visitó a Marcos y eso les dio opción a los abogados de Marcos para abrir el caso. Si esto sucedía, si se reabría el caso de Marcos Heredia, Sara tenía que volver a declarar, y resultaba que esa mujer estaba muerta, eso era otro problema más.
—¿Y tú? ¿Quién te crees para entrar así a mi casa? —. Replicó Ángel. Marcos miró con altivez todo a su alrededor, y con arrogancia respondió —¿Estás seguro de que es tu casa? Si bien era cierto que el abogado tenía su casa, pero ahora mismo se encontraba en la mansión de su abuelo, el lugar donde vivía su madre, y en el que vivió desde la niñez. Y esa casa también era parte de la herencia que su abuelo le dejó a Marcos, y por petición de Elisa este aceptó no desalojar a la madre de Ángel. Sin embargo, después de todo lo que habían hecho los hijos de esa mujer, no dudaría en echarlos a la calle. Caminó alrededor de la sala, pisando con fuerzas el suelo y haciendo sonar la suela de sus caros zapatos —¡Estás en mí territorio, y puedo aplastarte cuando me dé la gana! —. Lanzó al suelo el maletín de Ángel y se acomodó en los muebles como todo un Rey. Desde ahí miró fijamente a Izan —¡Así que querías destruirme jugando tan sucio! —. Se levantó y se paró al frente. Apretó con fuerzas la
Ya tenía todo arreglado, el maletín se encontraba por sus pies, al salir Maite del baño y encontrarlo así le preocupó —¿Qué sucede? —Quieren que lleves el dinero. Se quedó un momento en silencio —Lo llevaré—, agarró el maletín para irse. —No, no puedo permitirlo. Soy yo quien debe llevarlo… Se levantó y la detuvo. —Si pidieron que sea yo, lo haremos como dicen. No pondré en riesgo la vida de mi hijo—, acarició el rostro de su hombre, acercó los labios y lo besó —Si queremos de regreso a nuestro hijo, hay que hacerlo como piden. Supongo que amenazaron con hacerle algo si no acatábamos su orden, ¿cierto? ¿quieres eso?, ¿quieres que lastimen a nuestro bebé? —, Marcos negó —Entonces amor. Déjame ir. —¡No lo permitiré! Primero muerto antes que dejarte ir sola. No importa las amenazas que hagan, yo sé que no le harán daño mientras no obtengan el dinero. Si tú lo llevas, podrían lastimarlo a los dos. —¿¡No confías que sea capaz!? — sonrió acariciando esa carita delicada. —No es
La policía llegó, apuntó a Emma y solicitó bajara el arma, pero ella quería llevarse a Maite por delante, intentó disparar nuevamente a una Maite que estaba en Shock observando a su esposo en el suelo, con una bala tras su espalda. Al intentar matar a Maite, la policía disparó derribando así a Emma. Elisa salió del coche, al ver a Marcos en el suelo cubrió su pecho, sus rodillas se doblaron y Santiago evitó que cayera al suelo —¡Tú no, Marcos! ¡Tú no puedes dejarme! —, ya había enterrado a su esposo, hijo y ahora nieto. Dicho eso se desmayó. Maite por su parte dejó al niño en el suelo, sus rodillas se estamparon contra la tierra, sus manos temblorosas la llevaron al rostro de su amado, soltando un grito impotente lo abrazó, hundió el rostro en el cuello y sintió lo bajo del pulso. Inmediatamente la apartaron, lo encasillaron y subieron a la ambulancia. Maite se abrazó de nuevo a su hijo, no quería soltarlo, pero tampoco quería dejar solo a su esposo, pero ahora, él la necesi
Capitulo 1Con el sonido de un disparo que resonó en todos los rincones de la mansión, las empleadas se levantaron sobresaltadas. Emma bajó rápidamente con su ropa manchada de sangre.—Mañana cuando despiertes, tu vida será un infierno Maite Ferri, te odio con toda mi alma, espero con ansias ver cómo el odio de Marcos caerá sobre ti, te odiará y aborrecerá -declaró mientras caminaba hacia el auto que había estacionado fuera de la hacienda. Antes de irse, vio llegar el auto de Marcos y respiró aliviada al darse cuenta de que él no la había encontrado.—Pronto serás mío Marcos Heredia, sólo mío.Marcos había salido de la mansión como todos los días para ir a trabajar. Sin embargo, su amigo Alfonso le había preparado una despedida de soltero esa noche.Pero Marcos no tenía ninguna intención de disfrutar. Tenía el ceño fruncido y se le notaba estresado. Su rostro mostraba amargura al ver a las mujeres bailando para él. Se sintió furioso y ni siquiera las siguió mirando. Desvió la mirada ha
Capitulo 2 Maite reía con asombro y lloraba al mismo tiempo, no podía creer todo aquello. Sin embargo, un video comprobaba lo promiscua que era ella. Se rehusaba a creer lo que había pasado. “Te pudrirás en prisión, Maite. Te lo juro”, dijo Marcos mientras se dirigía hacia la salida. No podía soportar un momento más con esa mujer. “No me dejes aquí”, gritó Maite desesperada, corriendo hacia él y aferrándose a su espalda. Lo apretó con fuerza mientras lágrimas rodaban por sus mejillas. Al sentir las manos temblorosas y las lágrimas mojando su espalda, el corazón de Marcos se estremeció. Maite lo debilitaba. Maite era solo una joven de veinte años, estaba sola en el mundo y él había prometido cuidar de ella. Pero no podía perdonar su engaño y el daño que le había causado a su abuela. Cerró los ojos y por un instante quiso abrazarla y decirle que todo estaría bien, que intentaría solucionarlo. Pero recordó que la persona en coma era su abuela, su única familia. ¿Cómo podría perdonar
Capitulo 3 —Pagarás por esto. Abre la puerta —dijo al oficial, agarrando a Maite y llevándola a un rincón en un espacio cerrado. Le arrancó el mono de prisionera y, lleno de deseos, Marcos la empujó contra la pared. —Suéltame—, suplicó ella con un dolor infinito en el pecho. No obstante, Marcos parecía no escuchar razones. Estaba cegado por el odio y la ira; deseaba cobrarle a Maite su traición y lo sucedido a su abuela. Que fuera a prisión no era suficiente, él quería verla llorar y suplicar, y aunque ella lo hizo, él no la escuchaba. Maite se encontraba esposada y utilizó las esposas para golpear el rostro de Marcos, lo cual solo lo enfureció más. Marcos la arrinconó contra la pared y ella se golpeó el rostro. Maite lloraba desgarradamente al ver lo que Marcos intentaba hacerle. —No, por favor… no lo hagas —suplicó—. Lo prometiste, prometiste que jamás me lastimarías. Eres un cobarde, olvidaste tu promesa. Aquellas palabras llegaron al corazón de Marcos, quien inmediatamente se