Varias semanas después, cuando Caty terminaba de bañar y vestir a Alexis, sonó su teléfono móvil. Era Ivanna.— Perdona, prometí ir por la casona a pasar un tiempo contigo y con mi sobrinito pero...No sé qué me pasa esta mañana –dijo, haciendo una pausa para respirar hondo–, pero me siento fatal –. O más bien siento ganas de vomitar. El mundo me da vueltas y ..–Oh, pero Ivy, ¡eso es genial!–¿Estás loca?–No. Creo que estás embarazada. ¿Se te ha atrasado el período?–¿Embarazada?—Yo me sentía igual las semanas antes de hacerme la prueba. Ivanna guardó silencio un momento.–¡Oh, Dios mío! Puede que esté embarazada.–Sí –rió Catalina–. Y ahora creo que deberías volver a la cama.–Antes llamaré a alguien para que me consigan una prueba de embarazo. ¡Demonios! Estoy embarazada y ni siquiera me he casado con Michael.— Oh, no creo que sea un problema— Caty miró a Alexis, quien se entretenía mirando los avioncitos del juguete móvil que estaba suspendido justo sobre su cabeza; había dorm
—Tengo reuniones hasta medio día; no creo que pueda volver a tiempo para el almuerzo, pero quiero que cenemos juntos, — anunció Alessandro— me gustaría que hicieras estofado de carne para cenar, Katya.—Sí, señor— la sumisa hizo un saludo militar y él salió a toda prisa.Caty exhaló un suspiro. Sander bajó las escaleras y fue hacia Alexis, quien ya gorjeaba, acostado en su cestica.—Hola, campeón—le canturreó Sander dulcemente, entrando a la cocina. El bebé lo miró fijamente, arrugó el rostro y empezó a berrear.—OH, - dijo Sander, tomándolo en un intento desesperado por consolarlo—. Creo que te extraña.—¿ Tú crees?- preguntó Catalina en tono burlón— creo que más bien te encuentra extraño, sería lógico que fuera así, porque el niño no te conoce.—Lo que sucede es que lo mimas demasiado— se defendió Sander, meciendo al pequeño. — tú y ese circo de mujeres que pasa constantemente por aquí lo tienen acostumbrado a estar en brazos, de seguro no soporta ni cinco minutos en su cesta.—Eso
La inauguración de la exposición de Sander coincidió con que Alexis cumplió los tres meses.Y fue un total éxito.Catalina arribó a la galería sin saber qué esperar, pero se quedó pasmada de asombro al comprobar, que una vez más, ella era el centro de las obras allí expuestas.—¿Qué te parecen?— la interrogó Sander, sonriente y ella no supo que responder, estaba sin palabras.La exposición “Madre” mostraba obras en que Sander la representaba sosteniendo al bebé y sonriendo, o simplemente acunándolo para dormir, cambiándolo de ropa, dándole el pecho o haciendo cualquier otra cosa trivial que involucrase al bebé.La crítica aplaudió la técnica y los colores pastel conque había sido hecha la mayoría de las obras. En los periódicos aparecerían reseñas positivas como una que le gustó bastante a Caty, en la cual se leía: ‘’En lo que “Musa” había sido un viaje sicodélico y apasionado, caminando en un culto a la feminidad y a la formas del cuerpo de la mujer, esta nueva entrega brindaba la c
Seis años después: —Necesito que vengan conmigo a España— anunció Sandro mientras cenaban una noche. —¿Por qué?— interrogó Sander, llevándose el tenedor lleno de espaguetis a la boca. Últimamente, a la sumisa le estaba dando por intentar engordarlos a todos. Sandro lo miró de soslayo. —El español con el que estoy negociando por el vino me da mala espina. —Sí, bueno…es el Líder de la mafia en ese país, y según dicen es un tipo bastante peligroso. He oído decir que escapó de la cárcel de doble K en España. —¿Doble K?— interrogó Catalina. —Kyle y Killie, sin primos nuestros. Digamos que se han pasado toda la vida, eh…amaestrado prisioneros en España.— explicó Sandro. Catalina abrió los ojos como platos. —Es una verdadera pena que los terrenos donde estaban tus viñedos hayan quedado inservibles hasta dentro de cuatro años más y que te veas forzado a importar un vino que buen podrías estar produciendo tú — suspiró ella, cambiando el tema con rapidez— ese sujeto que modifico el hong
Catalina logró frenar las intenciones de Sandro de entrenar a Alexis hasta que el niño cumplió los ocho años, y aunque Caty creyó que la experiencia de aprender a disparar y someterse a entrenamientos con artes marciales le resultaría traumático, por el contrario, al niño pareció encantarle todo aquello. El pequeño continuaba siendo sobresaliente en sus materias escolares, pero no tenía amigos. Prefería mantenerse apartado y en vez de salir a jugar en los recreos, adelantaba las tareas para no tener que hacerlas en su casa. *** Una noche, cuando Alexis ya tenía díez años, ocurrió un suceso que marcaría para siempre a la familia Visconti. Rompiendo una ventana del segundo piso, se coló en la casa un ladrón. Aunque los trabajadores de la hacienda juran y perjuran que era un asesino. Fuera cual fuera la verdad, el intruso tuvo muy mala suerte. Porque Alexis estaba despierto. Por aquel entonces, el niño se deleitaba en permanecerse y despierto hasta altas horas de la madrugada, leye
A partir de esa nefasta madrugada, Catalina nunca volvió a tratar a Alexis de la misma manera. No es que fuera abusiva con él, ni que lo maltratase, sino que se enfrió en ella gran parte de su amor maternal. Y tampoco es que a Alexis le doliera mucho que su madre ya no intentase abrazarlo constantemente, o besarlo e incluso forzarlo a relacionarse con otros chicos de su edad. Con el cambio en Catalina, se puede decir que él logró respirar aliviado por primera vez desde su nacimiento. *** Con el paso de los meses las tensiones dentro de la organización se iban haciendo cada vez más evidentes. Nadie se responsabilizaba por lo ocurrido en Italia y muchos detractores del mandato de Viktoria comenzaron a murmurar que había sido ella quien había orquestado el golpe. ¡Pamplinas! Vicky tenía asuntos más serios de los que preocuparse. Sin embargo, el constante murmullo y el creciente descontento la obligaron a prestar atención a las habladurías. Si bien era cierto que su primo Sandro Visc
La Primera vez que oí hablar del prometido de mi hermana,fue durante la cena en un restaurante al que nuestros padres supuestamente nos habían llevado para celebrar mi graduación de la universidad. — Su nombre es Alessandro Visconti.— Anunció Cecilia con evidente altanería.— y es el hijo de la dueña de la agencia para la que trabajo. Me mordí la lengua. Durante toda mi vida, mi hermana menor siempre me había opacado. Era ella siempre la más bella, la más reconocida y a la que más perseguían los hombres. Yo había estudiado una carrera, porque como siempre decía mi madre " lo mío era la inteligencia, no la belleza" y ella era modelo para la casa de modas Almaz, la más prestigiosa de toda Italia. Yo tenía veinte años y Cecilia diecinueve cuando anunció que se comprometía. Mis padres la felicitaron por aquello, pero no me sentí feliz, porque una vez más ella acaparaba la atención y mi terminada carrera universitaria no parecía gran cosa ante la futura boda de mi hermana con completo
Tres años antes:Mi compañera de habitación era una chica de aspecto nervioso. Silvia estaba espantosamente delgada y era evidente que padecía un trastorno alimentario. Tras algunoa meses de convivencia, me confesó que había pasado todo el verano antes de comenzar en la universidad en un hospital, y yo la veía adelgazar más cada día que pasaba. Los padres de Silvia la llamaban a todas horas para saber cómo estaba y la chica me explicó que tenía un novio en su pueblo natal. Parecía muy desdichada en la universidad, y yo intenté con todas mis fuerzas no dejarme llevar por la atmósfera de estrés que ella generaba. Sin lugar a dudas, la pobre era una crisis ambulante a punto de estallar. Solo con mirarla, yo sabía que no estaba bien.Cuando me vine de regreso a Palermo por fin de año, mi compañera ya había decidido dejar los estudios y regresarse a Positano. Era un alivio para mí, saber que no estaría allí cuando yo volviera a la residencia. Resultaba difícil vivir en aquella habita