—¿Te molestaría si paso unas horas en mi habitación? — la interrogó Sander esa tarde— me han surgido ideas para una nueva exposición. Ella lo despidió con un movimiento de la mano. —Claro que no; nosotros estamos bien —miró al bebé— ¿ A que si, Alexis? A qué estamos bien... El niño dormido no contestó, por supuesto, pero Sander no habría podido lucir más sonriente y feliz, que justo en ese instante. —De acuerdo. Estoy arriba, si me necesitas dame un grito. Salió de la estancia y Caty respiró aliviada. Últimamente los gemelos parecían…nerviosos, sí. Se la pasaban andando en punta de pie por toda la casa, como si tuviesen temor de molestarla o al bebé. Cuando único no mostraban inseguridad era cuando llegaba la noche y se iban juntos a dormir. O a follar. De cierta manera, en las últimas semanas el sexo con ellos le parecía más rutinario. Debido que ella pasaba casi todo el día cuidando de Alexis ya no surgían enteré ellos esas sesiones de sexo espontáneo y atrevido, y si era hon
— Creo que comenzaré a preparar la cena –le dijo Katya varias horas después, mientras abría el refrigerador eligiendo ingredientes, y su coleta rubia se balanceaba con gracia —. Nunca habia visto uno de estos cargados con tantas especias. Caty, que seguía a Audrey, con la vista, arrugó el entrecejo. Le costaba entender por qué la mujer miraba el refrigerador como si fuese un aparato futurista y al contenido del mismo con abierta incredulidad. Al fin y al cabo, Rusua no estaba en el fin del mundo. Al final, se encogió de hombros. Cuando preparaba esa mañana los biberones de Alexis, había visto también que había verdura fresca allí. Sabía que una cocina bien surtida era algo raro y que encontrar otras especias que no fueran sal y pimienta en una casa seguramente indicaba la presencia de una mujer. Pero ella no iba de compras hacía siglos. Se sonrojó. Al pensar que las empleadas de la hacienda se estaban encargando de todo. Katya charlaba alegremente mientras preparaba el estof
Varias semanas después, cuando Caty terminaba de bañar y vestir a Alexis, sonó su teléfono móvil. Era Ivanna.— Perdona, prometí ir por la casona a pasar un tiempo contigo y con mi sobrinito pero...No sé qué me pasa esta mañana –dijo, haciendo una pausa para respirar hondo–, pero me siento fatal –. O más bien siento ganas de vomitar. El mundo me da vueltas y ..–Oh, pero Ivy, ¡eso es genial!–¿Estás loca?–No. Creo que estás embarazada. ¿Se te ha atrasado el período?–¿Embarazada?—Yo me sentía igual las semanas antes de hacerme la prueba. Ivanna guardó silencio un momento.–¡Oh, Dios mío! Puede que esté embarazada.–Sí –rió Catalina–. Y ahora creo que deberías volver a la cama.–Antes llamaré a alguien para que me consigan una prueba de embarazo. ¡Demonios! Estoy embarazada y ni siquiera me he casado con Michael.— Oh, no creo que sea un problema— Caty miró a Alexis, quien se entretenía mirando los avioncitos del juguete móvil que estaba suspendido justo sobre su cabeza; había dorm
—Tengo reuniones hasta medio día; no creo que pueda volver a tiempo para el almuerzo, pero quiero que cenemos juntos, — anunció Alessandro— me gustaría que hicieras estofado de carne para cenar, Katya.—Sí, señor— la sumisa hizo un saludo militar y él salió a toda prisa.Caty exhaló un suspiro. Sander bajó las escaleras y fue hacia Alexis, quien ya gorjeaba, acostado en su cestica.—Hola, campeón—le canturreó Sander dulcemente, entrando a la cocina. El bebé lo miró fijamente, arrugó el rostro y empezó a berrear.—OH, - dijo Sander, tomándolo en un intento desesperado por consolarlo—. Creo que te extraña.—¿ Tú crees?- preguntó Catalina en tono burlón— creo que más bien te encuentra extraño, sería lógico que fuera así, porque el niño no te conoce.—Lo que sucede es que lo mimas demasiado— se defendió Sander, meciendo al pequeño. — tú y ese circo de mujeres que pasa constantemente por aquí lo tienen acostumbrado a estar en brazos, de seguro no soporta ni cinco minutos en su cesta.—Eso
La inauguración de la exposición de Sander coincidió con que Alexis cumplió los tres meses.Y fue un total éxito.Catalina arribó a la galería sin saber qué esperar, pero se quedó pasmada de asombro al comprobar, que una vez más, ella era el centro de las obras allí expuestas.—¿Qué te parecen?— la interrogó Sander, sonriente y ella no supo que responder, estaba sin palabras.La exposición “Madre” mostraba obras en que Sander la representaba sosteniendo al bebé y sonriendo, o simplemente acunándolo para dormir, cambiándolo de ropa, dándole el pecho o haciendo cualquier otra cosa trivial que involucrase al bebé.La crítica aplaudió la técnica y los colores pastel conque había sido hecha la mayoría de las obras. En los periódicos aparecerían reseñas positivas como una que le gustó bastante a Caty, en la cual se leía: ‘’En lo que “Musa” había sido un viaje sicodélico y apasionado, caminando en un culto a la feminidad y a la formas del cuerpo de la mujer, esta nueva entrega brindaba la c
Seis años después: —Necesito que vengan conmigo a España— anunció Sandro mientras cenaban una noche. —¿Por qué?— interrogó Sander, llevándose el tenedor lleno de espaguetis a la boca. Últimamente, a la sumisa le estaba dando por intentar engordarlos a todos. Sandro lo miró de soslayo. —El español con el que estoy negociando por el vino me da mala espina. —Sí, bueno…es el Líder de la mafia en ese país, y según dicen es un tipo bastante peligroso. He oído decir que escapó de la cárcel de doble K en España. —¿Doble K?— interrogó Catalina. —Kyle y Killie, sin primos nuestros. Digamos que se han pasado toda la vida, eh…amaestrado prisioneros en España.— explicó Sandro. Catalina abrió los ojos como platos. —Es una verdadera pena que los terrenos donde estaban tus viñedos hayan quedado inservibles hasta dentro de cuatro años más y que te veas forzado a importar un vino que buen podrías estar produciendo tú — suspiró ella, cambiando el tema con rapidez— ese sujeto que modifico el hong
Catalina logró frenar las intenciones de Sandro de entrenar a Alexis hasta que el niño cumplió los ocho años, y aunque Caty creyó que la experiencia de aprender a disparar y someterse a entrenamientos con artes marciales le resultaría traumático, por el contrario, al niño pareció encantarle todo aquello. El pequeño continuaba siendo sobresaliente en sus materias escolares, pero no tenía amigos. Prefería mantenerse apartado y en vez de salir a jugar en los recreos, adelantaba las tareas para no tener que hacerlas en su casa. *** Una noche, cuando Alexis ya tenía díez años, ocurrió un suceso que marcaría para siempre a la familia Visconti. Rompiendo una ventana del segundo piso, se coló en la casa un ladrón. Aunque los trabajadores de la hacienda juran y perjuran que era un asesino. Fuera cual fuera la verdad, el intruso tuvo muy mala suerte. Porque Alexis estaba despierto. Por aquel entonces, el niño se deleitaba en permanecerse y despierto hasta altas horas de la madrugada, leye
A partir de esa nefasta madrugada, Catalina nunca volvió a tratar a Alexis de la misma manera. No es que fuera abusiva con él, ni que lo maltratase, sino que se enfrió en ella gran parte de su amor maternal. Y tampoco es que a Alexis le doliera mucho que su madre ya no intentase abrazarlo constantemente, o besarlo e incluso forzarlo a relacionarse con otros chicos de su edad. Con el cambio en Catalina, se puede decir que él logró respirar aliviado por primera vez desde su nacimiento. *** Con el paso de los meses las tensiones dentro de la organización se iban haciendo cada vez más evidentes. Nadie se responsabilizaba por lo ocurrido en Italia y muchos detractores del mandato de Viktoria comenzaron a murmurar que había sido ella quien había orquestado el golpe. ¡Pamplinas! Vicky tenía asuntos más serios de los que preocuparse. Sin embargo, el constante murmullo y el creciente descontento la obligaron a prestar atención a las habladurías. Si bien era cierto que su primo Sandro Visc