#41:
A la mañana siguiente, Catalina fue a trabajar con una sonrisa en los labios.

Estuvo sonriente y feliz prácticamente todo el día, hasta que en la tarde se reunió con su terapeuta para la sesión que le correspondía ese mes.

—Me alegra notar este cambio de ánimo en ti después de meses en los que has estado deprimida. ¿Ha ocurrido algo nuevo, que quieras contarme?

Caty sintió que enrojecía.

— Él dijo que me ama tal como soy, y que incluso si estuviera más gorda yo le gustaría mucho más.

La sicólogo elevó sus cejas.

— Vaya, veo que está progresando tu relación con tu esposo. Eso es bueno. Después de todo, uno de tus objetivos para este año era encontrar un hombre, ¿no?

— Sí, así es. — Farfulló ella, sintiendo un sabor amargo en la boca y bajando de su nube de felicidad en cuestión de segundos.

Sí había cumplido su propósito de tener a un hombre en su vida, pero tal vez la vida le había jugado una mala pasada porque no le habían dado solo uno. Rondàndola como panteras hambrientas
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