¿Será que Erik le contará la verdad a Celeste? ¡Enterate en el proximo episodiooo!
Celeste, al ver que evidentemente él no iba a revelar más información, suspiró resignada y le dijo:—No uses tus zapatos, usa estas botas... —indicó, buscando el calzado que correspondía al uniforme.Mientras Erik se cambiaba, Celeste no podía dejar de pensar en lo que acababa de ver. Las cicatrices en el cuerpo del joven duque contaban una historia muy diferente a la que él le había relatado. Cada marca parecía susurrar secretos de un pasado lleno de peligros y sufrimiento, tan distante de la vida tranquila que supuestamente había llevado en el ducado de Navarra.La joven observó al duque con nuevos ojos, preguntándose qué otras verdades él ocultaba detrás de su fachada de noble. Las cicatrices hablaban de batallas, de dolor, de supervivencia. No eran las marcas de alguien que había crecido en la comodidad y seguridad de un palacio ducal.Erik, por su parte, se sentía incómodo bajo la mirada inquisitiva de Celeste. Sabía que había cometido un error al exponerse de esa manera, pero no
La respuesta que pidió Erik en aquel tiempo llegó en forma de un golpe brutal. La mano de Valdimir, aquella que tantas veces lo había acariciado con afecto, ahora se estrellaba contra su rostro con una fuerza descomunal. Erik salió despedido, su cuerpo golpeando el suelo frío y duro, rodando hasta quedar a un metro de distancia.El impacto lo dejó aturdido, un dolor agudo pulsando en su mandíbula. El sabor metálico de la sangre inundó su boca, y un líquido cálido comenzó a brotar de su nariz. Con manos temblorosas, Erik se tocó el área de entre su boca y nariz, viendo como sus dedos se macharon de rojo.Valdimir avanzó hacia él con paso lento y decidido con sus ojos brillando en una maldad que Erik jamás había visto.—Se me ocurrió que matar al hijo de Valdimir y Aelina sería interesante... —dijo, y en ese momento, al escucharlo hablar en tercera persona, Erik comprendió con horror que quien estaba frente a él ya no era su padre, sino la sombra que lo había consumido—. Te torturaré tan
TIEMPO ACTUAL – REINO HUMANO DE VIENTALIA: BATALLAS AMISTOSASEn el centro del salón del trono, los espectadores aguardaban con expectación el inicio del siguiente combate. El ambiente estaba lleno de emoción, mientras los murmullos de la multitud se mezclaban con el sonido metálico de las armas siendo preparadas.De repente, la voz potente del heraldo se escuchó por todo el recinto:—¡Ahora es el turno del duque Arik del reino de Kolgrim!El joven de porte noble y mirada cálida dio un paso al frente. Erik, o como todos lo llamaban en el reino humano, Arik, con sus diecisiete años, irradiaba una mezcla de nerviosismo y entusiasmo. Su cabello castaño contrastaba con unos ojos ámbar que reflejaban la fuerza de su linaje mixto.Un asistente que estaba a cargo de las batallas amistosas se acercó para entregarle una espada sin filo, diseñada especialmente para ese tipo de encuentros. El muchacho la tomó con firmeza, sintiendo el peso familiar del arma en sus manos. Antes de tomar posición,
VARIOS MESES DESPUES: REINO HUMANO DE VIENTALIAValdimir y Aelina yacían entrelazados en su lecho, sus cuerpos desnudos todavía conservaban el calor de una noche de pasión típica de ellos que, nunca dejaban de disfrutarse mutuamente cuando estaban solos. La luz del amanecer se filtraba tímidamente por las cortinas, dándole a la habitación un resplandor dorado que realzaba la belleza de esa habitación de la princesa heredera y su esposo el príncipe consorte. Para ese momento, el vientre de Aelina, a una semana de llegar a su noveno mes de gestación, se erguía majestuoso entre ambos, como un recordatorio visible del fruto de su amor.En esa agradable mañana de primavera, el antiguo Rey Lobo del reino de Kolgrim fue el primero en despertar, como era su costumbre. Sus ojos color ámbar, antes fríos y calculadores, ahora brillaban con una calidez inusitada al posarse sobre la figura de su amada. Con delicadeza, sus manos recorrieron la silueta de Aelina, deteniéndose en sus suaves senos, aho
TRES MESES DESPUÉS: REINO HUMANO DE VIENTALIA—Eras tierno de bebé, Erik —comenzó a decir Nikolai, con sus ojos brillando llenos de nostalgia y afecto mientras sostenía al pequeño con una delicadeza que contrastaba con su apariencia imponente de Rey Lobo.El Erik joven, parado a unos metros de distancia, observaba la escena con una mezcla de fascinación y vergüenza. Era extraño verse a sí mismo como un bebé indefenso, tan ajeno a los desafíos que el futuro le depararía. Un escalofrío recorrió su espalda al pensar en todo lo que había vivido y cómo esas experiencias lo habían moldeado, mientras que su yo de esa línea temporal no tenía idea de nada.«Sin duda, tendremos distintas personalidades…», pensó Erik sin poderlo evitar.Valdimir y Aelina, sentados en cómodas sillas de la terraza real, no podían apartar la mirada de la escena. El orgullo paternal brillaba en los ojos de Valdimir, mientras que Aelina sonreía con ternura, con sus manos inconscientemente acariciando su vientre, donde
Para ese momento, el sol de la tarde bañaba la terraza del palacio en un cálido resplandor dorado, creando un ambiente acogedor y sereno. Allí, reunidos en un círculo íntimo, se encontraban junto al bebé, Valdimir, Erik, Aelina, Theodor y el rey Nikolai. El centro de atención, sin embargo, era un pequeño bulto envuelto en suaves mantas en los brazos de su padre: el bebé Erik, que ya contaba con tres meses de edad.El infante era una visión de ternura y belleza. Sus enormes ojos color ámbar, curiosos y brillantes, parecían absorber todo a su alrededor con una intensidad sorprendente para alguien tan joven. Su piel tostada resplandecía con salud, y unos suaves mechones de cabello color miel coronaban su cabecita. Todos los presentes sabían que, con el tiempo, ese cabello se oscurecería hasta alcanzar el tono castaño que lucía el Erik joven, creando un vínculo visible entre el bebé y su contraparte del futuro.El paso del tiempo se hacía evidente en los rostros de la joven familia. Erik,
La noche había caído sobre el castillo del reino humano, envolviendo sus torres y murallas con la frescura y quietud de la noche. En su habitación, bañada por la suave luz de las velas, Celeste se encontraba sentada frente al espejo de su cómoda, viendo su figura esbelta reflejada en el cristal. Sus dedos, largos y delicados, se deslizaban por su cabello dorado, desenredando con cuidado cada mechón. El suave roce del cepillo contra su melena producía un sonido rítmico, casi hipnótico, que contrastaba con el tumulto de pensamientos que agitaban su mente.Vestida con su pijama de seda, Celeste dejó que sus ojos vagaran por su reflejo. Su mirada, normalmente vivaz y determinada, ahora se veía pensativa, casi melancólica. Sin darse cuenta, su mano se alzó hacia el espejo y sus dedos rozaron la fría superficie. En ese instante, un pensamiento cruzó por su mente como un relámpago:"Erik puede atravesarlo... con su magia del espejo"El nombre de Erik resonó en su interior, evocando una mezcla
Intentando mantener la compostura, Celeste carraspeó suavemente antes de hablar.—A los 21 años, seremos caballeros del reino —comentó la rubia mientras sus dedos se movían con destreza entre los mechones castaños de Erik.Erik, sintiendo el calor de las manos de Celeste en su cabeza, no pudo evitar sonreír. Aunque ella no podía verlo, la diversión en su voz era evidente cuando respondió:—Tú serías una dama, no "caballero".Celeste pudo imaginarse la sonrisa en el rostro de Erik, esa sonrisa que hacía que su corazón saltara un latido. Continuó con la trenza, agradecida de que él no pudiera ver el rubor que se extendía por sus mejillas.—Sí, aunque no hay muchas "damas" en nuestro regimiento —reflexionó Celeste, con sus dedos moviéndose con precisión.—No —concordó Erik, usando una respuesta breve pero llena de significado.Un silencio cómodo se instaló entre ellos por un momento, roto solo por el suave sonido de los dedos de Celeste trabajando en el cabello de Erik. Finalmente, ella h