Cuando llegaron a la ciudad la convivencia empezó a ser tensa, los días siguientes la actitud de Stefano era fría con ella. A pesar de que estaban juntos, la distancia entre ellos era palpable. Sandra intentaba todo para hacerlo reaccionar, buscando la forma de reconquistarlo de alguna forma, pero é
—Claro que somos compatibles, te puedo hacer una lista de cosas que tenemos en común… —él la interrumpió. —No quiero sufrir Sandra, no quiero volver a ser rechazado por una mujer que amo… yo tengo mucho resentimiento, dolor, complejos, porque fui un niño abandonado… tengo miedo de que te des cuenta
Santos estaba punteando la competencia cuando sintió un dolor intenso en su estómago. Estaba pasándoselo muy bien, lo único que le importaba era la carrera; se sentía como si flotara sobre los neumáticos. El viento acariciaba su rostro y su espíritu empezaba a tomar forma nuevamente gracias al depor
Stefano y Sandra e quedaron de piedra ante la noticia, ella no podía creerlo, no estaba preparada para eso, de hecho, no quería ser madre, por lo menos por ahora, se llevó las manos a la cabeza con un gesto de desesperación. Stefano, aunque se veía serio, no podía contener la felicidad que se agita
» Y a pesar de todas mis tristezas, mi dolor, no cambiaría los momentos que pasé con mi papá… por eso ahora me siento feliz por él, quisiera que su relación con Sylvana funcionara porque ese hombre se merece el cielo y todo lo bueno que le pueda suceder a un ser humano. —Bueno, ya terminé aquí, pod
Un momento después, Stefano levantó su rostro y sus miradas se reencontraron. Él la abrazó más fuerte entonces, como si quisiera decirle todo lo que no podía verbalizar. Y ella se aferró a él como si jamás quisiera soltarlo. Compartieron un largo momento sin palabras, solo el abrazo decía todo lo qu
Los días fueron pasando, los dos se abocaron en los entrenamientos del circuito de carreras de Yas Marina, el cual contaba con una vista increíble al mar, sus aguas azules se veían hermosas y era una experiencia maravillosa para Sandra y Stefano. El ambiente en el estacionamiento se encontraba lleno
—¡¿Está seguro?! —preguntó sin poder contener la emoción. El médico le mostró de nuevo la pantalla, le tomó una imagen y se la dio, Stefano se quedó viéndola por un rato, sin poder creer que todo eso era verdad, le parecía un sueño, se sentía el hombre más afortunado del mundo. Se acercó a Sandra,