—¿De qué se trata? —preguntó Santos—Quiero que tengamos un trío sexual—dijo Stefano con voz ronca.Santos, que en ese momento estaba tomando el contenido de agua de una botella, terminó ahogándose y el agua le salió hasta por la nariz, mientras no dejaba de toser.Pese a ello, notó como su cuerpo r
Dijo y caminó de prisa, esta vez le tocó en la misma suite con Santos, al entrar este estaba observando el paisaje a través de la ventana. —Necesitamos hablar —dijo Stefano con seriedad. —No tengo nada que hablar contigo… más bien perdona la explosión de hace un momento, lo hice en un ataque de im
Stefano miró a Santos y se alejó molesto. —¿Te causa placer estar en esa condición? —no esperó respuesta y siguió hablando—. Ya veo… quieres hacerme objeto de tu burla. —No es así, déjame explicarte… —comenzó a decir Santos y Stefano no lo dejó hablar. —No necesito ninguna explicación… de ahora e
Sandra se quedó pensativa y luego agregó.—Está bien, lo haré, mas no haré el anunció aquí, si no en Australia.—Eso espero… novia —pronunció arrastrando sus palabras, mientras salía con una sonrisa triunfal en el rostro.—¡Idiota! ¿Crees que vas a chantajearme a mí? No sabes con quien te estás meti
Por leves segundos Sandra se sintió nerviosa, pero en segundos recobró su control.—Así le digo al señor Taddeo, después de todo es el abuelo de mi novia —dijo con aparente tranquilidad.—¿Es abuelo de Sandra Hamilton? —preguntó con el ceño fruncido y Taddeo y Santos se miraron por leves segundos.—
—Ese es el problema cómo voy a conseguir que Santos y Sandra vayan con Stefano sin que se den cuenta de que soy la misma persona. Esto es demasiado frustrante. —¿Cuál es el problema? No pueden ir juntos, pero si te gusta realmente pueden ir por separados —dijo Taddeo, no viendo problema. Sandra
Sandra sabía que quizás era impulsivo lo que estaba haciendo, pero no podía negar el deseo que se agitaba en su sangre, se convenció a sí misma, que tan solo una vez sería suficiente, pensó que una sola oportunidad sería suficiente pata exorcizar el deseo en su interior. Sandra cedió, se bajó del
—¡Sí! —exclamó él con voz ronca. La volvió a besar mientras la penetraba más profundamente, las sensaciones eran insoportables, ella se agitó entre sus brazos, arqueó su espalda mientras él siguió embistiéndola con fuerza. Stefano entró y salió sin cesar, ambos gemían de deseo, los gemidos de Sand