Sandro se preocupó porque tuvo la impresión de que ella trataba de evadirlo, de hecho, se dio cuenta de que estaba irritada, pese a ello, prefirió mantenerse en silencio en ese momento, porque no quería que terminaran en una discusión, sobre todo porque no tendría tiempo ahora de solucionar ese prob
Sandro se quedó viendo a su hermano por completo impactado. —¡No Mike! Debe haber un error, seguramente es por el cansancio… duerme seguramente al despertar podrás volver a ver —pronunció Sandro en tono de desesperación, tratando de convencerse así mismo, al mismo tiempo que las lágrimas comenzaban
Carlotta se quedó viendo al hombre de pies a cabeza, con una expresión inescrutable, ahora que lo observaba se preguntaba ¿Cómo pudo haber creído estar enamorado de un patán de semejante magnitud? Massimo malinterpretó la expresión de la mujer y siguió burlándose de ella. —Me imagino lo terrible q
Sandro la abrazó y la consoló. Cuando entraron al apartamento Carlotta se metió en la ducha para calmarse, unos segundos después entró también el hombre le tomó el brazo y empezó a acariciarla con suavidad. —Tenía ganas de acabar con ese patán con mis propias manos, no sé cómo se atrevió a meterse
Carlotta no podía creer esos resultados, a pesar de ser tres pruebas, se negaba a aceptarlo, no porque no quisiera tener un hijo con Sandro, lo amaba tanto, que ese era su mayor sueño, si no porque él repetía de manera constante que no estaba preparado para ser padre… ahora como iba a salirle dicien
Sandro se mantuvo en silencio por un par de minutos y luego prefirió marcharse. —Te dejaré para que descanses, seguro todo lo que te está sucediendo es secuela de lo que pasó con ese hombre, y es que hasta gritaste su nombre en sueño —dicho eso se retiró dejándola sola. Por su parte, Carlotta inte
Carlotta llegó al apartamento que compartía con Sandro, sintiendo que solo caminaba por inercia, fue a su habitación, se paró frente al espejo y observó el reflejo de una mujer triste, con ojos rojos y ojeras, extendió su mano y acarició con suavidad el reflejo del espejo. —¡Nunca más Carlotta Ferr
—¿Dónde está esa maravilla de mujer? ¿Cuándo nos la vas a presentar? —interrogó otro.—A ella poco le gusta trasnocharse, así que se quedó en nuestro apartamento descansando —respondió el hombre con una sonrisa.—¿Sabes qué Hamilton? Nunca hemos sido amigos, tu regreso, puede que me quite las posibi