—¿Acaso te gusta también el tal Mike? —interrogó Ren con una expresión de sorpresa. —No, él no me importa, aunque si su hermano se llama… —no fue necesario terminar porque su hermano la interrumpió. —¿Acaso hablas de Sandro Hamilton? —interrogó su hermano abriendo los ojos de par en par, para desp
Carlotta se puso una mano en la boca para tratar de contener sus propias palabras, sin embargo, ya era demasiado tarde, sin darse cuenta terminó hablando más de la cuenta, pero es que siempre era así cuando se trataba de su hermano, nunca habían tenido secreto entre ellos y ella se sentía en tanta c
—No creo, puedes vivir amargada y reclamar, en cuyo caso no ganarás nada porque no cambiaré de postura, no voy a retirar los guardaespaldas, por lo cual solo te queda hacerte la que no están allí y seguir tu vida normal... por otra parte, quería avisarte para que no te tome desprevenida y no te enoj
El rostro de Sandro era de dolor, los observó de pies a cabeza, luego llevó su mano a su frente. —Si no querías iniciar una relación conmigo, porque aún te interesaba alguien, debiste decírmelo, aunque hubiese sido doloroso, lo habría entendido ¿Por eso te fuiste del apartamento? —¿En serio crees
—Entremos a la casa —pidió Carlotta, abriendo la puerta. Al entrar el olor a limpio inundó las fosas nasales del chico, giró la vista y se dio cuenta de que le había colocado varios detalles, dándole una apariencia más hogareña, no pudo evitar sonreírse. —Me gusta tu nueva casa, se parece a ti.
Las miradas de Carlota y Sandro se cruzaron, él sabía que ellas necesitaban su privacidad, y estaba decidido a darles su espacio, a pesar de estar preocupado porque Carlotta le preguntara a Katy cómo llegó allí, en cuyo caso estaba seguro de que esta no dudaría en decirle como lo hizo, y temía que e
—Cuñado, tienes el rostro muy pálido, ¿Sucede algo malo? —interrogó y este lo miró pensativo. —Se trata de Katy, ha llegado a conversar con Carlotta —aún estaba hablando cuando Ren salió como una bala por la puerta adelantándose a él y corriendo hacia la sala y después el grito de emoción al verla.
Sandro suspiró y la miró a los ojos. —Porque te amo, Carlotta, y me preocupa lo que pueda pasarte, cuando supe lo que sucedió en el restaurante me dio miedo que de nuevo ese hombre intentara hacerte daño, y cada vez que estoy lejos no puedo dejar de pensar en ti ni un solo segundo, me preocupa que