Al día siguiente Carlotta se levantó temprano, a pesar de sentirse más cansada que nunca, porque durante la noche no pudo dormir muy bien, cerraba los ojos y sentía el impacto del objeto en su frente. Se metió a ducharse, al mismo tiempo que colocaba su celular con música en la tapa del inodoro y e
Conversaron por un par de minutos, luego Carlotta esperó a la chica de servicio en la puerta de la habitación de Sandro, llegó unos minutos después acompañada de otra empleada, cada una llevaba una bandeja. —Por favor, déjenlas allí en la mesa debidamente tapadas, luego me encargo yo de dársela. —
Sandro no podía creer que ella se sentara a comer frente a él como si nada y lo peor es que su comida se veía apetitosa y la boca terminó haciéndose aguas, tragó saliva, y empezó a golpear la cama con sus puños. —¡Búscame mi bandeja de comida! ¡Ya! —exclamó molesto. —¡¿Perdón?! ¿Me hablas a mí? Po
Capítulo 8. ¡Me gustó! Sandro se quedó con el cuchillo en la mano, al mismo tiempo que numerosas preguntas surgían en su cabeza. «¿Realmente me hubiera gustado morir en ese accidente? Creía que sí, más ahora no estoy tan seguro», se dijo sin dejar de pensar en la ojisazules, se sonrió al recordarl
Las palabras de la mujer impactaron en la joven que sintió resentida su autoestima. Justo en ese momento llegó Mike, quién estuvo en la oficina de la empresa trabajando con su padre, dándole unos consejos, se quedó de piedra al escuchar a su madre atacar a Carlotta porque ella no era así. —¿Qué pa
Definitivamente, eso estaba mal, si a alguien se le ocurría elaborar un manual de lo que no se debe hacer con un paciente, seguro tomaría su rutina del día anterior y de ese como ejemplo, pero eso no le importó, se dejó llevar por el beso, hasta que ambos sintieron que el aire les faltaba. —Esto es
—¿Por eso estás con mi hermano? ¿Por el dinero? Es mayor que yo quince años y tú eres por lo menos menor a mí como tres o cuatro años… aunque por fuera se vea de unos diez menos, creo que no deberías buscar a alguien tan viejo como él… cuando pase el tiempo y llegues a la edad madura, tú tendrás cin
Carlotta dejó de escuchar sus palabras al ver la sangre en la bañera. —¿Qué diablo hiciste? ¡Estás loco! —ella iba a revisarlo y él la sostuvo de la mano. —Dejar de fingir que te preocupas por mí, no puedes preocuparte por alguien a quien no conoces… incluso ayer me dejaste todo el día solo, sin c