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Luca corrió tras Catalina, logró alcanzarla antes de salir de casa, la abrazó con fuerza por detrás, estrechando su cintura.Catalina rompió en llanto.—¡Suéltame! ¡Déjame ir!—¡No! Escúchame, por favor —dijo y la giró para que le mirara.—¡Déjame! Si no crees en mí, está bien, comprendo que ya no me ames, pero déjame ir.—¡Nunca! Mírame, no es verdad, estoy fingiendo, amor, tengo un plan para refundir a tu hermana en prisión.Catalina se quedó perpleja, mirò a Luca incrédula.—¡¿Qué?! —cuestionóÉl acunó su rostro.—Voy a destruir a Ariel, no voy a permitir que lo que te hizo quede así, voy a hundirla, la veré y haré que diga la verdad, dijo que llevaría al tipo que te dañó…—¡No! —exclamó—. No quiero saber quién es, ¡no quiero verlo! —gritó desesperadaLuca la abrazó al sentir su ansiedad.—No lo verás, él nunca te volverá a lastimar, ¡lo voy a matar!—¡No! No quiero perderte, Luca, no me dejes, por favor.Catalina lo abrazó con fuerzas.***Al día siguiente.Mia y Helena quedaron en
Mia tenìa ojos al borde de llanto, estaba enrojecida hasta las raíces, aún tocaba su mejilla.Intentó irse.—Hija… —La palabra salió de la boca de la mujer de forma muy repentina.Cuando Mia se giró sorprendida, Darina se dio cuenta de lo que dijo, hundió la mirada, no era lo que quería decir, entonces, ¿Por qué lo había dicho?Rápidamente, su consciente obligó a pensar que la llamaba así porque era de esa forma en que llamaba a todas las mujeres menores a ella, pero, algo le decía muy dentro que no era cierto, y que su inconsciente sabía que Mia era su hija, cuyo odio parecía una máscara.—¡Yo no soy tu hija, lo has dejado claro, mil veces! ¿Qué quieres ahora? Déjalo así.Mia dio la vuelta, dispuesta a irse.—¡Mia! Catalina es una víctima.Mia se detuvo.—Claro, la adoras, ¿Verdad? Ojalá que Catalina fuera tu verdadera hija.—No, Mia, Catalina está sufriendo, estoy cerca de ella porque me identifico con su vida.—Quédate con ella —dijo Mia con tristeza en su corazón.Salió deprisa
—Mia…Mia se sentó sobre la cama, limpió sus lágrimas.—¿Por qué dices eso sobre los celos? Dime, ¿Es que a ti te gusta Luca…?—¡No! Es por Darina.Catalina frunció el ceño.—¿Darina?—Darina es mi madre.Catalina abrió ojos enormes.Ella sabía sobre lo que Darina vivió y tuvo una hija, ahora sabía que Mia era esa hija, sus ojos se llenaron de lágrimas.—¡Mia!—¿Lo sabes todo?Catalina asintió, se abrazaron.—Quiero ayudarte, Catalina, como no pude ayudar a mi propia madre, quiero que tú seas feliz, que no odies, quiero que seas salvada.—Mia no tienes que hacer esto, no expíes culpas que no son tuyas…—¿Estás embarazada?Catalina asintió.—¿Qué harás? ¿Vas a…?—No sé, quizás aborte o quizás no… quizás lo tenga y lo dé en adopción.Mia rompió en llanto.—¿No podrías amarlo ni un poquito? —exclamó con la voz rota.Catalina tenìa ojos enrojecidos, recordó el latido de ese corazón que aún estaba en su mente, todo el tiempo.—No lo sé, Mia, debo esperar, no sé nada, mi vida pende de un hil
Llamaron a la puerta, Ariel se puso nerviosa.Luca fue a abrir, y la policía entró, la mujer no lo podía creer.Leyeron sus derechos y le dijeron que estaba detenida.—¿Por qué? ¿Cuál es mi delito? —exclamó desesperada—Se le acusa de cómplice de secuestro, violencia sexual contra una mujer.Los ojos de Ariel se abrieron enormes.—¡No tienen pruebas!—Tenemos pruebas, por eso queda detenido.La esposaron, Ariel comenzó a gritar con desesperación, pero nadie le hizo caso, la llevaron detenida.—¡No tienes pruebas, Luca!—Créeme que las tengo —dijo con una gran sonrisa.Afuera estaban Jorge, Diego y Arturo, junto al abogado, fueron con ellos rumbo a la comisaria.Al llegar, ahí estaban los padres de Ariel.El señor Miles lloraba sin control.—¡Por favor, Luca, ¡ayuda a mi hija!Luca le mirò sorprendido.—¿Sabe lo que su hija hizo? ¿Tiene idea del daño que causó a Catalina?—¡Entiende! Es su hermana, no podremos soportar ver a nuestra hija presa.—Pues yo sí que podré y Catalina también p
—Entiendo que tú estés en ese lugar, puedes amar u odiar, pero yo no quiero eso, no quiero eso ahora, estoy tan cansada —dijo Catalina sollozando.Helena la abrazó y la llevó a su habitación.Darina dio la vuelta y se fue.Mia fue tras ella, Amaranta quiso detenerla, pero Mariza intervino.—Déjala, por favor.Mia fue tras ella, Darina caminó por una calle, Mia tomó la mano de Darina.Darina se estremeció al sentirla, tenìa ojos cubiertos de lágrimas.—Lamento lo que dije ayer de Catalina, no quería insultarla, pensé lo peor, no sabìa porque la defendías, ahora lo sé, y te admiro por hacerlo.Las palabras de Mia lograban desestabilizarla.—Sè que me odias, y tienes tus razones, quisiera cambiarlas, pero no puedo, ojalá algún dìa…Darina soltó su mano.Mia sintió una tristeza oprimiendo su corazón.—Entiendo, tal vez nunca lo hagas, pero, Darina, debes saber que siempre estaré aquí, esperándote con los brazos abiertos, en las buenas y en las malas.Darina tenía ojos cubiertos de lágrimas
Al llegar a casa, Arturo cerró la puerta, cargó a Mia entre sus brazos, la subió a la alcoba.—¿Qué haces, Arturo?—Te amo, quiero amarte.Ella sonrió, feliz.Fueron a la habitación y al entrar la puso sobre la cama. Él comenzó a quitarse la ropa, era su habitación de siempre.—Te amo, Arturo, te amo…Él sonrió, era adorable escuchar que ella lo dijera, de esa forma en que parecía tan real.—¿Me perdonas? —exclamó con ojos dulces.Ella acunó su rostro, lo besó de nuevo.—Te perdono, olvido todo y te amo de nuevo.Él levantó su vestido, era la imagen perfecta de su fantasía más erótica, le quitó el sostén.Sus manos acariciarnos sus pechos, haciéndola gemir, solo al tacto, la recostó en la cama, necesitaba hacerla suya, besó su cuello, sus pechos, cada rincón de su piel, ella era tan suave como la seda, sus caricias incrementaron, sintiendo como ella temblaba, estaba tan encendida, podía escucharlo en sus labios, vio sus ojos cerrados, disfrutando de ese placer.Tocó entre sus piernas,
Luca mirò sus ojos, la abrazó a su pecho con fuerzas.—Tranquila, amor, pronto sabremos qué es lo correcto, confiemos en Dios.—¿Dios? ¿Aún crees en èl?Luca acunó su rostro.—Creo en él, porque lo veo atrás de tus ojos, en tu amor.Él la besó con dulzura.Ella sonriò. Y se recostó a su lado.***Al dìa siguiente.El abogado dijo que la siguiente semana comenzaría el juicio contra Ariel, pero que ella se negaba a decir el nombre del abusador. Esto sentó muy mal para Luca, no soportaba esa idea, quería saber quién era ese hombre, que tuviera un buen castigo.—Esperemos que la condenen, ¿creen que lo haga?—Su sentencia será severa si no dice nada, en cambio, si habla, puede tener una condena un poco màs corta.Luca asintió.—Te aseguro que, si se niega a hablar, también la obligaré a hablar —sentenció Luca.Luca debió salir, pero Mia llegó enseguida y Arturo fue con Luca.Ambos decidieron ir a la comisaría.—¿Crees que la pesadilla termine? —exclamó Luca.Arturo asintió.—Todo va a par
Luca volvió a casa. Catalina tenìa la cena lista, èl la mirò, Mia le contó lo que pasó.—¿Estás bien?Ella asintió.—Estaré bien.Luca le mostró una tarjeta.—Es una buena terapeuta, creo que podemos ir los dos.Ella la miró y asintió.—¿Podemos también apoyar a Darina? Ella ha sufrido lo mismo que yo, Luca. No quiero odiar al bebé, no quiero abandonarlo y que, cuando me busque, no sea capaz de amarlo. No quiero ser como Darina, ni que mi hijo sufra como Mia sufre, sin entender el porqué no es digna de recibir amor, no quiero eso.Luca la mirò con ternura, besó su frente.—Tú no eres así.—Sí, lo soy, cuando vi a mis padres, cuando solo quería defender a mi hermana, sentí tanto odio, quería acabar con ellos, tenía tanta rabia en mí, que me sentí como otra persona.—Amor, es normal sentir todo eso, eres una humana.—Pero, no quiero volverme un monstruo que solo siente ira u odio. Me han robado tantas cosas, Luca, pero no quiero que me roben el amor.Luca la abrazó.—No te lo robarán, y