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—¡Señor Estévez! —exclamó la madre superiora, pero el hombre se había marchado.—Déjelo ir, madre, no es un hombre importante.—Es un benefactor, vino a ayudar a la causa.Luca tomó la mano de la madre, y fueron adentro de su oficina.—Le puedo asegurar que nosotros haremos que consiga el presupuesto para remodelar el orfanato.La monja estaba esperanzada.Mia le dijo que harían una fiesta con la gente de la alta sociedad de Barza, así conseguirían muy pronto el dinero necesario, además de lo que la empresa Santalla ya donaría.La mujer estaba tan feliz.Mia fue la primera en salir, quería ir a despedirse de los niños, pero Luca se quedó con la madre superiora.—Quiero hablar con usted, madre.—¿Qué sucede, hijo?—Tiene aquí a una mujer que no es religiosa, y que no es digna de serlo.La madre superiora se quedó perpleja, no podía imaginar que eso sucediera en su convento.—No entiendo, eso es imposible, las monjas y novicias que están aquí son mujeres dedicadas a nuestro señor. ¿Qu
Arturo condujo hasta un hotel, no dejaba de pensar en ese beso, le dolía hasta el alma.—¿Cómo pude perderte? ¿Cómo pude arruinar nuestras vidas, Mia? ¡Lo siento tanto! —murmuró.Quiso llamarla, pero le faltó el valor.***Pronto Luca y Mia, llegaron a la casa de Mariza y Jorge, nadie estaba ahí.Ambos parecían mal.—Ver a Catalina, debió ser duro para ti, ¿ella te dijo algo?Luca negó.—No, no lo hizo, no importa, ya no me importa.—Luca, no mientas, sé que te duele.—Dime, ¿Por qué meterse de monja? ¿Por qué no me dio la cara? Es tan… arrogante… tan cruel.—No lo sé, la vi sufriendo, creo que hay algo raro.—Nada raro, no quiero volver a verla.Mia lo abrazó. Luego fueron a dormir cada uno a su habitación.Màs tarde, Mariza y Helena llegar hasta ahí.Mia le contó a Mariza y Helena que, efectivamente, Luca encontró a Catalina.—Fue triste, y Luca la insultó mucho, ella solo lloró.—Debo ver a mi hijo.Mariza subió la escalera, llamó a la puerta y Luca abrió.La dejó pasar.—¿Cómo te
Darina estaba pensativa sobre ir al evento, además de ser una orden, decidió ir porque quería saber la verdad.«Veré a Mia, podré saber la verdad», pensó.Catalina llegó con ella.—¿De verdad debemos ir?La mujer asintió.Llevaban sus hábitos y salieron al auto, donde ya estaba la madre superiora.***La fiesta era en un salón lujoso y antiguo en un viejo castillo.Mia sonriò al ver a los invitados llegar, estaba segura de que recaudarían dinero, y lo lograría.Caminó por los pasillos.—Mia.Mia escuchó la voz de Arturo, sintió tristeza de verlo, pero su gesto se volvió severo.—¿Qué quieres?—Yo… quiero hablar, merecemos decirnos algo, no quiero que me odies.—Muy tarde, Arturo, ya te odio, luchaste por conseguirlo, puedes estar orgulloso de esto.Los ojos de Arturo se volvieron temblorosos, ella se alejó de él.Mia no pudo evitar llorar, Darina la observó. Se acercò despacio.—Mia…Ella la mirò, de pronto, Mia se abalanzó a sus brazos, como si buscara un refugio.Darina se quedó cong
Catalina hundió la mirada, no pudo evitar que las lágrimas cayeran por su rostro.Darina estaba perpleja, era su hija quien se casaba con Luca, pero cuando encontró la mirada de Catalina la vio tan triste, que solo pudo tomar su mano, y llevarla lejos de todo eso.Arturo mirò a Mia, ella vio sus ojos, hundió la mirada.Cuando volvió la mirada, notó que Arturo se marchaba sin mirar atrás.Afuera de la fiesta, Amaranta alcanzó a su hijo, junto con su padre.—¡Arturo, no te vayas así!—Ahora no puedo hablar, madre.—¡Asume las consecuencias de tus actos, Arturo! No eres màs un niño, elegiste el divorcio, ¿Qué estás peleando? ¡Actúas como un imbécil! Y he conocido imbéciles.—¿Eso soy para ti, padre? ¡No tienes idea de lo que estoy sacrificando, no porque lo hago!Diego se quedó perplejo.—Entonces, habla, soy tu padre, déjame ayudarte.Arturo esbozó una risa amarga, negó.—Nadie puede salvarme ahora.El hombre subió al auto y se fue.Amaranta estaba angustiada, y Diego la abrazó.—Todo e
Luca miró a Mia, tuvo también miedo, después de todo, para él, Arturo era de su familia, su primo.Mia estaba ansiosa, no podía ni hablar, sollozó y Luca tomó el control, tomó el teléfono y escuchó la dirección.Colgó.—Vamos al hospital.Antes de irse, llamaron a Amaranta y Diego, ellos debían estar ahí.***En el hospital.Al llegar, Mia estaba desesperada, pidieron información, solo les indicaron que Arturo estaba siendo atendido.Amaranta llegó y la abrazó.—¡Madrina, lo siento mucho! Yo no quería que esto pasará, yo…—¡No es tu culpa, Mia! No tienes nada que ver en esto, hija, ha sido un accidente.Mia sollozó.El doctor llegó, Diego se acercó a èl.—¿Cómo está mi hijo?—El paciente está bien, sufrió unos golpes, nada que no cure en quince días.Respiraron con alivio.—¿Podemos verlo? —preguntó MiaLucca no quería que lo viera, pero no se atrevió a decir nada, ni impedirlo.—Ve tu primero, Mia, yo iré después.Mia ni lo pensó, porque sentía una angustia que solo calmaría si veía
Corina llegó al motel donde Ariel le pidió encontrarse.Ella estaba tan asustada, porque su empleada de limpieza la llamó y le dijo que la policía estaba buscándole.Al entrar a la habitación de ese lugar de mala muerte, Ariel estaba ahí.—¡Dijiste que esos hombres no hablarían! Y mira lo que pasó —exclamó.—Tranquila, no hay nada que hacer, ya hablaron.Corina la empujó.—¡Quieren llevarme presa a mí!—Pues ni modo, ese es tu problema, no el mío.Corina abofeteó su rostro.Tomó su teléfono, reprodujo un video, era Ariel revelando el daño que le había hecho a Catalina.—¡O me liberas de esto o este video irá a todo el mundo!Ariel se lanzó sobre ella, pero Corina la empujó al suelo.Corina salió corriendo, Ariel la maldijo en su mente.Salió desesperada, llegó al estacionamiento y fue tras ella.Corina corría por las calles, estaba dispuesta a llamar a Arturo, pero èl no respondió, entonces, la mujer le envió un mensaje, se detuvo para escribir.«Es verdad, sí, yo pagué para que creye
—¡Demonios! —exclamó Luca, incrédulo de que hubiese pasado eso.Mirò a su hermana.—¿Sabías qué ocurriría?Helena negó, pero se acercó a él.—Luca, mira mis ojos, no nos hagamos tontos, sabes que Mia ama a Luca, casarse contigo por despecho no lleva a nada bueno, tú tampoco lo amas, solo querías vengarte de Catalina, por favor, eres mejor que esto.Luca hundió la mirada.—¿Por qué no me dijiste que viste a Catalina?Helena lanzó un suspiro.—No quería herirte, pero si la vi, parece que eligió el hábito. Aún creo que algo oculta.—La odio, la odio como la amé.Helena negó, acunó su rostro, y volvió a negar.—No te mientas, el odio no es màs que un amor confundido, aún la amas, pero estás furioso, lo único contrario al amor es la indiferencia y ella es todo menos indiferente para ti, acéptalo, solo así podrás sanar.Helena se alejó y fue adentro a avisar que la fiesta se cancelaba.Pero, Luca entró.—Sigan la fiesta, me casaré, pero no con Mia.Jorge se acercò a su hijo.—¿Qué es este
Mia tenìa ojos enormes, parecía en trance, apenas las palabras salieron de la boca de Arturo, sintió mucho miedo, pensó que había roto a Mia.La abrazó con rapidez, pero ella lo empujó, no lo empujó de una forma agresiva, aún tenìa la mirada perdida, era como si estuviera tratando de comprender cada palabra que decía.—¿Qué? ¿Qué dijiste? No puede ser…—Mia, esto no tiene nada que ver contigo, tú eres una persona maravillosa y…—¡¿Es cierto?!Mia se sentó en la cama, sus lágrimas rebotaron.—No lo puedo creer.Arturo se puso de cuclillas frente a ella, tomó sus manos y las besó.—No, Mia, mírame, por favor, no quería hacer esto, no quería decírtelo.—¡Me has mentido todo el tiempo! —dijo feroz, empujándolo al suelo, se levantó.Arturo se levantó, acunó su rostro.—Te amo, mi amor, perdóname; es que, no quería decírtelo, no quería hacerte sufrir.—¿Querías dejarme en tus mentiras por siempre?—No, Mia, solo no quería que sufrieras, hubiera callado toda la vida para no romperte el recuer