Me quedo de pie en el muelle donde la lancha se detuvo. Frente a mí, hay una casa de buen tamaño, a un lado diviso otra más pequeña. Alrededor veo la vegetación que hace la casa casi invisible al ojo humano, a menos que este a cierta distancia.Es en toda regla una casa para vacacionar. Desde los grandes ventanales hasta las barandillas de cristal del piso superior. Me quito los zapatos y sigo a Cillian de cerca.Lo que me tiene al borde de un ataque de histeria es que estemos solos en medio de la nada.No es justo.—Norman y los demás hombres estarán en la casa de visitas— señala la pequeña edificación a un lado.Cuando la arena toca mis pies no puedo evitar sonreír. Siempre me ha gustado viajar, pero entre mi carrera en construcción, pagar el departamento y ahorrar el resto, no me quedaba nada para poder hacerlo.Al entrar por la puerta principal, me encuentro con un gran espacio. La casa es de techos altos. La escalera moderna si barandillas y los ventanales le dan un toque elegant
Me coloco la última horquilla en el cabello dejándolo en un recogido algo desordenado. Mi vestido azul oscuro de corte griego es fresco para el cálido clima.Mi mirada se dirige a él chupetón que Cillian dejó en mi hombro ayer en la tarde en la piscina.—La carne es débil y el corazón, un pendejo—susurro disgustada conmigo.Después de nuestro tórrido encuentro, salí de la piscina como alma que lleva el diablo, y me encerré en la habitación. No vi a Cillian después de eso. Intento entrar cuando anocheció, pero no le deje. Tenía que subir de nuevo mis defensas.Cuando creí que ya se había ido dormir, bajé por algo de comer y volver corriendo a mi escondite.—Como una maldita rata —Helena resoplo.Esta mañana no lo vi. Le pregunté a Norman al cual encontré en el salón, solo respondió que su jefe había salido al poblado. Su mirada gélida me produce incomodidad. Prefiero a Fran, el hombre me cae bien y es muy amable.La hora del almuerzo llego sin noticias de Cillian. Había preparado algo
El camarero nos sirve la cena antes de retirarse. —Necesito que me cuentes que pasaba por tu cabeza durante este tempo en el que no estuvimos juntos— indago de repente. Este se queda con el cubierto a medio camino y me mira. —Helena. —No. Quiero saberlo. Se queda en silencio un momento, hasta que se da cuenta que no pienso echarme para atrás con mi pregunta. —Tuve mucho trabajo, si es lo que quieres saber— frunzo el ceño. —La muerte de Canon solo hizo salir de sus madrigueras a los que querían hacerse con su poder. Tuve que educar desde el ejemplo. —Entiendo— murmuro antes de tomar un poco de mi copa de vino. —Traro de ser honesto, pero no quiero ensuciarte con mis asuntos. —Si estamos juntos, son nuestros asuntos Cillian. No me hagas un lado —asevero, no se de donde salió eso, pero es como me siento respecto a todo. —Pero hay momentos en que no voy a poder contarte por tu seguridad. —Que no sea una excusa— le señalo —Seria un detalle que me avises si estas en peligro— iron
—Bien. Tenemos que discutir algunas cosas—murmura Cillian, ya bien entrada la madrugada. Estamos acostados en la cama después de tener una reconciliación en toda regla. Al terminar la cenar regresamos a la casa. Cillian descansa sobre mi vientre y sus manos acaricias mi enrojecido cuerpo. —¿Qué hay que hablar? ¿Del hecho, que estoy tonta por darte otra oportunidad? —digo con mofa— ¡Ay! —me quejo cuando me muerde. —Yo diría que eres muy brillante—dice riendo. —Habla—demando. —Hay reglas que debes seguir. Frunzo el ceño. —No me pongas esa cara —dice incorporándose. —No soy uno de tus hombres para que me órdenes. Suspira. —Cariño. Es por tu seguridad. Arqueo las cejas cuando lo escucho. —Solo te pediré dos cosas —no digo nada. Solo escucho— Uno. Siempre tendrás a alguien tu lado al salir—me mira esperando, pero no respondo— Dos. Si te ordeno hacer algo por tu seguridad, no te enfadaras y pelearas conmigo. Bufo. —Es decir ¿Tú dices brinca y yo lo hago? —me incorpora hasta su
POV CILLIAN.El llanto y los ruegos del hombre que se encuentra tirado sobre un plástico no me perturban. A mi lado, Ares escruta con la mirada al pobre diablo.—Señor… —balbucea el hombre en el piso del almacén—Le juro que yo no sé de qué habla.—¿Me crees imbécil? —mi tono es frío y sin emoción—Piensas que no sé todo lo que pasa a mi alrededor—abro los brazos y lo miro con una sonrisa estudiada— esto me pertenece. Canon es pasado. Tú y tu gente si quieren vivir, me responden a mí. Nadie más que yo decido que pasa y que no en mi maldita ciudad.—Ellos vinieron de su parte.—¿Quiénes? —inquiero— solo dame el nombre de los que se atrevieron a robarme —pongo mi mano sobre el cuello de Ares —¿Él? —lo señalo—Porque él, es mi primero al mando y si no viste su maldito rostro, entonces te jodieron.Mi cabreo ya está a mil, al igual que el de Ares.El hombre lloriquea más fuerte.Miro mi reloj y bufo. No tengo tiempo para esto.—¡Rick! —ladro—Encárgate de sacarle todo lo que necesito—El hombr
Cillian se endereza en su asiento y ajusta la corbata mientras Norman abre la puerta frente a la AI Fiori. Un restaurante de comida italiana ubicado en la quinta avenida. Fran se sitúa al lado de Norman atentos a nuestro alrededor. Bajo de la camioneta y solo por un momento deseo irme y anular el encuentro.Fran es mi guardaespaldas personal y la verdad no podría estar más agradecida. El hombre es callado pero muy observador. Cillian confía en él, así que yo también lo hago.Cillian me toma de la mano y ambos entramos al restaurante. Nos llevan a la mesa donde ya mi madre espera junto a mi padrastro Louis. Por su cara sé que está molesta por el retraso. También me doy cuenta como escanea de pies a cabeza mi aspecto antes de concentrarse en Cillian.Malo.—Quince minutos tarde, Helena—niega.—Lo siento, pero Cillian tenía asuntos que tratar—digo acercándome a ella y dejando un beso en su mejilla. A su lado Louis me da un abrazo rápido.—No me importa esperar un poco —murmura.—Gracias
Me doy un último repaso frente al espejo del vestidor y, me aseguro que me veo bien.Llevo unos pantalones, color negro ajustados. Un top blanco escote halter. El atuendo lo completo con una americana rosa pálido y zapatos de tacón, color nude. Hoy es mi primer día de trabajo en el bufete. Después de mi pelea con Cillian hace un par de días, llame al hombre y me espera.Sé que ha cedido para hacerme feliz, ya que no está de acuerdo con que me “exponga”Satisfecha con mi atuendo. Tomo mi bolso y, salgo de la habitación. Cuando llego al comedor ambos hombres están sentados a la mesa. Ares silba con una sonrisa mientras Cillian me observa en silencio.Tomo asiento al lado de Cillian.Poso mi mano en su antebrazo.—¿Estás bien? —inquiero.—Por supuesto.—Está bien—digo antes de servirme café.—Creo que te sentara bien distraerte—comenta Ares, ganando una mirada asesina de Cillian.Lo ignoro.—La verdad. Es que, más que salir. Ejercer lo que me gusta, me ayudara.—Velo del lado positivo,
POV CILLIAN.—Quita esa cara —escucho a mi hermano, murmurar a mi lado. Estamos estacionados en una calle, donde se supone hay una reunión con la persona que está detrás de los ataques a mi organización. Y, si hoy puedo tener su cabeza, mejoraría mucho mi día de mierda.—Sabes porque estoy así—gruño.—Lo sé. Mi cuñada no está muy condescendiente en estos días—me brinda una sonrisa ladina—Debiste amarrarla a la cama—lo fulmino con la mirada—No hablo de sexo— pone los ojos en blanco—Solo que, tiene que entender que hay veces que no puede hacer su voluntad—miro al frente—Menos en este momento, que tenemos una amenaza invisible acechando—Me mira— ¿Qué dijo respecto a este asunto?Me remuevo y miro por la ventana.—Porque, ¿Le dijiste?Niego.Ares maldice.—No sé, quien es más estúpido de los dos.—Hey —le señalo—No me hables así. No me pareció prudente—digo—Helena estaba estresada con lo de su madre y se sentía oprimida al estar en la mansión todo el día —niego—¿Crees que la enviaría a