— Maya, ¿dónde estás? — Preguntó Jacob al entrar al apartamento de su hermana, ayer había recibido una llamada de ella en la que no se escuchaba para nada bien y por eso había decidido viajar hasta aquí para ver lo que estaba sucediendo. — Maya. — Volvió a llamar antes de finalmente abrir la puerta de la habitación de ella y en ese momento vio que su hermana estaba hecha un ovillo mientras su cuerpo temblaba envuelta en las sábanas, causándole un terrible dolor en su corazón. A pesar de que ella escuchó la voz de su hermano no quería decir nada, no quería dar explicaciones solo quería estar sola y llorar, pero cuando Jacob se acostó en la cama y la envolvió en sus brazos ella sollozo con más fuerza. — Dime que te pasa por favor ¿Por qué estás así? — Cuestionó Jacob sin dejarla de abrazar. — Por favor dime algo, tu silencio me está volviendo loco, me estás preocupando más. — Tenías razón, siempre la tuviste, me equivoqué y ahora mi corazón duele tanto que es insoportable. — Sollozó
— Señor Myers, la señorita Maya va en camino al aeropuerto junto a su hermano. — Informó el guardaespaldas y cuando Victor escuchó estás palabras sintió su corazón mucho más incómodo, si ella se iba cuando se suponía que estaba estudiando lo que deseaba aquí, era porque la había lastimado demasiado, tanto como para dejar lo que quería atrás, ella nunca lo podría perdonar. — Esta bien, ya puedes dejar de seguirla. — Espetó Victor antes de colgar la llamada, se sentía terrible por el dolor que le estaba causando a ella y por el que se estaba causando a sí mismo con esto, pero no había otra opción, el pasado siempre estaría ahí, torturándolo y terminaría torturándola a ella. “Muñequita lo mejor es que estés lejos de mí, es lo mejor para los dos, espero que puedas sanar, olvidarme y ser muy feliz, que encuentres a alguien mejor para compartir tu vida con él.” Pensó Victor, aunque su corazón se sentía muy renuente, no deseaba que la única persona que lo hacía latir de manera desenfrenada
Cinco años después. — Mami despierta. — Pidió Marcus preocupado mirando a su madre, sabía que ella tenía días sintiéndose mal y hoy parecía estar mucho peor. — Mi amor dile a Lorena que les prepare el desayuno si tienen hambre, hoy no me siento bien, voy a dormir un poco más. — Dijo Maya con voz débil sin ni siquiera abrir los ojos, aunque quería levantarse para darle los buenos días a sus dos maravillosos pequeños y hacerles el desayuno, su cuerpo no se sentía nada bien. Al escuchar esto Marcus frunció el ceño, mucho más preocupado, su mamá por más cansada que estuviese e incluso estando enferma, al menos abriría los ojos y le sonreiría para asegurarle que todo estaba bien, pero está vez ella ni siquiera podía hacer eso, así que salió de la habitación, no sin antes tomar el teléfono de su mamá que estaba en la mesa y al llegar a la sala miró a su hermano que estaba distraído viendo televisión y entonces apagó el televisor para tener su atención. — Mamá no está bien, hay que llamar
— Por Dios Maya, ¿Cuándo pensabas decirme que tenías lupus? ¿Cómo puedes guardar este secreto y solo admitirlo después que yo mismo me enteré gracias al doctor? — Cuestionó Jacob molesto y preocupado, no pensó que ella tuviera que atravesar una enfermedad como está, con la que tendría que vivir toda su vida y ni siquiera lo había llamado para contarle y aunque sabía que era para no preocuparlo igual se sentía muy molesto, siempre que pudiera ayudarla quería hacerlo, no quería que ella sufriera ningún daño y esta enfermedad no era algo bueno, lo menos que podía hacer era cuidar de ella. — No quise que vinieras hasta aquí por eso, se que estás ocupado y bueno estoy bien, solo que tengo que soportar ciertos malestares a los cuales debo ir acostumbrándome, voy a estar bien, no te preocupes. — Respondió Maya sonriéndole para calmarlo, que él se preocupara tanto por ella hacía que su corazón se sintiera muy cálido, ya que sabía que él la amaba mucho, pero ella no quería que él dejara de ha
— Muñequita. — Susurró Victor, detallándola con la mirada, dándose cuenta que ella seguía igual de hermosa, pero parecía haber madurado, no tenía la misma mirada inocente y juguetona y sobretodo ya no lo miraba como antes, sus ojitos no brillaban de la misma manera, no había ese anhelo que antes siempre tenían. — No vuelvas a llamarme así y por favor vete de mi casa. — Exigió Maya tratando de mantener sus emociones bajo control, al ver a Víctor frente a ella nuevamente su corazón había dado un vuelco y comenzaba a latir desesperado, porque nunca lo había podido sacar de su mente ni de su corazón, pero también tenía mucho resentimiento hacía él, por todo lo que había tenido que sufrir después de su traición, lo odiaba con todo su corazón y al mismo tiempo lo amaba de igual manera. — Siento mucho lo que pasó, solo quería verte y asegurarme de que estuvieras bien, me gustaría que pudiéramos hablar a solas. — Dijo Victor sin quitarle la mirada de encima, se daba cuenta que ella no parec
Jacob al verla así, la abrazó, sintiéndose furioso porque una vez más su hermana sufría por culpa de Victor, no consideraba nada justo que él tuviera el descaro de volver a aparecer frente a ella y lastimarla una vez más. — Lo siento, fui descuidado está vez y seguramente por eso te encontró. — Se disculpó Jacob sin dejar de abrazarla, cuando se enteró que ella estaba mal no le había prestado atención a otra cosa y solo se había apresurado, ahora lamentaba mucho esto. — No te tienes que disculpar. — Sollozó Maya, ella no podía culpar a su hermano cuando él era quien siempre estaba ahí para ella y para sus hijos. Fue la única persona que no la abandonó cuando más necesitaba de alguien. Jacob solo siguió abrazándola hasta que consiguió que ella se calmara y cuando finalmente lo hizo, se secó las lágrimas para mirarlo con seriedad. — Me preocupan los niños, él ahora sabe que estoy aquí, puede enterarse de ellos y quizás descubra que son sus hijos, no se si quiera quitármelos después
— Jake, ¿Tú en serio no quieres conocer a papá? — Preguntó Marcus mirando a su hermano. — Si quiero, pero no quiero que mamá vuelva a llorar. — Respondió Jake un poco triste, ellos nunca le preguntaban a Maya por su papá, pero si hablaban entre ellos de cómo sería tener uno y que porque su padre nunca venía a buscarlos, ahora sabían que era porque él no estaba enterado de que tenía hijos y que quizás nunca lo sabría. — Yo tampoco quiero que mamá esté triste. — Murmuró el otro niño, él también quería conocer a su papá, solo había dicho que no quería tener nada que ver con este por su mamá. Pensaba que si ella estaba llorando era porque su padre había hecho algo que la había puesto muy triste, así que era mejor no obligar a su madre a estar cerca de él, después de todo, ella era quien siempre había estado con ellos, no conocían lo que era tener un padre, así que podían seguir adelante sin él. — Esta bien, entonces no podemos decirle nada a mamá, lo mejor es seguir como si no supiéram
Maya lo miró sin saber que decir, con su cuerpo temblando y con su corazón demasiado agitado, él aroma del cuerpo de Victor la tenia completamente envuelta y al sentir su cuerpo contra el suyo, como tanto anhelo, la estaba volviendo loca, evocaba demasiadas sensaciones, haciéndola sentir muy tentada por él y se sentía incapaz de alejarse, por eso cuando Victor acercó sus labios a los suyos, ella no hizo nada por alejarse, así que él comenzó a besarla con ternura, quería hacerla entender que su amor por ella era verdadero. Al sentir sus labios contra los suyos, Maya se dejó llevar por unos segundos, disfrutando la deliciosa sensación que él le provocaba, hasta que finalmente al recordar el dolor en su corazón, se separó de su beso empujándolo. — ¿Qué es lo que estás buscando? ¿Volver a romperme el corazón? ¿No te pareció suficiente todo el dolor que me causaste? — Interrogó Maya mientras sus ojos se cristalizaban, se sentía furiosa con Víctor y sobre todo con ella misma, por aún amar