— Gran trabajo mi amor, eres maravillosa, te amo muchísimo, gracias por ser mi esposa, por nuestro bebé y por ser muy fuerte. — Dijo Lucien, después de darle un beso en la frente, apenas el llanto del bebé se escuchó. — Dime que esto es real y que estás aquí por favor. — Susurró Aria con sus ojos cristalizados y muy agotada, alegre por escuchar el llanto de su bebé, pero con miedo de que la visión de Lucien no fuese real. — Por supuesto que lo es mi amor, nuestro bebé, nació ya, yo estoy bien y todos vamos a estar bien, seremos felices y nada me va a separar de ustedes de nuevo. — Aseguró Lucien mirándola como si ella fuese lo más increíble del mundo y luego le dio un pequeño beso en los labios. — Todo es real, escucha como llora nuestro niño. — Señor, ¿desea cargar a su hijo? — Cuestionó la enfermera, acercándose con el bebé envuelto en una manta. — Si. — Afirmó Lucien separándose de Aria para tomar en brazos a su bebé. Lucien sonrió enormemente al cargar a su bebé y este de inm
— Noah está en nuestras manos, sigue encerrado, pero en cuanto a Diana no pude hacer demasiado, la denuncié y demás, pero tu abuelo movió sus influencias para que la soltarán, no dejó que eso saliera a la luz y se comprometió en que ella no volvería a atacarte de ninguna manera y que la tendría vigilada, no quise ir de nuevo en contra de Gerard sin tu autorización, él ya estaba muy molesto porque denuncié a Diana. — Explicó Max mientras Lucien no dejaba de darle toquecitos con los dedos a la mesa de su escritorio, pensativo. — ¿El caso quedó hasta ahí? ¿La dejaron ir sin más? ¿No sabes nada de Benjamin? — Cuestionó Lucien frunciendo el ceño. — Si, seguir con eso sería ir en contra totalmente de tu abuelo, habría tenido que enfrentarme a él y aunque con la ayuda de la familia de Aria, era obvio que podría ganar, no sabía si era lo que tú querías, yo sé que tu abuelo también es importante para ti y bueno de hecho Benjamín está con ellos de nuevo. — Respondió Max y Lucien sonrió con ir
Después de decirle a su abuelo esto, le pidió a Max que le dijera a los policías que entrarán y estos rápidamente se dirigieron a la parte de arriba. — Suéltenme, déjennos en paz, papá, ¿Qué es esto? ¿Cómo permites que está clase de gente nos toque? — Gritó Diana intentando soltarse mientras los policías seguían arrastrándola escaleras abajo, al igual que a su esposo e hijo. Cuando ella vio a Lucien de pie en la sala, mirándola, sintió que un escalofrío recorría su cuerpo, había estado rogando que él falleciera, pero en lugar de eso estaba aquí frente a ella perfectamente y con ansias de venganza, definitivamente no era bueno para ellos. — Diana si sigues haciendo eso podrías caerte, ya deja de gritar, es hora de que comiences a pagar las consecuencias de tus actos. — Espetó Lucien sonriéndole y Diana lo miró como si quisiera matarlo, antes de dirigir su mirada de nuevo hacía su padre que seguía sentado en el sofá abatido. — Papá no puedes dejar que está gente nos lleve, Lucien es
— Siento mucho la tardanza mi amor, llegué hace unos minutos pero me di un baño en la otra habitación antes de venir aquí. — Se disculpó Lucien sentándose en la cama, ya que Luciano estaba recién nacido le preocupaba traer los gérmenes a la habitación, especialmente después de visitar la estación, por eso incluso había cambiado su ropa antes de venir con ellos. — Hola princesa. — Hola papi. — Saludó Luna en voz baja y con una pequeña sonrisa, ella era muy cuidadosa de no despertar a Luciano y pasaba la mayor parte del tiempo viéndolo dormir, fascinada por su hermanito. — Esta bien, ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué tardaste tanto? Luciano se despertó y volvió a quedarse dormido. — Dijo Aria con una sonrisa mirando como su bebé dormía y Luna no dejaba de mirarlo, estos niños le daban mucha alegría a su corazón, le encantaba cada minuto que pasaba con ellos, al igual que con Lucien. — Te lo explicó luego, ellos duermen mucho cuando están pequeños, Luna era igual. — Espetó Lucien sonrie
Dos años después. — Estás realmente preciosa, no sabes lo feliz que nos hace a todos este momento. — Dijo Elizabeth con una sonrisa y envolviendo a su hija en un abrazo. Le encantaba el hecho que Aria volviera a casarse y está vez ellos pudieran estar con ella acompañándola, querían ver a su pequeña casarse, desafortunadamente no pudieron presenciar la primera vez, pero estaban felices de estar ahora con ella. — Gracias mamá, a mí también me hace muy feliz que estén conmigo. — Murmuró Aria con una pequeña sonrisa, sentía su corazón un poco pesado porque le hubiese gustado que su abuela también estuviese con ella, pero lamentablemente había fallecido hace más de un año, solo podía llevarla en su corazón y esperar que estuviera feliz mirándola desde el cielo. — Hija ya es hora. — Anunció Hank tocando la puerta, estaba muy emocionado por entregar a su princesa, se había sentido triste antes al saber que ella ya estaba casada y no había sido él quien la entregará y ahora podía hacerlo
Maya Davis, una chica hermosa, mimada y muy coqueta, llega a la vida de Victor Myers, un hombre poderoso, misterioso y bastante cruel, decidida a enamorarlo, haciendo que él rápidamente termine enomorandose de su dulzura, pero cuando una verdad del pasado de ella y el suyo sale a la luz, él decide hacerle creer que no la ama. Con el objetivo de que ella decida alejarse y no quiera volver a verlo, él planea todo para hacerla pensar que la estaba engañando con otra mujer y que para él ella solo había sido un juego, una más de sus mujeres, haciendo que el corazón de Maya se destrozara en ese instante, dejándola completamente desconsolada. Le costaba aceptar que el hombre al que ella tanto amaba, del que había estado enamorada desde que era una niña solo estuviese jugando con ella, así que decide alejarse de él para siempre, sin decirle que estaba embarazada, ya que para él, ella solo había sido un juego, pensaba que no le importaría en absoluto que estuvieran esperando un bebé, por lo qu
—¿Victor? — Pronunció Maya con sus ojos cristalizándose al ver a una mujer arrodillada intentando quitarle el cinturón a quien se suponía que era su novio en medio de la oficina de él. Le costaba creer que lo que estaban viendo sus ojos era cierto, su corazón se estaba desgarrando y esperaba poder escuchar una explicación que aliviará este dolor creciente. Sentía que no podía respirar de tanto dolor. —Maya, ¿Qué estás haciendo aquí? — Cuestionó Victor deteniendo las manos de la mujer para alejarse. —¿Que estoy haciendo aquí? Habíamos quedado ayer en que hoy viniera a verte y ahora me encuentro con esto, necesito una maldita explicación. — Gritó Maya desconsolada, mirando como la otra mujer se ponía de pie y se lamía los labios para luego sonreírle de manera burlona. —No creo que haya nada que explicar, lo que viste es lo que hay, esto es algo que tiene tiempo sucediendo, ¿No creías que un hombre como Victor podría tomar en serio a una niña como tú o si? — Preguntó Sasha sin qu
— Maya, ¿dónde estás? — Preguntó Jacob al entrar al apartamento de su hermana, ayer había recibido una llamada de ella en la que no se escuchaba para nada bien y por eso había decidido viajar hasta aquí para ver lo que estaba sucediendo. — Maya. — Volvió a llamar antes de finalmente abrir la puerta de la habitación de ella y en ese momento vio que su hermana estaba hecha un ovillo mientras su cuerpo temblaba envuelta en las sábanas, causándole un terrible dolor en su corazón. A pesar de que ella escuchó la voz de su hermano no quería decir nada, no quería dar explicaciones solo quería estar sola y llorar, pero cuando Jacob se acostó en la cama y la envolvió en sus brazos ella sollozo con más fuerza. — Dime que te pasa por favor ¿Por qué estás así? — Cuestionó Jacob sin dejarla de abrazar. — Por favor dime algo, tu silencio me está volviendo loco, me estás preocupando más. — Tenías razón, siempre la tuviste, me equivoqué y ahora mi corazón duele tanto que es insoportable. — Sollozó