— El pronóstico del señor Gray no es nada bueno, esta es la primera vez que tratamos con la sustancia que lo envenenaron, esto parece ser algo nuevo y aunque él aún sigue respirando no sabemos si va a lograr sobrevivir la noche, se quedará en terapia intensiva y haremos todo lo posible. — Explicó él doctor y las lágrimas de Aria volvieron a caer. Quería tener esperanza, porque al menos él seguía respirando, pero era tan difícil hacerlo después de escuchar las palabras del doctor, se sentía desolada. “Necesito que se recuperé, lo necesito en mi vida y sus hijos van a necesitarlo, él no nos puede dejar, tiene que seguir luchando.” Pensó Aria con su corazón doliendo, intentando mantenerse fuerte, porque sabía que si él no sobrevivía tanto Luna como su bebé la iban a necesitar mucho. — Cálmate hija, él es un hombre fuerte, podrá con esto. — Aseguró Elizabeth al mirar la carita de Aria, su corazón de madre dolía mucho por su hija. — Vamos para que te sientes, necesitas descansar. — Int
— ¿Qué ganaría yo con eso? Nada, todo esta perdido para mí, así que dejaré que ustedes también se hundan conmigo. — Escupió Noah con una sonrisa maliciosa, esperaba que ya que él no pudo al menos Diana pudiera acabar con la vida de Lucien, aunque no se sentía reconciliado con que solo él estuviera pagando las consecuencias. — Es mejor si lo dices de una vez, porque si no te sacaré palabra por palabra yo mismo y terminarás orinándote en tus pantalones. — Amenazó Victor apretando sus manos en puños y en ese momento Noah sintió un escalofrío, pero no pensaba ceder y solo volteó su cara hacía otro lado, intentando ignorar la mirada de Victor. — Aria te llevaré a casa, vengo en un momento Max. — Es mejor si yo la llevo y tú te quedas, necesitamos que hable cuánto antes. — Dijo Max y Víctor al mirar a Aria dudó. — Esta bien, iré con Max, yo también quiero saber quien hizo esto, merecen pagar el precio de sus acciones. — Murmuró Aria y Victor asintió. Ella salió junto a Max y cuando esté
Unos meses después — ¿Cuándo piensas despertarte? Nos has hecho muchísima falta, Luna te ha extrañado mucho, yo igual y tú hijo no debe tardar en nacer, por favor despierta para que puedas estar ahí con nosotros. — Pidió Aria antes de tomar la mano de Lucien y ponerla en su vientre abultado, al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaban. — Siente a tu bebé, ya está muy grande, quiere que su padre este despierto cuando venga a este mundo y yo también lo quiero, estar sin ti ha sido muy difícil, por favor despierta, te necesito mucho. — Susurró mientras su voz se quebraba y sus lágrimas comenzaban a salir. Tenía mucho miedo de que él nunca pudiera despertar, porque ya había pasado un tiempo y había enfrentado diversas complicaciones, hubo días en que pensaron que él moriría e incluso una vez su corazón se detuvo y habían tenido que reanimarlo, esos días ella sufrió mucho, pero se mantuvo firmemente a su lado, rezando porque él pudiera seguir viviendo y recuperarse. Desde hace un mes
— Gran trabajo mi amor, eres maravillosa, te amo muchísimo, gracias por ser mi esposa, por nuestro bebé y por ser muy fuerte. — Dijo Lucien, después de darle un beso en la frente, apenas el llanto del bebé se escuchó. — Dime que esto es real y que estás aquí por favor. — Susurró Aria con sus ojos cristalizados y muy agotada, alegre por escuchar el llanto de su bebé, pero con miedo de que la visión de Lucien no fuese real. — Por supuesto que lo es mi amor, nuestro bebé, nació ya, yo estoy bien y todos vamos a estar bien, seremos felices y nada me va a separar de ustedes de nuevo. — Aseguró Lucien mirándola como si ella fuese lo más increíble del mundo y luego le dio un pequeño beso en los labios. — Todo es real, escucha como llora nuestro niño. — Señor, ¿desea cargar a su hijo? — Cuestionó la enfermera, acercándose con el bebé envuelto en una manta. — Si. — Afirmó Lucien separándose de Aria para tomar en brazos a su bebé. Lucien sonrió enormemente al cargar a su bebé y este de inm
— Noah está en nuestras manos, sigue encerrado, pero en cuanto a Diana no pude hacer demasiado, la denuncié y demás, pero tu abuelo movió sus influencias para que la soltarán, no dejó que eso saliera a la luz y se comprometió en que ella no volvería a atacarte de ninguna manera y que la tendría vigilada, no quise ir de nuevo en contra de Gerard sin tu autorización, él ya estaba muy molesto porque denuncié a Diana. — Explicó Max mientras Lucien no dejaba de darle toquecitos con los dedos a la mesa de su escritorio, pensativo. — ¿El caso quedó hasta ahí? ¿La dejaron ir sin más? ¿No sabes nada de Benjamin? — Cuestionó Lucien frunciendo el ceño. — Si, seguir con eso sería ir en contra totalmente de tu abuelo, habría tenido que enfrentarme a él y aunque con la ayuda de la familia de Aria, era obvio que podría ganar, no sabía si era lo que tú querías, yo sé que tu abuelo también es importante para ti y bueno de hecho Benjamín está con ellos de nuevo. — Respondió Max y Lucien sonrió con ir
Después de decirle a su abuelo esto, le pidió a Max que le dijera a los policías que entrarán y estos rápidamente se dirigieron a la parte de arriba. — Suéltenme, déjennos en paz, papá, ¿Qué es esto? ¿Cómo permites que está clase de gente nos toque? — Gritó Diana intentando soltarse mientras los policías seguían arrastrándola escaleras abajo, al igual que a su esposo e hijo. Cuando ella vio a Lucien de pie en la sala, mirándola, sintió que un escalofrío recorría su cuerpo, había estado rogando que él falleciera, pero en lugar de eso estaba aquí frente a ella perfectamente y con ansias de venganza, definitivamente no era bueno para ellos. — Diana si sigues haciendo eso podrías caerte, ya deja de gritar, es hora de que comiences a pagar las consecuencias de tus actos. — Espetó Lucien sonriéndole y Diana lo miró como si quisiera matarlo, antes de dirigir su mirada de nuevo hacía su padre que seguía sentado en el sofá abatido. — Papá no puedes dejar que está gente nos lleve, Lucien es
— Siento mucho la tardanza mi amor, llegué hace unos minutos pero me di un baño en la otra habitación antes de venir aquí. — Se disculpó Lucien sentándose en la cama, ya que Luciano estaba recién nacido le preocupaba traer los gérmenes a la habitación, especialmente después de visitar la estación, por eso incluso había cambiado su ropa antes de venir con ellos. — Hola princesa. — Hola papi. — Saludó Luna en voz baja y con una pequeña sonrisa, ella era muy cuidadosa de no despertar a Luciano y pasaba la mayor parte del tiempo viéndolo dormir, fascinada por su hermanito. — Esta bien, ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué tardaste tanto? Luciano se despertó y volvió a quedarse dormido. — Dijo Aria con una sonrisa mirando como su bebé dormía y Luna no dejaba de mirarlo, estos niños le daban mucha alegría a su corazón, le encantaba cada minuto que pasaba con ellos, al igual que con Lucien. — Te lo explicó luego, ellos duermen mucho cuando están pequeños, Luna era igual. — Espetó Lucien sonrie
Dos años después. — Estás realmente preciosa, no sabes lo feliz que nos hace a todos este momento. — Dijo Elizabeth con una sonrisa y envolviendo a su hija en un abrazo. Le encantaba el hecho que Aria volviera a casarse y está vez ellos pudieran estar con ella acompañándola, querían ver a su pequeña casarse, desafortunadamente no pudieron presenciar la primera vez, pero estaban felices de estar ahora con ella. — Gracias mamá, a mí también me hace muy feliz que estén conmigo. — Murmuró Aria con una pequeña sonrisa, sentía su corazón un poco pesado porque le hubiese gustado que su abuela también estuviese con ella, pero lamentablemente había fallecido hace más de un año, solo podía llevarla en su corazón y esperar que estuviera feliz mirándola desde el cielo. — Hija ya es hora. — Anunció Hank tocando la puerta, estaba muy emocionado por entregar a su princesa, se había sentido triste antes al saber que ella ya estaba casada y no había sido él quien la entregará y ahora podía hacerlo