Después del golpe, se escuchó otro con mucha más fuerza y la puerta se abrió, dejando entrar a un hombre muy grande, el cual se veía bastante intimidante y furioso, sorprendiendo a todos. Aria se quedó aturdida mirándolo como si hubiese visto a su ángel guardián, no entendía porque él estaba aquí, pero era el único que podía salvarla en este momento. — Es mejor que la sueltes ya si quieres conservar tus manos. — Advirtió Victor con la mandíbula tensa y entrecerrando los ojos. — Señor es mejor si no interviene, nosotros somos sus padres y le estamos dando la disciplina que está chica necesita, no es lo que usted cree, ella está casada y anda comportándose como una cualquiera, así que no haga problemas y váyase, ya suficiente hizo con causar daños a nuestra propiedad. — Masculló Melissa molesta, aunque un poco nerviosa porque él aura de Victor se sentía bastante peligrosa. Al escuchar esto la rabia de Victor creció mucho más, quería asesinarlos a todos en este instante, solo que no
— ¿Estás bien? ¿Te lastimaron? ¿Quieres que te lleve al hospital? — Cuestionó Victor preocupado cuando encendió el motor del auto. — No hace falta, estoy bien, me preocupa que puedas tener problemas por lo que hiciste, lo lamento de verdad. — Suspiró ella abatida, estaba llena de agradecimiento hacía él y lo menos que deseaba era perjudicarlo, pero después de disparar un arma sería realmente difícil que no tuviera ningún problema, estaba segura que su familia haría todo lo posible por meterlo en prisión. — No tienes que lamentar nada, no tendré ningún problema, más bien dime si estás bien o necesitas algo, vivir un momento así no debe ser nada fácil. — Dijo pensativo, no podía entender como estás personas podían ser tan crueles con alguien como Aria, pero estaba decidido a hacerlos pagar, no le parecía suficiente lo que les había hecho, quería hacerlos sufrir un poco más. Si ella fuera su hermana, sus padres y él la hubiesen amado incondicionalmente, serían realmente felices de ten
Habían pasado unos días después de ese incidente y a Aria se le había hecho un poco extraño que su madre ni nadie de su familia la llamara para reclamarle por lo que pasó y que su jefe tampoco parecía haber tenido ningún problema por eso, la policía nunca vino a buscarlo, ni siquiera lo han citado, esperaba que esto continuará así, no quería que Victor tuviera problemas por rescatarla, por haber Sido su ángel guardián. — ¿Qué estás haciendo? Huele muy bien. — Dijo Clara al entrar a la cocina con una sonrisa. — Estoy haciendo algunos brownie, quiero llevárselos mañana a mi jefe, pero también dejaré unos para ti y para Dylan. — Respondió Aria con una sonrisa, sabía que un postre no sería suficiente para agradecerle a Víctor lo que había hecho por ella, pero quería demostrarle que si estaba muy agradecida, pero como no tenía mucho dinero para comprarle un regalo que a él pudiera gustarle, pensó en prepararle algo ella misma. — Que bien, porque me muero por probarlos, por cierto, ¿Qué
— Buenos días señor Myers, traje esto para usted. — Dijo Aria dejando una pequeña canasta llena de brownie en el escritorio de Victor y este arqueó las cejas sorprendido. — ¿A qué se debe esto? — Cuestionó con una sonrisa mientras miraba el interior de la canasta. — Solo quería darte una muestra de mi agradecimiento, espero que te gusten. — Estoy seguro de que me van a encantar, por cierto trata de terminar lo que tengas que hacer porque a la hora del almuerzo saldremos, te tengo una sorpresa. — Dijo él y está vez quien se sorprendió fue ella. — ¿Una sorpresa? Señor Myers ya ha hecho demasiado por mí, no puedo aceptar nada más. — Espetó Aria frunciendo el ceño, pensando que ya no podía deberle más. — Tonterías, estoy seguro de que esto te va a encantar, no aceptaré un no por respuesta, anda a trabajar y yo disfrutaré de mi postre. — Ordenó él y tomó un brownie, sin darle más opciones a que ella pudiera negarse así que salió de la oficina. Aria terminó todo su trabajo rápido mien
Dos meses después. — Mamá suéltame, ya no te quiero, le diré la verdad a mi papá. — Gritó Luna al borde de las lágrimas, ya no soportaba ver más a su papá así, nada parecía mejorar y su mamá cada día la trataba peor, además que hoy había escuchado una conversación extraña de su mamá y al preguntarle la regaño ordenándole que saliera de la habitación. — No le vas a decir nada Luna, ya me tienes harta. — Gritó Camille y estaba por pegarle cuando la puerta de la habitación se abrió. — No se te ocurra tocarla o pagarás las consecuencias. — Masculló Lucien mirándola con frialdad, él estaba pasando porque iba a la habitación de Luna para verla cuando escuchó una discusión entre ellas y aunque no estaba seguro de la verdad que ellas estaban hablando un presentimiento se empezaba a gestar en su corazón. — Yo… yo no le iba a hacer nada, solo que Luna a veces es un poco difícil. — Se excusó Camille nerviosa al mirarlo y dio unos pasos hacía atrás al ver la mirada asesina que él tenía. — Lu
— Lucien, ¿Qué pasa? ¿Por qué entras así? — Cuestionó Camille asustada guardando su teléfono, por la mirada que él tenía sabía que Luna le había dicho algo. — Si que lo hiciste bien, si que supiste joderme completamente y en el proceso lastimar dos personas inocentes, una de ellas tu propia hija, eres tan cruel, pero dime Camille, ¿Por qué volviste solo para hacer daño? — Interrogó él apretando sus manos en puños mientras los ojos de Camille se empezaron a cristalizar. Ella sabía que ya no tenía una salida, Lucien ya sabia la verdad y ella estaba hundida. Él la miraba con el más profundo odio que había visto y eso era doloroso. — Yo… yo no quise hacerlo, pero es que te amaba tanto, solo quería recuperar lo que me pertenece, yo solo quería seguir siendo tu esposa, estar con ustedes, no ha sido fácil volver y que tú ya estuvieras casado, me sentía horrible por eso, tienes que entenderme, solo lo hice porque te amo. — Sollozó ella, esperando con esto poder conmover a Lucien, pero él n
Cuando Aria abrió la puerta se sorprendió por completo al ver al hombre frente a ella, no imaginó volverlo a ver, pero de inmediato su corazón se aceleró y se quedó mirando lo aturdida, también sintiéndose nerviosa porque no sabía a qué había venido, pensando en que quizás venía a pedirle el divorcio. Lucien al verla sintió que su corazón quería explotar y se moría de ganas por abrazarla, ella seguía tan hermosa o más que antes, pero lo que lo conmocionó fue su vientre ligeramente abultado. — Mi amor, estás embarazada. — Dijo sorprendido y emocionado, también mucho más arrepentido por haberla echado cuando ella estaba esperando un bebé de él, cuando más lo necesitaba, no sabía si podría perdonarse esto asi mismo, tenía que compensarla por todo lo sufrido. Aria se quedó sin saber que decir, no sabía porque él estaba aquí, pero sus palabras le demostraban que él ya no estaba molesto, que no venía a pedir el divorcio y no estaba segura si él de algún modo ya sabía la verdad, pero sent
— Max quiero que envíes a dos guardaespaldas a seguir a Aria, ella está embarazada y eso me preocupa, a pesar de que Benjamín sigue desaparecido no creo que Diana se quiera rendir y si se entera que Aria está esperando un bebé y piensa que es mío podría intentar hacerle algo, quiero prevenir que le pueda pasar cualquier cosa mala. — Espetó él dándole un sorbo a su trago, esperando que él alcohol pudiera adormecer un poco el dolor en su corazón, desde ayer se había sentido mucho peor. La culpa por no haber creído en Aria y que ahora ella no lo quisiera volver a verlo, lo estaba consumiendo por completo. — ¿De verdad está embarazada y no es tuyo? ¿Tú estás seguro de que ella y ese hombre están juntos? — Preguntó Max un poco descolocado, sentía que era demasiado pronto para que ella estuviera con alguien más y ya esperando un hijo, más cuando aún seguía casada con Lucien. — Eso afirmaron y vi la forma en que él la miraba, definitivamente la quiere, aunque aún dudo de que ese bebé no s