— Señorita. — Espetó Victor sosteniéndola para que no pudiera caer por haber tropezado con él. Estaba sorprendido por volver a verla, pero también feliz, porque ella le daba un poco de la paz que hace mucho había perdido. — Disculpe señor… — Dijo Aria intentando alejarse antes de notar quien era y sorprenderse. — Hola, estaba distraída, lo lamento. — No te preocupes, no pasa nada, ¿Por qué estás tan apurada? ¿Qué estás haciendo? — Cuestionó él arqueando una ceja. — Vine a una entrevista de trabajo, ya me tengo que ir, adiós. — se despidió ella, pero Victor rápidamente la tomó del brazo. — ¿De que estas buscando trabajo? — Le preguntó sin soltarla, podía recordar de lo que investigó que ella aún no había terminado la universidad, entonces probablemente el trabajo al que podía acceder era uno en que se requiriera bastante esfuerzo y por su embarazo esto no era nada bueno. — Estoy buscando de mesera, de limpieza o lo que encuentre, necesito el trabajo. — Respondió Aria un poco desco
— Lucien, la niña está preocupada por ti, no creo que sea apropiado que te sigas comportando de la manera en la que lo estás haciendo, deberías ya superarlo y enfocarte en tu familia. — Regañó Camille cruzando sus brazos mientras lo miraba y Lucien solo le dio un sorbo a su trago para mirarla con frialdad. — Camille deja de actuar como si fueras mi esposa porque no lo eres y no lo volverás a ser, eso lo deberías tener claro, en cuanto a Luna yo no estoy tomando frente a ella ni haciendo nada indebido. — Replicó él y Camille se quedó en silencio por un momento intentando controlar su rabia. Se sentía totalmente furiosa porque sabía que Lucien no sufrió por ella ni la mitad de lo que ahora estaba sufriendo por Aria, estaba más que claro que nunca la amó y eso la llenaba de rabia, porque ella había estado durante años dándole todo su amor, siempre al pendiente de él y todo esto nunca fue correspondido como lo merecía. — No tienes porque hablarme así, yo solo quiero lo mejor para nuest
— Muchas gracias por traerme hasta aquí Señor Myers. — Se despidió Aria antes de abrir la puerta del auto cuando llegaron. — De nada, cuando necesites algo puedes pedírmelo sin problema, siempre y cuando pueda ayudarte, lo haré. — Le dijo él con una sonrisa y Aria asintió un poco apenada, no sabía porque este hombre era tan bueno con ella, pero no tenia como pagarle y esto la hacía sentir un poco mal. Ella bajo del auto sin poder decir nada más y justo en ese momento la puerta de la casa se abrió y salió Melissa. — Aria ven aquí ya. — Exigió con voz fuerte y esto hizo fruncir el ceño un poco a Víctor. Aria al ver a su madre así decidió acercarse con rapidez temerosa de que ella pudiera hacer un escándalo frente a su jefe. — Mamá vamos adentro. — Pidió ella al llegar a su lado y Melissa la tomó del brazo con fuerza y pasaron. — ¿Quién es ese hombre? ¿tú no tienes vergüenza no es así? Apenas tu esposo te corrió por ser una mujer sin escrúpulos y ya estás con otro hombre. — Gritó M
Después del golpe, se escuchó otro con mucha más fuerza y la puerta se abrió, dejando entrar a un hombre muy grande, el cual se veía bastante intimidante y furioso, sorprendiendo a todos. Aria se quedó aturdida mirándolo como si hubiese visto a su ángel guardián, no entendía porque él estaba aquí, pero era el único que podía salvarla en este momento. — Es mejor que la sueltes ya si quieres conservar tus manos. — Advirtió Victor con la mandíbula tensa y entrecerrando los ojos. — Señor es mejor si no interviene, nosotros somos sus padres y le estamos dando la disciplina que está chica necesita, no es lo que usted cree, ella está casada y anda comportándose como una cualquiera, así que no haga problemas y váyase, ya suficiente hizo con causar daños a nuestra propiedad. — Masculló Melissa molesta, aunque un poco nerviosa porque él aura de Victor se sentía bastante peligrosa. Al escuchar esto la rabia de Victor creció mucho más, quería asesinarlos a todos en este instante, solo que no
— ¿Estás bien? ¿Te lastimaron? ¿Quieres que te lleve al hospital? — Cuestionó Victor preocupado cuando encendió el motor del auto. — No hace falta, estoy bien, me preocupa que puedas tener problemas por lo que hiciste, lo lamento de verdad. — Suspiró ella abatida, estaba llena de agradecimiento hacía él y lo menos que deseaba era perjudicarlo, pero después de disparar un arma sería realmente difícil que no tuviera ningún problema, estaba segura que su familia haría todo lo posible por meterlo en prisión. — No tienes que lamentar nada, no tendré ningún problema, más bien dime si estás bien o necesitas algo, vivir un momento así no debe ser nada fácil. — Dijo pensativo, no podía entender como estás personas podían ser tan crueles con alguien como Aria, pero estaba decidido a hacerlos pagar, no le parecía suficiente lo que les había hecho, quería hacerlos sufrir un poco más. Si ella fuera su hermana, sus padres y él la hubiesen amado incondicionalmente, serían realmente felices de ten
Habían pasado unos días después de ese incidente y a Aria se le había hecho un poco extraño que su madre ni nadie de su familia la llamara para reclamarle por lo que pasó y que su jefe tampoco parecía haber tenido ningún problema por eso, la policía nunca vino a buscarlo, ni siquiera lo han citado, esperaba que esto continuará así, no quería que Victor tuviera problemas por rescatarla, por haber Sido su ángel guardián. — ¿Qué estás haciendo? Huele muy bien. — Dijo Clara al entrar a la cocina con una sonrisa. — Estoy haciendo algunos brownie, quiero llevárselos mañana a mi jefe, pero también dejaré unos para ti y para Dylan. — Respondió Aria con una sonrisa, sabía que un postre no sería suficiente para agradecerle a Víctor lo que había hecho por ella, pero quería demostrarle que si estaba muy agradecida, pero como no tenía mucho dinero para comprarle un regalo que a él pudiera gustarle, pensó en prepararle algo ella misma. — Que bien, porque me muero por probarlos, por cierto, ¿Qué
— Buenos días señor Myers, traje esto para usted. — Dijo Aria dejando una pequeña canasta llena de brownie en el escritorio de Victor y este arqueó las cejas sorprendido. — ¿A qué se debe esto? — Cuestionó con una sonrisa mientras miraba el interior de la canasta. — Solo quería darte una muestra de mi agradecimiento, espero que te gusten. — Estoy seguro de que me van a encantar, por cierto trata de terminar lo que tengas que hacer porque a la hora del almuerzo saldremos, te tengo una sorpresa. — Dijo él y está vez quien se sorprendió fue ella. — ¿Una sorpresa? Señor Myers ya ha hecho demasiado por mí, no puedo aceptar nada más. — Espetó Aria frunciendo el ceño, pensando que ya no podía deberle más. — Tonterías, estoy seguro de que esto te va a encantar, no aceptaré un no por respuesta, anda a trabajar y yo disfrutaré de mi postre. — Ordenó él y tomó un brownie, sin darle más opciones a que ella pudiera negarse así que salió de la oficina. Aria terminó todo su trabajo rápido mien
Dos meses después. — Mamá suéltame, ya no te quiero, le diré la verdad a mi papá. — Gritó Luna al borde de las lágrimas, ya no soportaba ver más a su papá así, nada parecía mejorar y su mamá cada día la trataba peor, además que hoy había escuchado una conversación extraña de su mamá y al preguntarle la regaño ordenándole que saliera de la habitación. — No le vas a decir nada Luna, ya me tienes harta. — Gritó Camille y estaba por pegarle cuando la puerta de la habitación se abrió. — No se te ocurra tocarla o pagarás las consecuencias. — Masculló Lucien mirándola con frialdad, él estaba pasando porque iba a la habitación de Luna para verla cuando escuchó una discusión entre ellas y aunque no estaba seguro de la verdad que ellas estaban hablando un presentimiento se empezaba a gestar en su corazón. — Yo… yo no le iba a hacer nada, solo que Luna a veces es un poco difícil. — Se excusó Camille nerviosa al mirarlo y dio unos pasos hacía atrás al ver la mirada asesina que él tenía. — Lu