Aria se despertó sintiéndose aún muy débil, a pesar de que Priscilla le había llevado comida ella había sido incapaz de poder comer algo porque se había sentido realmente mal durante todo el día e incluso no sabía ni a qué hora había logrado dormirse porque había estado llorando por demasiado tiempo. Después de un rato se levantó de la cama y lavo su rostro el cual estaba un poco hinchado por haber llorado tanto y luego decidió darse una ducha para ver si el horrible sentimiento de estar encerrada nuevamente lograba disiparse un poco y cuando terminó de ducharse se vistió y empezó a buscar su teléfono pero no lo pudo ver por ningún lado y frunció el ceño confundida, por lo que podía recordar estaba en la habitación, pero ahora no lo podía encontrar por ningún lado y solo pudo recostarse en la cama rogando que Lucien volviera pronto y le diera una oportunidad de explicarle todo. Aunque tenía mucho miedo de que él no creyera en sus palabras todavía albergaba la esperanza de que él pud
— Lo único que te pido es que me dejes explicarte por favor. — Suplicó ella con sus ojos cristalizándose. — Quiero que te vayas de aquí ya y agradece que no voy a denunciarte por lo que hiciste, pero espero no volverte a ver jamás. — Rugió Lucien lleno de rabia, quería hacer justicia por su pequeña hija, pero no soportaba saber que Aria podría ir a la cárcel, el amor que aún sentía por ella le impedía hacer algo como eso, porque sabía que siendo tan hermosa y joven sufriría demasiado y aunque sentía que lo merecía, él no era capaz de hacerle eso. Cuando Aria escuchó que él no la quería volver a ver sintió que un enorme cuchillo era clavado en su corazón, no quería alejarse, no quería perder a Lucien y a Luna para siempre, no quería perder la felicidad que ellos le dieron cuando ella no había hecho nada malo, no era culpable de nada. Sus lágrimas empezaron a descender por su rostro y dio unos pasos a Lucien para luego caer de rodillas. — Lucien o me quiero ir, yo los amo y nunca se
Al abrir los ojos Aria miró a su alrededor para darse cuenta que al parecer se encontraba en un hospital y no podía entender nada, pero al ver un hombre muy atractivo pero que parecía ser muy rudo y peligroso sentado en el sofá frunció el ceño totalmente confundida. — ¿Quién es usted? ¿Por qué estoy aquí? — Cuestionó ella y cuando la persona la vio finalmente despierta y miro el color de sus ojos también frunció el ceño. — La encontré desmayada en la carretera y no pude dejarla sola en ese lugar, ¿Tiene algún familiar que pueda llamar para que venga a cuidar de usted? — Preguntó Victor detallando cada parte de Aria, ella se parecía mucho a alguien, por eso había llamado su atención apenas la vio caminando sola por la carretera y cuando la vio desmayarse no dudo en ayudarla, pero ahora que la veía con los ojos abiertos se le hacía mucho más increíble el parecido con esa persona. — No, no hace falta, muchas gracias por ayudarme, ahora me tengo que ir. — Espetó Aria nerviosa sentándos
Después de que Victor se alejó, poco después el doctor llegó a examinarla y al terminar de hacerlo volvió a dejarla sola, con su mente llena de pensamientos complicados. — Aquí tienes, esperó que te guste, fue lo que encontré cerca, pero se ve bien. — Dijo Victor cuando volvió a la habitación y le entregó un empaque de comida. — Muchas gracias por hacer esto. — Agradeció Aria, lo que él le diera de comida iba a estar bien porque tenía mucha hambre y además no sería exigente cuando él no tenía ningún deber de ayudarla y lo estaba haciendo. — De nada, come que necesitas alimentar a tu bebé. — Espetó Victor y Aria asintió para empezar a comer. Estaba comiendo rápidamente y Victor no dejaba de mirarla y con esto Aria se estaba empezando a sentir un poco extraña, no le incomodaba que la mirara porque no sentía que él quisiera hacerle daño, pero no entendía porque la miraba tanto. Cuando ella terminó de comer y estaba dejando el empaque en la mesita a su lado, la puerta de la habitació
— Esta será tu habitación, puedes quedarte todo el tiempo que quieras sin ningún problema, deberías descansar. — Dijo Clara al mostrarle la habitación de huéspedes, después de tanto hablar con Aria para que aceptara quedarse con ellos por un tiempo al final había logrado convencerla, lo que la dejaba más tranquila, porque sabía que con la cantidad de dinero que Aria le estaba pidiendo prestada no le alcanzaría para un buen lugar y no quería dejarla sola en estos momentos. — Muchas gracias por permitirme quedarme aquí, ¿Estás segura de que a tu hermano no le va a molestar? — Preguntó Aria un poco dudosa, pretendía irse lo antes posible de aquí, pero de igual manera no quería incomodar a nadie el poco tiempo que pretendía quedarse con ellos. “¿Molestarle? Estoy segura de que está encantado con tenerte viviendo con nosotros.” Pensó Clara un poco divertida, Dylan cuando ella le dijo que Aria iba a quedarse en su apartamento estaba muy contento. — Por supuesto que no, el apartamento es
— Señorita. — Espetó Victor sosteniéndola para que no pudiera caer por haber tropezado con él. Estaba sorprendido por volver a verla, pero también feliz, porque ella le daba un poco de la paz que hace mucho había perdido. — Disculpe señor… — Dijo Aria intentando alejarse antes de notar quien era y sorprenderse. — Hola, estaba distraída, lo lamento. — No te preocupes, no pasa nada, ¿Por qué estás tan apurada? ¿Qué estás haciendo? — Cuestionó él arqueando una ceja. — Vine a una entrevista de trabajo, ya me tengo que ir, adiós. — se despidió ella, pero Victor rápidamente la tomó del brazo. — ¿De que estas buscando trabajo? — Le preguntó sin soltarla, podía recordar de lo que investigó que ella aún no había terminado la universidad, entonces probablemente el trabajo al que podía acceder era uno en que se requiriera bastante esfuerzo y por su embarazo esto no era nada bueno. — Estoy buscando de mesera, de limpieza o lo que encuentre, necesito el trabajo. — Respondió Aria un poco desco
— Lucien, la niña está preocupada por ti, no creo que sea apropiado que te sigas comportando de la manera en la que lo estás haciendo, deberías ya superarlo y enfocarte en tu familia. — Regañó Camille cruzando sus brazos mientras lo miraba y Lucien solo le dio un sorbo a su trago para mirarla con frialdad. — Camille deja de actuar como si fueras mi esposa porque no lo eres y no lo volverás a ser, eso lo deberías tener claro, en cuanto a Luna yo no estoy tomando frente a ella ni haciendo nada indebido. — Replicó él y Camille se quedó en silencio por un momento intentando controlar su rabia. Se sentía totalmente furiosa porque sabía que Lucien no sufrió por ella ni la mitad de lo que ahora estaba sufriendo por Aria, estaba más que claro que nunca la amó y eso la llenaba de rabia, porque ella había estado durante años dándole todo su amor, siempre al pendiente de él y todo esto nunca fue correspondido como lo merecía. — No tienes porque hablarme así, yo solo quiero lo mejor para nuest
— Muchas gracias por traerme hasta aquí Señor Myers. — Se despidió Aria antes de abrir la puerta del auto cuando llegaron. — De nada, cuando necesites algo puedes pedírmelo sin problema, siempre y cuando pueda ayudarte, lo haré. — Le dijo él con una sonrisa y Aria asintió un poco apenada, no sabía porque este hombre era tan bueno con ella, pero no tenia como pagarle y esto la hacía sentir un poco mal. Ella bajo del auto sin poder decir nada más y justo en ese momento la puerta de la casa se abrió y salió Melissa. — Aria ven aquí ya. — Exigió con voz fuerte y esto hizo fruncir el ceño un poco a Víctor. Aria al ver a su madre así decidió acercarse con rapidez temerosa de que ella pudiera hacer un escándalo frente a su jefe. — Mamá vamos adentro. — Pidió ella al llegar a su lado y Melissa la tomó del brazo con fuerza y pasaron. — ¿Quién es ese hombre? ¿tú no tienes vergüenza no es así? Apenas tu esposo te corrió por ser una mujer sin escrúpulos y ya estás con otro hombre. — Gritó M