—Esta bien, cuídate mucho tú también. — Murmuró Aria abrazándolo y él le sonrió. —Por favor ayúdame a preparar algo de ropa en una maleta, iré a decirle a Luna. — Espetó Lucien, odiaba tener que separarse de Aria y Luna, pero tenía que empezar a arreglar estos asuntos cuánto antes. —No te preocupes, yo me encargo. — Aceptó ella y él beso sus labios con dulzura para luego soltarla y caminar hasta su silla de ruedas para sentarse nuevamente y dirigirse al ascensor. —Papi. — Pronunció Luna con una sonrisa al verlo acercarse al jardín. —Mi princesa tengo que hablar algo contigo, vamos a la sala. —¿Y conmigo no? Lucien se que quizás le puede molestar un poco a Aria que yo esté aquí, pero deja de tratarme como si no existiera, eso me rompe el corazón, yo entiendo que lo nuestro ya terminó, pero por favor deja de ser tan frío conmigo. — Pidió Camille, se sentía realmente cansada de la frialdad de él, pensó en un inicio que con solo aparecer él volvería a sus brazos, pero él parec
Un ruido sordo se escuchó cuando los dos carros colisionaron uno contra el otro y Lucien sintió un pequeño dolor de cabeza pero aún así miró a su lado para verificar que Max estuviera bien y se dio cuenta de que este parecía estar bien aunque un poco aturdido por el golpe de la bolsa de aire, así que miró por el espejo retrovisor para darse cuenta que los autos que venían siguiéndolos se habían detenido y estaban bajando unos hombres vestidos de negro de estos y también del auto que se atravesó bajo un hombre que parecía estar un poco mareado pero con un arma en su mano. — Max hay que salir de aquí. — Espetó Lucien apretando fuertemente el arma en su mano para prepararse, sabía a lo que venían estás personas y no las iba a dejar tener éxito, porque en esto no solo estaba en juego su vida. — Max. — Llamó al ver que su amigo no reaccionaba y movió su brazo para moverlo y fue que finalmente reaccionó. Max al darse cuenta de lo que ocurría sacó una navaja para apuñalar la bolsa de aire
Habían pasado dos días desde que Lucien se fue de viaje y Aria comenzaba a sentirse cada vez más nerviosa porque él ni siquiera había llamado o enviado un mensaje y ni él ni Max contestaban sus llamadas, no entendía que había sucedido pero su corazón seguía teniendo ese mal presentimiento que no la dejaba en paz y por eso estaba muy preocupada de que a él pudiera haberle pasado algo, rogando porque ellos estuvieran bien. Además que sin Lucien en casa se sentía como una total extraña, Luna no le hablaba y Camille solo le hablaba para decirle cosas desagradables. Con la única persona que podía hablar era con Priscilla y la mayor parte del tiempo estaba ocupada, así que su incomodidad solo iba creciendo y por eso se había mantenido hablando bastante por mensajes con Clara, para intentar asimilar todo esto que ocurría y no sentirse tan ahogada. Especialmente hoy que sentía algo mucho más pesado en su corazón necesitaba encontrar la manera de despejarse, pero después de volver a intentar
Aria se despertó sintiéndose aún muy débil, a pesar de que Priscilla le había llevado comida ella había sido incapaz de poder comer algo porque se había sentido realmente mal durante todo el día e incluso no sabía ni a qué hora había logrado dormirse porque había estado llorando por demasiado tiempo. Después de un rato se levantó de la cama y lavo su rostro el cual estaba un poco hinchado por haber llorado tanto y luego decidió darse una ducha para ver si el horrible sentimiento de estar encerrada nuevamente lograba disiparse un poco y cuando terminó de ducharse se vistió y empezó a buscar su teléfono pero no lo pudo ver por ningún lado y frunció el ceño confundida, por lo que podía recordar estaba en la habitación, pero ahora no lo podía encontrar por ningún lado y solo pudo recostarse en la cama rogando que Lucien volviera pronto y le diera una oportunidad de explicarle todo. Aunque tenía mucho miedo de que él no creyera en sus palabras todavía albergaba la esperanza de que él pud
— Lo único que te pido es que me dejes explicarte por favor. — Suplicó ella con sus ojos cristalizándose. — Quiero que te vayas de aquí ya y agradece que no voy a denunciarte por lo que hiciste, pero espero no volverte a ver jamás. — Rugió Lucien lleno de rabia, quería hacer justicia por su pequeña hija, pero no soportaba saber que Aria podría ir a la cárcel, el amor que aún sentía por ella le impedía hacer algo como eso, porque sabía que siendo tan hermosa y joven sufriría demasiado y aunque sentía que lo merecía, él no era capaz de hacerle eso. Cuando Aria escuchó que él no la quería volver a ver sintió que un enorme cuchillo era clavado en su corazón, no quería alejarse, no quería perder a Lucien y a Luna para siempre, no quería perder la felicidad que ellos le dieron cuando ella no había hecho nada malo, no era culpable de nada. Sus lágrimas empezaron a descender por su rostro y dio unos pasos a Lucien para luego caer de rodillas. — Lucien o me quiero ir, yo los amo y nunca se
Al abrir los ojos Aria miró a su alrededor para darse cuenta que al parecer se encontraba en un hospital y no podía entender nada, pero al ver un hombre muy atractivo pero que parecía ser muy rudo y peligroso sentado en el sofá frunció el ceño totalmente confundida. — ¿Quién es usted? ¿Por qué estoy aquí? — Cuestionó ella y cuando la persona la vio finalmente despierta y miro el color de sus ojos también frunció el ceño. — La encontré desmayada en la carretera y no pude dejarla sola en ese lugar, ¿Tiene algún familiar que pueda llamar para que venga a cuidar de usted? — Preguntó Victor detallando cada parte de Aria, ella se parecía mucho a alguien, por eso había llamado su atención apenas la vio caminando sola por la carretera y cuando la vio desmayarse no dudo en ayudarla, pero ahora que la veía con los ojos abiertos se le hacía mucho más increíble el parecido con esa persona. — No, no hace falta, muchas gracias por ayudarme, ahora me tengo que ir. — Espetó Aria nerviosa sentándos
Después de que Victor se alejó, poco después el doctor llegó a examinarla y al terminar de hacerlo volvió a dejarla sola, con su mente llena de pensamientos complicados. — Aquí tienes, esperó que te guste, fue lo que encontré cerca, pero se ve bien. — Dijo Victor cuando volvió a la habitación y le entregó un empaque de comida. — Muchas gracias por hacer esto. — Agradeció Aria, lo que él le diera de comida iba a estar bien porque tenía mucha hambre y además no sería exigente cuando él no tenía ningún deber de ayudarla y lo estaba haciendo. — De nada, come que necesitas alimentar a tu bebé. — Espetó Victor y Aria asintió para empezar a comer. Estaba comiendo rápidamente y Victor no dejaba de mirarla y con esto Aria se estaba empezando a sentir un poco extraña, no le incomodaba que la mirara porque no sentía que él quisiera hacerle daño, pero no entendía porque la miraba tanto. Cuando ella terminó de comer y estaba dejando el empaque en la mesita a su lado, la puerta de la habitació
— Esta será tu habitación, puedes quedarte todo el tiempo que quieras sin ningún problema, deberías descansar. — Dijo Clara al mostrarle la habitación de huéspedes, después de tanto hablar con Aria para que aceptara quedarse con ellos por un tiempo al final había logrado convencerla, lo que la dejaba más tranquila, porque sabía que con la cantidad de dinero que Aria le estaba pidiendo prestada no le alcanzaría para un buen lugar y no quería dejarla sola en estos momentos. — Muchas gracias por permitirme quedarme aquí, ¿Estás segura de que a tu hermano no le va a molestar? — Preguntó Aria un poco dudosa, pretendía irse lo antes posible de aquí, pero de igual manera no quería incomodar a nadie el poco tiempo que pretendía quedarse con ellos. “¿Molestarle? Estoy segura de que está encantado con tenerte viviendo con nosotros.” Pensó Clara un poco divertida, Dylan cuando ella le dijo que Aria iba a quedarse en su apartamento estaba muy contento. — Por supuesto que no, el apartamento es