Cuando Aria llegó a casa decidió jugar un poco con Luna como prometió hasta que llegó la hora de la cena y se sorprendió un poco al ver que quien la servía está vez era María. —Priscilla tuvo que salir, su hija está enferma y por eso se tomó el día libre, tiene que cuidar de ella. — Explicó Lucien al notar su confusión.—Entiendo. — Asintió ella. —Señor, su abuelo me pidió que les preparara este jugo, está delicioso y tiene muchos nutrientes, a usted le servirá para estar mejor de salud y a la señora para quedar embarazada pronto. — Informó María dejando los vasos de ambos sobre la mesa, para luego darle uno que se veía diferente a Luna. Todos se dispusieron a comer y aunque Lucien noto un sabor un poco extraño en el jugo, pensó que esto se debía a las cosas que María debió mezclar al prepararlo. Después de que todos terminaron de comer Aria se dirigió a la habitación y Lucien acompaño a Luna a la suya para que se acostara Y contarle un cuento cómo de costumbre, pero mient
Cuando Aria despertó al día siguiente un poco adormilada movió su cabeza con suavidad la cual estaba recostada en el pecho de Lucien, haciendo que este sintiera un cosquilleo, pero decidió permanecer quieto y ella al sentir los latidos de un corazón acelerado se levantó un poco sorprendida y abrió los ojos para verlo y de inmediato se sobresaltó al ver que Lucien tenía sangre en su brazo y ella también tenía un poco en su cuerpo. — ¿Qué te sucedió? — Cuestionó Alarmada tocando su brazo con cuidado. — Solo es una pequeña herida. — Respondió él mirándola con ternura, él había despertado hace un rato, pero no quiso levantarse para no interrumpir el sueño de ella que parecía estar realmente cansada después de lo que sucedió entre ellos. Además de que le gustaba mucho verla dormir y sentirla tan cerca. — ¿Cómo es posible? Tú no estabas herido ayer… — Murmuró Aria confundida, antes de recordar que al regresar él parecía estar un poco más calmado y había sentido como un líquido.— ¿Tú te c
—¿Por qué corriste a María? — Preguntó Gerard furioso, cuando Lucien atendió su llamada. —Se lo que hizo por órdenes tuyas y no voy a tener a alguien así en mi casa, como obedeció a tu orden puede hacerlo con la de alguien más y está vez envenenarme. — Respondió Lucien con frialdad, lo que sucedió no le molestaba tanto porque con esto su relación con Aria se había consolidado, pero no sé suponía que las cosas sucedieran de esa manera y además esto le había dado la excusa perfecta para finalmente deshacerse de María que ya le incomodaba bastante, quería poder estar sin esa máscara todo el tiempo y hacer sus cosas más libremente para que sus planes siguieran en curso. —María solo me es fiel a mí, ella nunca haría lo que dices, no digas tonterías, quiero que ella siga trabajando para ti. — Exigió Gerard. —No voy a aceptar a esa mujer de nuevo aquí ni a ninguna otra, si lo que querías era tener a alguien de tu gente aquí nunca debiste pedirle que hiciera algo así, porque no voy
— Señor, los señores Halls están aquí, dicen que quieren verlo. — Anunció Priscilla al entrar al comedor y Aria se tensó al escuchar esto. Melissa no había dejado de llamarla estos días pidiéndole que hablara con Lucien para que les diera más dinero y a pesar de que ella le había dicho que si lo haría, nunca estuvo en sus planes hacerlo, pero ahora que ellos habían venido hasta aquí no podía ser para algo bueno. — Hazlos pasar. — Ordenó Lucien. — Si señor. — Aceptó Priscilla y se retiró rápidamente. Lucien saco la máscara de su bolsillo y luego de ponérsela miro a Luna. — Luna es mejor si subes a tu habitación. — Le dijo Lucien a la pequeña la cual frunció el ceño. — Pero papi… — Se quejó ella haciendo un puchero triste. — Luna. — Dijo Lucien con voz y la pequeña con esto asintió antes de levantarse de la mesa para retirarse con su carita llena de tristeza. Luna se sentía llena de agravios en su corazón, pero en este momento solo podía obedecer, así que avanzó abatida. Aria a
— Parece que has olvidado las cosas que te enseñe en el pasado, ya no sabes respetar, tal vez deberías venir a casa con nosotros por unos días para darte una lección. — Dijo Oliver con su voz llena de peligro y Aria se estremeció. A pesar de que al estar durmiendo con Lucien ya no le acechaban esas terribles pesadillas de los días en que era castigada, cada vez que recordaba esos momentos seguía causándole terror. Su cuerpo no pudo evitar temblar y sus ojos comenzaron a cristalizarse al ver la mirada amenazante de Oliver. — Me gustaría saber con que derecho pretende castigar a mi esposa. — Masculló Lucien al entrar al salón, su mirada era más fría de lo normal y su aura peligrosa. Todos voltearon a verlo bastante sorprendidos, sin saber que hacer y a excepción de Aria que se sintió un poco aliviada por su presencia, los demás estaban muy nerviosos al ser descubiertos en esta situación. — Es que está niña está comportándose muy mal, somos sus padres a veces es necesario enseñarle u
— Diana se ha estado reuniendo con los Halls, aún no se que están planeando, pero ellos quedaron bastante molestos porque no les diste el dinero que esperaban y además tuvieron que firmar un documento, lo cuál les disgustó más. — Informó Max. — Lo más probable es que quieran hacer algo en mi contra de nuevo, hay que estar muy atentos a sus movimientos, la situación de los Halls va a ir empeorando cada vez más y eso los volverá más peligrosos. — Comentó Lucien pensativo, sabía que habían vuelto a llamar a Aria para que hablara con él para decirle que el dinero que les dio no era suficiente y ella parecía estar bastante preocupada y él sentía que había algo que ella no le estaba diciendo, pero no podía obligarla a decirle. — Si, las cosas en su empresa van mucho peor, también están presionando a Noah para que les devuelva el dinero, pero las cosas para él tampoco van bien, incluso su padre ahora está muy enfermo, dudo que pueda devolverles algo. — Aunque él no estaba en mis planes su
— Eres tan linda. — Susurró Lucien quitando el cabello del rostro de Aria, la cuál estaba sonrojada y un poco sudada porque acababan de terminar de hacer el amor. Aria se quedo en silencio por un momento, había disfrutado mucho de lo que acababa de pasar, pero había algo que no podía seguir ignorando, pensaba que por más que él tuviera gran fuerza en sus brazos no podía moverse así si sus piernas no funcionaban, porque aunque él ahora la guiaba un poco a ella para que hiciera cosas, él seguía haciendo el mayor trabajo, por esta razón las dudas en su cabeza seguían creciendo. — ¿En qué piensas? — Cuestionó Lucien acomodándose para mirarla a los ojos, al darse cuenta que ella parecía estar un poco aturdida. — Tus piernas… ¿Puedes moverlas? — Preguntó Aria dudosa y muy nerviosa, no quería ofenderlo o que él se sintiera mal por esto si no era el caso, por esa razón había evitado hacer está pregunta antes, pero ya no podía seguir haciéndolo. Lucien se quedó en silencio por un momento a
— ¿Puedes dar unos pasos? Me gustaría verte hacerlo, claro que si esto te lastima mucho, no puedes o no quieres, no hay problema. — Dijo Aria observándolo, desde la confesión de ayer, ella había querido verlo haciendo esto. — Puedo hacerlo, pero con un poco de dificultad y solo pocos pasos. — Accedió Lucien levantándose de la silla sosteniéndose de los reposabrazos de su silla de ruedas y Aria al ver esto se acercó de inmediato. — Puedo ayudarte a hacerlo para que no te esfuerces demasiado. — Ofreció con ojos brillantes, la emocionaba mucho ver que él podía levantarse de esa silla, que él pudiera tener esta libertad y que las personas que lo lastimaron en el pasado no consiguieran quitársela. — No hace falta, quiero hacerlo solo, igual siendo tan pequeña y yo tan grande y pesado será difícil para ti. — Se negó él con una sonrisa, le parecía muy lindo de su parte que quisiera ayudarlo. Aria lo observó por unos segundos antes de darse cuenta de que él tenía toda la razón, ya era imp