HUNTERAflojo el nudo de mi garganta, no me siento cómodo, mucho menos a gusto estando aquí, es decir, amo a mis padres, pero cuando de la nada se les ocurre hacer una cena familiar, es porque traman algo o tienen un anunció importante que dar, hace dos años hicieron lo mismo, pero no salió nada bueno de ello, ya que decidieron vender una de sus acciones a un tipo que no hacía más que estafar a las personas, mi padre cayó directamente en su trampa y le costó trabajo recuperar lo perdido. Y ahora me encuentro frente a ellos, mi madre; Anna Lucia Sprouse, una mujer hermosa, pero sádica en el mundo empresarial, bebe una copa de vino y le sonríe a mi padre; Omary Sprouse, quien la mira como si fuera su mundo, por fuera, mi padre aparenta ser el hombre más frío del planeta, sin embargo, cuando se trata de mi madre, solo es un simple mortal rendido a sus pies.Fue si amor el que me inspiró en conocer el mío propio, una mujer a la que amar más que mi propia vida, y la he encontrado en Davin
GLYNDONLos ojos de la mujer monstruo me miran de forma altanera, sé que trata de intimidarme, pero no lo logra, no ahora, cuando era una niña indefensa, sin alguien que me diera amor, podía hacerlo, ahora no, soy grande, soy fuerte, pero hay algo en su sonrisa que me eriza la piel, que hace que el estómago se me revuelva. “Eres un maldito error, el producto de una violación” “Pequeño monstruo, nadie nunca te va a amar”“Estás dañada, estás rota, nadie quiere a las muñecas usadas”De pronto, sus palabras suenan en mi cabeza como una canción repetitiva, la mujer que me dio a luz, ella me odiaba, ella me maltrataba, enseguida, un hombre aparece delante de mí, con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones oscuros, no le veo bien el rostro, pero si su sonrisa, sus dientes brillan demasiado. Ahora tengo miedo, trato de retroceder, no puedo hablar, es como si no tuviera cuerdas vocales, de pronto, el hombre, el mismo que llegaba todas las noches y dormía a aquella mujer con un
GLYNDONNo me quedo con la duda, no quiero que nada arruine esto, por lo que salgo detrás de él, papá dice que es mejor arreglar las cosas cuando hay malentendidos, hablar es la mejor solución, lo veo cruzar el pasillo y corro detrás de él, antes de que entre a uno de los laboratorios, le tomo del brazo, deteniendo su paso, él, al darse cuenta de que se trata de mí, parece más molesto, por lo que le suelto la mano. —Doctor Hunter —hablo—. Disculpe… —¿Quién te dio permiso de tocarme? —pregunta con aparente asco. Desciendo mi mirada hasta su manga, solté su mano, pero no la tela de su bata blanca. —Lo siento —me aparto un par de pasos. Él hace amago de marcharse, pero no le dejo, esta vez me pongo en medio de su camino. —Por favor, espere —insisto, aumentando su molestia. —¿Y ahora qué quieres? Creí haberte dejado claro todo hace un momento —dice en tono hosco. —Lo sé, es solo que no entiendo su actitud hacia mí, me dijo mimada —esclarezco con el corazón latiendo con fuerza, no
HUNTERMe congelo, ¿qué mierda está mal conmigo? Desde que vi a Glyndon, no pude evitar echarle la culpa de que nuestros padres quieran casarnos, sentí tanta rabia por su mera existencia, sin razón alguna, mi enfado lo estrellé contra ella, y ahora, mientras observo su rostro pálido, la suelto poco a poco. —¿Hunter? —me llama Davina. Su dulce voz es la que me saca de mi ensimismamiento, pero no puedo apartar la mirada de Glyndon, quien permanece con los ojos cerrados, el cuerpo encogido, como si estuviera esperando un golpe, ¿en verdad piensa que sería capaz de golpearla? Joder, soy un idiota. —Glyndon —susurro. Ella abre los ojos, maldita sea, ella está llorando, aunque hay algo extraño en su mirada, es decir, hay lágrimas en sus ojos, pero no parece estar triste, sino, atemorizada, aterrada sería la descripción perfecta a todo. Siento el imperioso deseo de lamer su mejilla, pero me contengo, ese pensamiento es insano. —Lo siento —musita. Ajusta la correa de su bandolera, gira
GLYNDONLas imágenes del pasado regresan a mi mente de golpe, el episodio con Hunter hizo que se despertaran en mí, demonios que ya había dejado atrás, mismos que con la ayuda de mis padres, disolví, ahora, me doy cuenta de que no es cierto. Siempre han estado ahí, solo qué dormidos. No comprendo cuál es el problema de Hunter, cada que intento afrontarlo y que me expliqué por qué su trato hacia mí, solo huye. Debo tranquilizarme, no puedo dejar que esto afecte mi vida, por un segundo pensé en decirle a mi padre que me cambiara de equipo, pero no suelo ser de las personas que huyen de sus problemas, no cuando sé que pueden tener una solución, por el momento, pienso mantener cierta distancia con Hunter para tratar de entenderlo un poco mejor. Anoche, mi madre supo que algo me pasaba, le llaman instinto, tuve que mentirle que todo estaba bien, sin embargo, en sus ojos estaba la preocupación latente, como si se estuviera enfrentando a una nueva amenaza. No quiero arrastrarlos a mi infie
GLYNDONMe sorprendo por un par de segundos, el que los señores Sprouse estén aquí, sin embargo, me recupero rápido y les muestro mi más sincera sonrisa, no comprendo el comentario de Anna Lucia, tampoco le tomo gran importancia. —Pasen, por favor —les indico. —Oh, eres un amor, cariño —la señora Sprouse me palmea el rostro como si yo fuera una niña pequeña. El señor Omary me observa con la misma sonrisa amplia en el rostro, pasa, y es Hunter quien pasa de largo sin siquiera hacer algún contacto visual conmigo, de hecho, podría jurar que siente instintos asesinos hacia mi persona, si no quería estar aquí, no sé por qué ha venido. Lo dejo pasar, no es el momento para hacer mis cuestionamientos. —¡Harley! —exclama la señora Sprouse con un exceso de felicidad mal actuado. Mis padres incluso se dan cuenta de lo mal que está haciendo, pero como siempre son educados, no dicen nada y le siguen la corriente, lo que me lleva a la conclusión de que ellos son nuestros acompañantes en la cen
HUNTERSiento que la sangre me hierve como lava, cuando ayer cancelaron el maldito compromiso, pensé que quizás tendría más tiempo, sin embargo, mis padres me obligaron a venir a esta cena en donde al parecer le aventaron la noticia sin sedante a Glyndon. Lo peor de todo, es que ella no hizo el esfuerzo por negarse a casarse conmigo. Con alguien que ella ni ama y tampoco le gusta, siendo honesto, una parte de mí sabía que ella iba a seguir lo que sus padres le ordenaran, porque eso es lo que hicieron Dylan y Harley. En estos momentos no sé cómo sentirme, mucho menos como reaccionar, por lo que solo tomo largas bocanadas de aire, solo sé que quiero agarrar a alguien como saco de boxeo. —¡Maldición! —exclamo. —No tienes buena pinta. Joder, para empeorar las cosas, Glyndon se acerca a mí, es que el solo verla, me enferma. —Vete espeto con firmeza. —Esta es mi casa, me parece que eres tú quien debería irse —responde con el mismo tono altanero y sábelo todo de siempre. —¿Por qué no
GLYNDONA la mañana siguiente, me levanto mucho antes de que mis padres lo hagan, es decir, no es que no quiera desayunar con ellos, pero luego de todo lo que pasó anoche, me siento como si fuera la peor hija del todo el planeta, estoy dispuesta a casarme con un hombre al que no amo, con solo la intención de hacerlos felices. Lo cierto es que no me importa hacerlo, me da igual, el asunto es que Hunter me odia, y por alguna extraña razón, las palabras que me dijo anoche sobre que no soy su tipo, que no le gusto y soy fea, me hieren, es la primera vez que me sucede algo como esto, es algo que no puedo controlar. Siento un vacío en el cuerpo, una punzada que recorre mi cuerpo hasta alojarse en el pecho. La cabeza me duele de pensar en ello, por lo que molesta, me sirvo una taza de café. —Despertaste temprano, bebé. La voz de mi madre me saca de mis pensamientos, ella me hace sonreír, es imposible para mí no hacerlo, más cuando ella es la persona más importante de mi vida, también pap