DYLANOdio, repulsión, eso era lo que sentí cuando Amelie tuvo el maldito descaro de subirse a horcajadas sobre mí, y besarme, pese a que fueron solo un par de segundos, fue suficiente como para que mi mala suerte me persiguiera, debido a que Harley entró sin llamar a la puerta, en cuanto sus ojos recorrieron con dolor la escena que se presentaba ante sus ojos ámbar, ella frunció los labios. Amelie la saludó de manera que la hizo pensar que estaban pasando las cosas equivocadas. —No es lo que piensas —digo. —Lo es —le asegura Amelie, rodeando mi cuello con sus manos—. Es mi marido, es normal que…—Nos estamos divorciando —insisto como si tuviera la imperiosa necesidad de estarle repitiendo una y otra vez que no tengo nada serio con Amelie. Las excusas son la única orden del día que sigo. —Bueno, es algo que no firmo, por lo que estamos casados todavía —Amelie voltea a verme, concentrando toda su atención ahora en mí—. ¿Crees que no estoy enterada de tus planes? No te vas a desha
HARLEYUna locura, eso es lo que pienso cuando hago un recuento de lo que Dylan ha hecho y la manera en la que ha actuado desde hace dos semanas, mismas en las que, sin duda, se ha portado distante, meramente profesional, como se supone que debería estar esperando, pero no es lo que espero. Sino, que me deje en paz, porque pese a que ha mantenido toda su distancia, no deja de mirarme con ojos asesinos, esos que tanto me inquietan, pero que no lo demuestro. No puede haber nadie que me mire, me hable, o incluso ría al hacer una broma pesada de colegas conmigo, porque aparece de la nada, argumentando que no ha visto a esa persona desde hace años, cosa que es mentira, solo un pretexto para que sea yo quien me aleje y de esa manera piensa que me ha salvado. No lo dice abiertamente, pero me doy cuenta de la manera en la que le lanza claras advertencias a Rafael cuando nos encontramos en el camino, ambos traen una rivalidad que irradia tensión por todas partes.—Hola. Doy un respingo, me d
HARLEYLos nervios me matan, tanto, que ni siquiera me tomé la molestia para ir a los vestidores y quitarme la bata, salimos a lo que me pareció más correcto, y eso era una cafetería en frente del hospital, donde no me gustaba nada la comida, pero era eso o tener que pasar más tiempo con el señor Siniestra, contando que nada de esto me daba buena espina. Siento sus ojos clavados en mí, todo el momento, Roger, como dice llamarse, se limita a estudiar cada uno de mis movimientos, me hace sentir como si yo fuera el ratón de laboratorio y él el científico que está poniendo a pruebas mis habilidades. La mesera del lugar en turno, pasa y me ofrece la carta, cosa que rechazo con un ligero movimiento de mano, esperaba no tardar, estaba en mi zona segura. Aunque al parecer, el hombre sentado adelante de mí, apartando su atención de mi persona, cambió de opinión y comenzó a pedir el menú del día junto con un jugo de toronja natural. En ese instante, sentí que nada de esto tenía sentido, en es
HARLEY—No. Esa es la respuesta que recibo por parte de Dylan en cuanto termino de contarle todo con la exactitud que él mismo pidió, omitiendo los hechos de que incluso mi propio padre, quiso aprovecharse de mí una vez, me pareció que eso les llamaría más la atención. Estábamos dentro de su oficina, para mi buena suerte, Amelie ya no se encontraba. —Solo necesito que… —Permanezca agazapado mientras tú estás adentro de esa maldita bodega abandonada por Dios, mientras tú hablas con el hombre que te abusó. Eso no va a ser posible. Me congelo en cuanto esas sencillas palabras brotan de su garganta. —¿Cómo sabes eso? —inquiero con sorpresa—. Sobre mi padre. Dylan es quien deja de caminar de un lado a otro ahora, me mira fijamente y juro que si no lo odiara tanto como ahora hago, le daría un beso e incluso dejaría que me follara, “joder, deja de pensar en eso, Harley” —Siempre he sabido todo acerca de tu vida, desde el primer momento en el que te vi, investigué todo lo que debería s
HARLEYTenso el cuerpo en cuanto esas palabras brotan de su garganta, es como si nada de esto tuviera sentido, el que Dylan me esté mirando con ojos asesinos, quiero decir. Lo que mi padre intentaba, venderme, no era sorpresa para mí, puesto que en el pasado ya lo había querido hacer, pero en ese entonces yo era una pequeña niña escuálida, sin nada de nada que me hiciera parecer a la mujer que era ahora, por ellos siempre rechazaban y por consecuencia, mi padre me golpeaba, por no ser mayor y lo suficientemente mujer, como había matado a mi madre, ella ya no le servía. —¿Me estás escuchando? La voz de Dylan me atrajo de mis escondidas murallas. —Sí, lo siento, entonces mi padre me quiere vender a ese tipo, muy inteligente de su parte —bufo con ironía—. Siempre es lo mismo con él. Si antes parecía un demonio a punto de esculpir fuego, ahora era todo llamas. —¿Puedo saber por qué me miras de ese modo? —nos señalo—. No lo hagas, parece que me quieres asesinar por algo que ni siquier
DYLANEl genio se me va a la mierda en cuanto el padre de Harley suelta eso que ya sabíamos, él la quiere casar con Andras, el mafioso empresario con el que compartimos un negocio, de haberlo sabido, jamás me hubiera prestado a colaborar con él para que le diera al hospital, más equipo eficiente que mejorar la salud de los pacientes, pero claro, ahora sabiendo que Amelie tenía todo que ver con ellos, comprendo su insistencia con respecto a que firmara esos documentos. Harley no lo demuestra, con todo lo que ha pasado en su vida, se ha forjado una muralla impenetrable, una a la que nadie puede tener acceso, pero sé que por dentro, está conmocionada por enterarse no solo de los planes que tiene en mente su padre y que no van a ocurrir, sino, porque Amelie y ella comparten la misma sangre. —Debes estar bromeando —ella logra recuperar la voz, como la postura. Estar en medio de ellos, es como presenciar una batalla entre los dos titanes de la mentira, ambos se conocen tan bien, que no n
HARLEYAl día siguiente me muero de los nervios, pese a que Dylan me pidió que no fuera a trabajar y que me quedara en casa, no pude evitar el hecho esconderme para ver a lo lejos, como mi padre salía del hospital con una enorme sonrisa en los labios, y con dos maletas azules enormes, las subió en su camioneta y se subió para luego arrancar e irse como alma que lleva el diablo. —Solo espero que no regreses —susurro en su dirección. Tampoco es como que me diera el día libre Dylan, porque hoy era mi día de descanso. Dude incluso si era un buen momento como para entrar al hospital con la excusa de saludar a alguno de mis colegas, y que de ese modo no se viera tan obvia la necesidad constante de tener que ver a Dylan, no se había comunicado conmigo, y después de que me follara anoche, no sé en qué punto intermedio nos encontramos, solo espero poder encontrar una solución pronto, sin tener que llegar a los extremos. En especial porque no tenía ánimos de que él se casara conmigo solo por
HARLEYEl día no podía transcurrir de lo más pésimo, no solo por el hecho de que Andras me hubiera besado creyendo que se vería ante mí como el héroe que siempre soñé, sino, por el hecho de que ahora me encontrara encerrada en una habitación en la torre más alta de la casa, me sentía como una maldita Rapunzel moderna, no había maneras de escape, debido a que las ventanas estaban abarrotadas, la puerta atrancada, no había conductos de ventilación, ni algo que me sirviera como autodefensa en el baño, estaba tan resguardada como un ratón dentro de una caja de cartón. Tampoco divisé a vecinos, lo que quería decir que si bien ellos pudieran gritarme o violarme, bien nadie escucharía, solo deseaba que Dylan me encontrara pronto. —¿Disfrutando de la vista, princesa? —me pregunta Andras. Quien entra con una bandeja llena de fruta y algunas donas. —Imagino que no es tu comida favorita, pero por el momento, esto servirá —se dice a sí mismo como para aceptar que no está siendo el mejor anfit