HARLEYAl día siguiente me muero de los nervios, pese a que Dylan me pidió que no fuera a trabajar y que me quedara en casa, no pude evitar el hecho esconderme para ver a lo lejos, como mi padre salía del hospital con una enorme sonrisa en los labios, y con dos maletas azules enormes, las subió en su camioneta y se subió para luego arrancar e irse como alma que lleva el diablo. —Solo espero que no regreses —susurro en su dirección. Tampoco es como que me diera el día libre Dylan, porque hoy era mi día de descanso. Dude incluso si era un buen momento como para entrar al hospital con la excusa de saludar a alguno de mis colegas, y que de ese modo no se viera tan obvia la necesidad constante de tener que ver a Dylan, no se había comunicado conmigo, y después de que me follara anoche, no sé en qué punto intermedio nos encontramos, solo espero poder encontrar una solución pronto, sin tener que llegar a los extremos. En especial porque no tenía ánimos de que él se casara conmigo solo por
HARLEYEl día no podía transcurrir de lo más pésimo, no solo por el hecho de que Andras me hubiera besado creyendo que se vería ante mí como el héroe que siempre soñé, sino, por el hecho de que ahora me encontrara encerrada en una habitación en la torre más alta de la casa, me sentía como una maldita Rapunzel moderna, no había maneras de escape, debido a que las ventanas estaban abarrotadas, la puerta atrancada, no había conductos de ventilación, ni algo que me sirviera como autodefensa en el baño, estaba tan resguardada como un ratón dentro de una caja de cartón. Tampoco divisé a vecinos, lo que quería decir que si bien ellos pudieran gritarme o violarme, bien nadie escucharía, solo deseaba que Dylan me encontrara pronto. —¿Disfrutando de la vista, princesa? —me pregunta Andras. Quien entra con una bandeja llena de fruta y algunas donas. —Imagino que no es tu comida favorita, pero por el momento, esto servirá —se dice a sí mismo como para aceptar que no está siendo el mejor anfit
HARLEYLoco, así es como estaba Dylan, había perdido totalmente la cabeza, me levanto de la cama con sumo cuidado de no despertarlo, debido a que se hallaba a mi lado, desnudo, descansando luego de que pasara todo el día follándome. La cabeza me da vueltas, me inclino hacia la cómoda y deslizo mi mano en el interior de uno de los cajones, con la intención de encontrar el frasco con las pastillas que estoy tomando para no quedar embarazada. No está, frunzo el ceño pensando que quizá me equivoqué de cajón, busco en los continuos y no encuentro nada, lo cual es raro porque siempre los dejaba ahí, ¿los habré puesto en otro sitio. Alarmada, me dirijo al cuarto de baño, donde sigo con mi búsqueda, el resultado es el mismo, no hay nada. —No puede ser cierto —susurro con irritación. Anoche me ha follado sin protección, por lo que memorizo el ir a la farmacia luego del desayuno, para comprar un nuevo frasco, me doy una ducha rápida, me visto y me cepillo los dientes, Dylan sigue dormido, pr
HARLEYDylan se congela por segundos cuando le doy la noticia, este bebé llega en mal momento, lo presiento, no es que no lo desee, solo… no era adecuado para la ocasión, el que yo estuviera embarazada, sabiendo que estamos rodeados de varias amenazas. —Embarazada —repite como si no pudiera creer lo que digo. —Sí, Dylan, me hice siete pruebas de embarazo, y una de sangre, en unas horas me dan los resultados, Javier, el de laboratorio, me debe unos favores y… —¿Te lo folláste a él también? La pregunta me descoloca. —¿Qué? —frunzo el ceño. Le miro, ahora su mirada no irradia felicidad. —Maldito —resoplo—. Te digo que estoy embarazada y a ti solo te preocupa si follé con Javier, eres un imbécil, no, no follé con él, te recuerdo que está felizmente casado con Natalia de Cardiología. Su gesto se relaja. —Cierto.—¿Por qué cambiaste mis pastillas? ¿Estás consciente de lo que hiciste y lo que está pasando? —lo acribillo con preguntas—. ¿Qué pasó con Amelie? ¿En dónde estabas? —Sé q
DYLANTengo un mal presentimiento, lo tuve desde el momento en el que Andras la dejó libre, sin embargo, quise dejarla hacer las cosas a su manera. No está funcionando, la veo alejarse y adentrarse al almacen, los nervios me asesinan y solo quiero traerla de vuelta a mis brazos. Entiendo el miedo que la avasalla al haberse enterado que estaba embarazada, después de todo, es su padre quien le incrustó ese miedo en las entrañas, no se trataba de que de verdad no quisiera a nuestro hijo, sino, que tenía miedo de fallarle como a ella le fallaron. Comprensible en alguien de su estado, aunque eso no es justificación. Claro está. Y ahora, observo a cada uno de los oficiales que rodea la zona, todos están preparados para atacar en caso de verlo necesario, así que voy dando tumbos mentales de todas las posibles salidas, además, estoy seguro de que Andras no viene solo, alguien tan peligroso como él, no andaría sin sus hombres cuidándole las espaldas. —Estamos listos —dice el agente a mi lad
HARLEYHan pasado dos semanas desde que me enteré de que jamás iba a poder tener hijos, la decisión que tomé de no ver a Dylan, al principio fue por el momento, me dejé llevar, Maddison y Clara saben que soy impulsiva, por lo mismo, entienden lo que hice, sin embargo, luego de un par de días comprendí mejor las cosas, Dylan jamás iba a poder tener hijos si se queda con una mujer como yo. Seca por dentro. Por lo que decidí que tenía que ser libre, luego de que Andras destruyera toda la felicidad que estaba tocando con la punta de mis dedos, me dejó con un hilo de voz interior, no quería que Dylan sufriera esto. Y para ser honestos, yo tampoco estaba bien. De alguna forma, el tener que ver a Dylan todo el timpo, se iba a convertir en un constante recordatorio de que pese a que por fuera pudiera fingir que todo está bien y que nada nos va a separar, sé que en el fondo habría esta otra parte en la que se sentiría solo y destruido, al no tener un hijo de su sangre, su carne. No podría s
HARLEYEl rostro de Dylan es todo un poema, pero noto que en sus ojos está ese brillo de admiración, sonríe y niego con la cabeza, es noble de su parte que quiera hacerme sentir bien. Espero a que me dé una respuesta, la que sea, comienzo a inquietarme con su silencio. —¿Por qué pones esa cara? —le pregunto con inquietud. Mi mejor don es ponerme a la defensiva con los que me miran mal, y aunque Dylan no lo haya hecho, comienzo a creer que se está convirtiendo en uno de ellos, una pequeña amenaza. —¿Cuál cara? —contrarresta con una nueva pregunta. —Sé que piensas que no puedo con ello, pero estás equivocado, no pienso recaer. —No estoy pensando en que no puedas hacerlo, como éstas creyendo, es solo que me temo que no puedes adoptarla. Tenso el cuerpo. —¿Por qué? —frunzo el ceño. Doy dos pasos hacia atrás, como si eso me fuera a ayudar a ponerme en alerta, o a tenerme compasión. —Por qué, para adoptar en este estado, se necesita estar casado, además de que investigarían muchas
HARLEYPara cuando termino el turno, estoy agotada, ya había olvidado lo duro que era esto, y ahora, estoy más agotada que nada, me vierto agua en el rostro, me parece que no es tan mala idea el que yo quiera adoptar a una niña, Dylan dice que lo podemos hacer, estoy segura, hay una parte de esa pequeña que hace que recuerde a la niña que era yo. Nunca tuve una mano amiga que me ayudara, es por eso que quiero hacer las cosas diferentes, quiero que ella pueda tener esa salida que yo nunca tuve. —¿Pensando en ella? La voz ronca de Dylan hace que de un respingo, observo su reflejo a través del espejo y me parece que debería comenzar a pensar seriamente en lo que hice, aunque ¿a quién quiero engañar? Ya no hay marcha atrás. —Sí, probó comida, y me dijo que le agrado —sonrío como una niña—. Creo que puedo acercarme a ella. —Servicios sociales vendrá mañana para estudiar su caso y comenzar con los trámites para ver si tenemos la capacidad de entenderla. Me quedo callada por un par de