MINUTOS ANTESLa cabeza me estalla, actué de manera impulsiva ante una situación que no debería importarme, pero es que estos días me he sentido confundido, todo el tiempo quiero proteger a Glyndon, y no puedo borrar de mi mente su cuerpo desnudo, deseando tenerlo bajo el mío mientras la follo, el deseo me está cegando, nunca me había pasado algo como esto, ni siquiera con Davina, a quien estoy evitando en todo momento, hasta que la puerta de mi oficina se abre y entra ella. —¿Qué haces aquí? —pregunto con molestia. Otra cosa que me sorprende, se supone que estoy enamorado de ella, se supone que era ella la mujer con la que deseaba casarme, hasta que me engañó con un tipo al que apenas conoce, y a él le entregó su primera vez, cuando siempre fui paciente con ella respecto a eso. —Estoy trabajando, señorita Morgan, retírese en este momento —espeto con firmeza. —No, hasta que me escuches —agrega. —No tenemos nada de que hablar, si no es un tema de medicina, no. —Hunter, por favor
GLYNDONCuando llego al hospital, me siento muy confundida con toda la situación que estoy viviendo, no debió haberme sorprendido el encontrar a Hunter follando a Davina, después de todo, ellos son una pareja real, es solo que esta extraña sensación en el pecho, no la puedo adivinar, jamás he estado enamorada de nadie, ni siquiera de Luke cuando salíamos, era más bien una comodidad, con él podía hablar de todo, y eso, es lo que me hacía creer que era el amor. El problema vino cuando observé de cerca a mis padres, ellos se comportan de una manera demasiado apegada, es como si no pudieran vivir el uno sin el otro, así de fácil, así de sencillo, no hay más. Pero eso no es lo que siento por Hunter, esto es más… como si fuera mi mejor amigo y temiera que otra me lo quitara. Con esos pensamientos absurdos camino por uno de los corredores, necesito sacarme de la cabeza a Hunter, encontrar una distracción, él ama a Davina y ella a él, estoy girando justo al chocar contra Luke, quien parece
HUNTERGlyndon dijo que pensaba tomar distancia entre los dos, y ese pensamiento ha estado rondando en mi cabeza todo el tiempo, ¿cómo es que no me di cuenta de que ella poco a poco estaba entrando en mi vida? Me gusta, mucho, demasiado lo definiría mejor, ella tiene razón, no es bueno para ninguno de los dos, pero tampoco pienso reprimir estos sentimientos que jamás había sentido por nadie, ni siquiera por la propia Davina. Lo que me lleva a cuestionarme si en realidad es amor lo que creo sentir por ella, o una ilusión, si de verdad amo a Davina, la cabeza me va a estallar y estar en el hospital no mejora las cosas sin duda. Necesito de un respiro. Camino de un lado a otro dentro de mi oficina, es mi tiempo de descanso y no soporto la idea de que ella le haya dado una oportunidad a Luke. Saber que en secreto, cuando estén a solas, él la va a follar, la va a tocar y besar, joder, esa fue la razón por la que intervine cuando mi madre mencionó el estúpido viaje al que no me apetece ir
GLYNDON—Siento llegar tarde —dice Luke mientras se acerca y me da un beso en los labios. El tacto se siente demasiado diferente al de Hunter, y me obligo a no pensar en nada, mucho menos en él, aunque esta vez me aparto de Luke lo más rápido que puedo, en especial cuando nos encontramos a un par de metros de los padres de Hunter. —No puedes hacer eso —espeto con firmeza. —¿Besar a mi novia? —inquiere con indignación. —Sí, no puedes cuando estamos fingiendo que sostengo una especie de relación con Hunter —levanto la mano mostrándole el anillo que rodea uno de los dedos de mi mano—. ¿Recuerdas? Soy su prometida. En cuanto las palabras brotan de mi garganta, veo la chispa de odio en sus ojos, de rabia contenida, me aparto y meto mi maleta en la cajuela para luego cerrarla, Hunter habla con Davina y desde donde nos encontramos, noto que más que una simple charla, parece más bien una discusión discreta y solo visible para el ojo crítico, como el de su padre. —Aún me parece que es un
GLYNDONHunter se queda callado cuando Davina pide que hablen, lo observo con detenimiento, es como si estuviera en medio de una lucha interna de la que no quiere aceptar cuál es el lado que va ganando. —Glyndon —me dice. —Me voy… —No —él espeta con firmeza. Frunzo el ceño. —Me parece que si, esto solo les compete a los dos, yo iré abajo… —Luke está abajo, seguro que te hará bien pasar tiempo con tu novio —Davina enreda su brazo en el de Hunter, algo que hace que él realice una mueca de desagrado que me es graciosa hasta cierto punto. Él parece darse cuenta y me guiña un ojo. —Amor, hablemos, puede que mejor follemos, mira esa cama —Davina abre los ojos como platos al tiempo que se dirige a la cama en la que iba a dormir Hunter conmigo—. Es tan cómoda. Deja caer su cuerpo, ahora no quiero acostarme ahí, tendrá su esencia y temo que cuando me abrace o haga algo, la recuerde a ella, por lo que reprimo mis ganas de sacarle los sesos y comportarme a la altura de una Wood, de la h
HUNTERCuando despierto, Glyndon no está a mi lado, el miedo me invade, la idea de que se fuera por lo que pasó anoche, hace que me levante de la cama de un solo salto, esto es lo que más me temía, intenté detener mis impulsos sexuales, si bien es cierto que esto jamás me había pasado con Davina, con Glyndon sí, y lo peor es que se siente bien, aunque me desconcierta, entro al cuarto de baño con la esperanza de encontrarla ahí, pero no está, no hay rastro de ella, reviso sus cosas, se ha hecho un cambio de ropa, rápido me visto y bajo, seguro debe estar en la recepción. Los minutos pasan y ruego porque alguno de mis padres esté con ella, no quiero verla cerca ni de Davina y mucho menos de Luke, pero cuando las puertas del elevador se abren de par en par, mis peores pesadillas se hacen realidad al notar que Luke está aplastando sus labios sobre unos que son solo míos. Ella le grita entre besos que la deje en paz, pero no lo hace, mi visión se vuelve roja, por lo que me lanzo encima d
GLYNDONLa mirada de Hunter no me agrada, me aterra, una parte de mí le tiene demasiado miedo, pero otra… solo siente el imperioso deseo de que me bese, haber aceptado mis pensamientos y sentimientos sobre él, ha sido un enorme paso, uno que nunca creí estar dispuesta a dar, mucho menos por alguien como él. El aire se me atasca en la garganta, cada una de las fibras de mi piel se eriza, trago duro al tratar de poner toda la distancia posible entre los dos. —¿Acaso no te enseñaron a no escuchar conversaciones que no te corresponden? —inquiero con cautela. —Me corresponden cuando se trata de ti, Glyndon —espeta con firmeza. —Hunter… —Contesta a la maldita pregunta, ¿pensabas entregarle tu virginidad a Luke? Tensa la mandíbula con tanta fuerza, que incluso la simple acción me parece demasiado dolorosa. —Solo es un himen —respondo con el mismo tono frío con el que suelo tratar a mis pacientes. —¿Solo un himen? —bufa—. Es tu puto himen, tu primera vez. —No es tan importante, solo i
GLYNDONEn cuanto noto que Hunter está a nada de salir junto con la ayuda de cinco de los policías encargados del lugar, mientras que el resto de sus compañeros se encargan de ayudar a la gente de ese lugar, siento que el aire me falta cuando lo veo alejarse sin nada, por alguna extraña razón las piernas se me congelan y me quedo estática, aunque me obligo a moverme, lo alcanzo y tiro de su brazo, no quiero que las cosas se terminen así después de haber tenido el mejor día de mi vida. —Hunter —digo. Él se detiene y la garganta se me encoge al notar cómo su mirada parece demasiado fría y perdida. Me mira por encima del hombro y comienzo a creer que tocarlo ha sido mala idea, ¿qué me pasa? ¿Por qué pienso de este modo? —¿Qué? —espeta con firmeza. —Voy con ustedes —logro articular. Y aunque mi voz no suene tan convincente como otras veces, ya es un buen comienzo el que estoy haciendo. —No, regresa. Intenta darse la vuelta y le detengo. —No sé qué es lo que te pasa, entiendo que e