TOBIASMe niego a ser el papel del peón en el juego de alguien más, soy antagonista, soy el cazador, y es momento de que la presa aprenda cuál es su maldito lugar en el tablero, no perdono, no olvido, soy vengativo, me conozco, anoche estuve a punto de follar a la fuerza a Clara, tenerla tan cerca hizo que la sangre se me pudriera, necesitaba una purga de todos estos pensamientos asesinos, por desgracia para mí y fortuna para ella, llegó Maddison. Un golpe de suerte, y ahora la tengo frente a mí, tratando de evitar mirarme a toda costa, como si pudiera hacerlo, porque no importa cuánto finja, o cuánto se esfuerce por tratar de enamorarse de otro hombre, ella está encadenada a mí, su grillete es pesado, solo aflojé la cadena, más no la rompo, ella es mía, para romperla, para destruirla. Cuando en mi bufete mencionaron este caso, pensé en dárselo a otro abogado, sin embargo, era el primer golpe para que ella bajara la cabeza y se acercara a mí. Su madre me come vivo con los ojos, ella
ELIE Aparco a las afueras de mi casa, la misma en la que vivo con mis padres, tengo una propia a las afueras de New York, también dos departamentos, pero esta vez por su comodidad y por ocultar las apariencias, estoy aquí, aunque más que un hogar al que llegar como refugio, se parece a un cascarón podrido, por fuera la construcción es hermosa, colonial, costó millones dejarla al gusto de mi madre, y aunque ellos ahorita no estén debido a un viaje de negocios en Arabia, su ausencia se siente como una regalo o una bendición. Mis padres y los de Clara no tienen mucha diferencia, solo les preocupa el qué dirán o lo que puedan obtener de las personas, aunque en este caso, haré lo que me piden, por qué la persona que me gusta y que me importa está involucrada. Clara Daanger es todo lo que un hombre puede pedir en una mujer, inteligente, hermosa, atenta, talentosa, responsable, ella es quien llamó mi atención. Al principio, no lo voy a negar, solo me interesaba follarla, cuando mis padr
TOBIASHORAS ANTES—Me temo que no tenemos nada de que hablar —respondo dándole la espalda.De soslayo observo que Levi se divierte con lo que me pasa, no me quejo, lo mismo hacía yo cuando estaba en problemas con el asunto de Maddison. —Me parece que tenemos a una persona y un tema en común, y ese es Clara, mi hija. Tenso el cuerpo, odio que hable de ella con ese maldito tono, detesto que no pueda ver que su hija no es un objeto al que está ofreciendo al mejor postor, pero sobre todo, me molesta que la traten como a una inútil que no es capaz de tomar sus propias decisiones. —Ahora, si es que te interesa ella —dice en tono rotundo. La miro por encima de hombro, ella se dirige a la zona VIP, sube las escaleras, sigo cada uno de sus pasos, se acerca a uno de los hombres de seguridad, le da un par de billetes y me señala, el tipo voltea a verme y asiente con la cabeza. —Será mejor que vayas —arguye Levi poniéndose de pie—. No hace falta que te diga que seguro tiene que ver con vend
CLARANo puedo dormir, me remuevo incómoda en mi cama, giro un par de veces, cierro los ojos con la intención de olvidar las tonterías que dijo mi madre, no puedo, al final, me incorporo y saco mi móvil, digan lo que digan, no importa si mi familia se va a la mierda, no pienso casarme con Tobias, recordar la expresión apacible que vi en su rostro cuando leyó el nombre que parpadeaba en la pantalla, hace que las entrañas se me remuevan. La prefirió a ella, le dije que no atendiera, que se quedara conmigo, tal vez no con las palabras correctas, pero lo hice, y, sin embargo, salió de la habitación, dejándome con el corazón roto una vez más, porque puede que me obligue a odiarlo, y lo hago, aunque no con la intensidad que me gustaría, no obstante, de nada sirve, ya que sigo sintiendo ese incontrolable hormigueo en la parte baja de mi vientre. Enfadada y culpable por cómo los dos se comportaron con Elie, saco mi móvil y le llamo, no responde, hago un par de intentos más con el mismo resu
CLARACayendo, es así como me veo cuando en la fracción de un minuto, me permito probar de nueva cuenta los labios de mi Némesis. Tobias introduce su lengua a mi boca, el cosquilleo generado en mis entrañas son la bofetada que la vida me da y que me regresa a la realidad. Marina viene a mi mente, la mujer que ama y que al parecer no deja de lado. —¡No! —recurro a todas las fuerzas que me quedan y lo empujo con rabia—. No soy tu maldito juguete, vete a la mierda y deja de joder a las personas. Intento irme, no obstante, levanta la mano y termina acorralándome contra la pared. —¿Cómo está eso de que estos dos años estuviste cogiendo con Elie Donell? —sisea con un destello perverso. Me quedo en blanco. —¿Qué? —frunzo el ceño. Tobias ladea una sonrisa de media luna antes de apartarse y relajar los hombros, es como si mi sola expresión le hubiese aclarado una duda existencial. —Lo suponía. —No sé de qué hablas —replico—. Tengo que ir a ver a Elie, aléjate de mí, no lo pienso repet
CLARA No sé cómo sentirme al respecto, intento procesar cada una de las palabras que me dice mi padre, al final, no puedo, es como si me hubiera quedado inmersa en un mundo paralelo al que estoy viviendo, suena mal e incluso se verá como algo incorrecto, dejándome en el papel de perra, pero hubo un segundo en el que pensé "muy bien, por fin han desaparecido a la mujer que se ha encargado de hacer de mi vida, un infierno" Sin embargo, luego intente que no me afectara mucho la idea. —¿Clara? La voz de mi padre hace que espabile y tomo con más fuerza mi móvil. —Sí, aquí estoy, me distraje, lo siento. —Tienes que venir a casa cuanto antes —se apresura a decir, incapaz de ocultar el tono lleno de preocupación que lo domina. Levanto la mirada, mis ojos se encuentran con los de Elie, quien tensa el cuerpo. —Por supuesto, ya llego en veinte minutos. Ambos colgamos. —¿Tienes un problema? —me pregunta Elie. Me le quedo viendo un momento antes de que pueda articular una sola p
CLARALas manos me tiemblan cuando entro a mi habitación y voy al lavabo de mi baño privado, siento que todo me da vueltas, me es irreal, lo que acaba de pasar, lo que acabo de sentir, traté de hacerme la valiente en cuanto Tobias salió del despacho de mi padre, no pude, por más intentos que hice de preguntarle qué pasaría con mi madre, este simplemente relajó los hombros y dijo que “mi ahora nuevo esposo” se encargaría del problema, el asunto es que no confío en él, no puedo hacerlo después de todo lo que acaba de pasar. Camino de un lado a otro, soy la esposa de Tobias, solo de papel, claro está, entre los dos no hay amor, al menos no un correspondido de su parte, y es algo que debo superar con el paso de los días, ahora solo queda hacer todo lo posible por divorciarnos o por lo menos, por hacer que él se logre hartar de mí, puede que incluso investigue a esa tal Marina y pueda aliarme para que me ayude, me pregunto si ella sabrá de esto. Tobias es tan desgraciado, que seguro tamb
TOBIASClara me observa como si me hubieran salido dos cabezas, desde que llevé a la cama a mi hija y entré a una de las habitaciones de huéspedes, no ha dejado de caminar de un lado a otro, la conozco tan bien, como puedo asegurar que está haciendo una tormenta dentro de un vaso de agua. El clic de la puerta hace que salga de su ensimismamiento, y el que venga con esos pantalones cortos y ajustados, no me ayuda mucho a mantener la cordura. —Una hija —comienza—. Tienes una hija y no me habías dicho nada, ¿cuántos años tiene? ¿Quién es la madre? Joder, eres un maldito mentiroso. Me tomo el tiempo para quitarme el blazer. —Se llama Marina, tiene seis años y es solo mi hija. Voltea a verme con la rabia de un cañonero. —¿Piensa que voy a creer que nació por obra de magia? —pone las manos en jarras. —Puedes creer lo que quieras. De pronto, en su mirada se atisba la culpa y la decepción. —No vayas por ese camino —espeto con firmeza—. Su madre se llama Tania Sayer. —¿Cómo la modelo