CLARAVer el rostro intacto e implacable de Tobias, es algo que no tiene precio, no parece sorprendido, mucho menos alterado por mis palabras, todo lo contrario, sus ojos son como los de un demonio, el aire comprime mis pulmones, los segundos que le siguen son tormentosos y solo quiero hacer una cosa, escapar o lanzarme a sus brazos, decirle que todo estará bien, de hecho, estoy a nada de hacerlo, pero la imagen de la pequeña Marina viene a mi mente. Empujo todo el dolor que me va a provocar el estar lejos del hombre que amo, cierro los puños y sigo en mi papel, tratando de no encogerme del miedo aun cuando sus pupilas se dilatan. —Deja de decir estupideces —espeta con firmeza. Me quedo callada un par de segundos. —No sé de qué hablas —mi voz tiende de un hilo. —Tal vez necesites espacio —se aleja—. Llamaré al doctor para que te revise. Sale de la habitación y suelto un suspiro, mis ojos se llenan de lágrimas que no puedo parar. «Es lo mejor, es por Marina, ella merece tener a
CLARAMi mente viaja a Tobias, no sé a dónde vamos, tampoco lo que será de mí, me encuentro dentro de una furgoneta que va a toda velocidad, mi madre no deja de hablar en italiano con alguien por teléfono, han pasado dos días desde que me despedí de Tobias y del enorme amor que le tengo, el único alivio que le queda, es que estará con su hija. Muevo mis manos con impaciencia hasta que por fin decido apartar la mirada del paisaje que se muestra afuera. El hombre que maneja va armado, su copiloto también, puedo distinguir aún en las distancias cortas, que mi madre está furiosa por lo incómoda que va, no deja de agitar las manos al tiempo que insulta al pobre hombre, de pronto, comienzo a sentirme mal, mareada, todo me da vueltas, el ácido estomacal se me sube por la garganta y tengo que vomitar. —¡Pare! —grito.Los dos hombres me ignoran, como si no existiera para ellos, mi madre me lanza una mirada amenazante, dice algo más y cuelga, al tiempo que yo coloco la palma de mi mano sobre
CLARAMis ojos se llenan de lágrimas, mismas que se derraman por mi cuerpo de manera torrencial, detrás de Tobias aparece Levi con un arma, él nos mira y luego se dirige hacia su amigo. —Iré por Sora —anuncia.—Sí.Levi me echa un último vistazo y se aleja en dirección de donde mi madre corrió. Tobias mantiene la misma mirada asesina sobre mí, la garganta se le cierra cuando intento decir algo. Tobias se pone en cuclillas y revisa mi tobillo. —Yo… —Cállate —espeta con firmeza. Sello mis labios instintivamente hasta que él aplasta sus labios sobre los míos, es un beso urgente, lleno de desesperada pasión, incluso siento que el aire que respiramos es el mismo y no habrá para ambos en un momento a otro. —¿Creíste que tu tontería no tendría consecuencias? Abro los ojos como platos cuando de un movimiento rápido me gira, haciendo que quede en una posición de cuatro, él levanta mi falda y rompe mis bragas, mis manos sienten el pasto y se cierran en perfectos puños. —Tobias, no es mom
CLARAHace dos días que volví a vivir en la casa que era de mis padres, no he sabido nada de mi madre y ya comienzo a preocuparme, es que no puedo hacer como que nada de esto pasó, pese a los intentos constantes de Tobias por hacerme sentir bien y asegurarme que ella no volverá a aparecer en nuestras vidas, ¿cómo puede estar tan seguro? Sé lo que escuché, el italiano con el que me había vendido la quería muerta, pero también sé lo perspicaz que puede llegar a ser mi madre cuando se trata de salirse con la suya. Temo que haya pedido ayuda de él para volver a atacarme, termino de colocarme el abrigo y siento que las piernas me tiemblan, no solo está el asunto del corazón de la pequeña Marina, sino, él que yo hoy sabré si estoy embarazada o no. Por una parte espero que sí, por otra, solo quiero que sea un mal sueño, no quiero que la mente de Tobias tenga alguna distracción de más. «Son cosas que no se pueden evitar»Me repito a mí misma. Una y otra vez mientras bajo las escaleras, en e
CLARANo sé lo que ha pasado pero siento que he muerto y revivido en un solo día. Al abrir los ojos me encuentro dentro de una habitación de hospital, recuerdo todo y me incorporo de golpe, tocando mi vientre, todo lo que ha pasado ha sido demasiado para mí, en especial porque no quiero perder lo único que se ha aferrado a mí. Mi hijo. —Tranquila.La voz ronca de Tobias llega a mí, volteo y lo encuentro poniéndose de pie al tiempo que sus ojos adquieren un brillo sádico. —Estás en el hospital. Se acerca y le echa un vistazo al monitor que reacciona a los latidos de mi corazón. —¿Qué ha pasado? Mi bebé… Tobias me fulmina con la mirada. —Querrás decir, nuestro bebé —espeta con firmeza, incapaz de ocultar el orgullo que siente al decir aquellas palabras. Me quedo callada, sellando mis labios como una bóveda antigua, esperando a que me dé alguna mala noticia, una de la que no estoy segura, pueda sobrevivir, respiro hondo, sintiendo como todo me da vuelta alrededor. —Tuvimos que in
TOBIASTermino de firmar un par de documentos, poniendo en orden todo para tomarme un maldito receso en mi vida, han pasado nueve meses desde que casi pierdo a Clara, desde que casi dejo de ver sus hermosos ojos verdes, nueve meses en los que dio a luz hace dos semanas, a mi hijo, un niño sano, rubio y de ojos verdes, al que ella llamó; Gareth. Se parece tanto a mí, es mi vivo retrato, pero sacó el carácter caprichoso de su madre. Ha sido un proceso largo, en especial porque aun en las noches, suele tener pesadillas. Mismas en las que se despierta gritando y llorando después en mis brazos, su madre le dejó muchas huellas, y aquí están las consecuencias, aunque intento por todos los medios depurar su trauma, y lo hago con la mejor forma que tengo, y es follarla hasta que deje de pensar en otra cosa que no sea en mi polla entrando y saliendo de su cuerpo. —Señor.La voz femenina a mis espaldas hace que mire por encima del hombro, al tiempo que agarro mi saco del perchero, la nueva sec
CLARASUCESO ANTES DE QUE LEVI CONOCIERA A MADDISON—Tienes que conquistarlo. —Sí, cariño, no puedes dejar que nadie lo tenga, la fortuna de Levi es importante, así que harás lo que sea para tenerlo a tus pies. —Así tengas que perder tu virginidad con él. Mis padres siguen con lo mismo, una y otra vez, desde que me levanto hasta que me acuesto, no logran entender que no quiero tener nada que ver con el amor por contratos, yo quiero estar con un hombre que me ame y yo a él, me gusta Levi, es decir, es apuesto, rico, soy pesada con él porque quiero que me odie, sin embargo, sé que nuestros padres queremos que estemos juntos. Tenemos años de conocernos, y aunque lo veo más como un amigo que como un posible candidato para marido, mis padres necesitan ayuda y tengo que apoyarlos, por lo que mordiéndome la lengua para evitar decirles que no me voy a meter en estos asuntos, termino por asentir, lo que provoca que mi madre ensanche una larga sonrisa que va de oreja a oreja. —Esa es mi pr
¿Qué harías si terminas siendo la esposa del doctor más cruel del país? Una apuesta, un juego, una broma del destino. Harley sabe perfectamente que no debió haber tenido sexo con Dylan Wood, ella tenía claro que él jamás la tomaría en serio, hasta que una noche de copas, el resquemor del pasado y una sucia broma, hace que firme con contrato en el que termina siendo su prometida. Situación que a Dylan no le toma por sorpresa, puesto que no todo lo que brilla es oro, y él es quien maneja los hilos de su historia, el problema es que para estar con Harley, tendrá que enfrentar su pasado, uno que ella ha guardado en el cajón del olvido, y que ahora vuelve. Cuando Andras Sullivan, un hombre apuesto que ha salido de la cárcel, llega a reclamarla como suya, lo que lo empuja a tomar la decisión compulsiva de ser su marido, para que de esa forma, la apuesta del padre de Harley, no la llegue a tocar. Creando así, un peligroso triángulo amoroso. ¿Podrá Harley confiar en el hombre que le ha pa