Capítulo396
Cuando Leandro volvió al coche, sacó el botón que había tomado y lo miró fijamente.

—Renzo, comprueba dónde ha estado Dalila.

Renzo asintió. En ese momento se dio cuenta del botón en la mano de Leandro.

—¿Necesita que investigue el botón también?

Leandro le lanzó el botón a Renzo.

—Investígalo. Y la cámara de vigilancia de la noche de la recepción del mes pasado, también tienes que investigarla.

Hablando de esa noche, Renzo frunció ligeramente el ceño.

—Señor, la cámara de vigilancia de esa noche no se puede encontrar. El hotel dijo que la máquina estaba averiada y no funcionaba.

¿No funcionaba? Qué casualidad.

—Señor, lo he comprobado. Usted y el señor Soto no tienen enemigos y, si los tuvieran, esos seres insignificantes no podrían encontrar a la señora.

Tras escuchar sus palabras, Leandro entrecerró los ojos.

Dalila no tenía tanta fuerza, debía haber alguien detrás de ella. Pero si ni siquiera él podía averiguarlo, entonces esa persona debía esconderse muy bien. Sólo podía esperar
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