Capítulo402
—No me acosté con Dalila. ¿Me crees?

Su voz en realidad tenía un dejo de súplica, como si fuera él quien amara hasta la humildad.

Julieta lo apartó y le dijo con voz fría:

—Leandro, ¿hasta cuándo vas a actuar? Cuando estás borracho, vienes corriendo conmigo, cuando estás sobrio, subes a la cama de Dalila y hablas de que me quieres muerta. No te entiendo y no quiero entenderte. Déjame en paz.

—¿Por qué no me crees?

Apoyándose, Leandro extendió la mano y le acarició suavemente el rostro. Sus ojos profundos parecían un charco de abismo negro, lo que hacía que sus emociones no fueran leídas claramente.

Julieta sintió un poco de asfixia en el pecho, como si su corazón estuviera siendo arrancado.

Nunca pensó que un día, ese hombre, arrogante hasta el extremo, le preguntaría semejante pregunta. “¿Por qué no confías en mí?”.

Era simplemente irónico.

Ella apartó su mano y se burló:

—¿No te cansas de fingir? En aquel entonces te pregunté una y otra vez. ¿Por qué no me creíste? ¿Y qué hiciste? ¿
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