—Julieta, por favor, dile a Omar que...Jasmine respiró profundamente. Clavándose las uñas en la piel, se volteó para mirar a Julieta y continuó:—Lo odio. No quiero volver a verle en mi vida. Dile que no aparezca frente a mí nunca más.El corazón de Julieta se partió en pedazos. Frunció el ceño, incapaz de asentir con la cabeza, no importa cuánto lo intentara.Jazmín y Omar estaban enamorados. No había odio entre ellos, tampoco malentendidos, solo un accidente que llevó a su separación por su culpa.Julieta no podía soportar que los dos se separaron por su culpa...Era diferente de su caso, en el que había una brecha insuperable entre ella y Leandro, la cual estaba llena de odio, más sus dos bebés no nacidos.Sin embargo, Jasmine y Omar podrían haber tenido un futuro, o una oportunidad...Mientras Julieta permanecía en silencio, Jasmine dijo con una sonrisa: —Julieta, no tienes que sentir lástima por mí. Este es mi destino. Debería aceptarlo.—Jazmín...—Julieta, sé que lo que pasó a
Leandro entrecerró sus ojos. La miró con interés y preguntó: —¿Estás celosa?¿Celosa?Julieta lo miró por un buen rato, y luego estalló en risas. En el pasado, podría haberse sentido celosa e inquieta, pero ahora su corazón estaba tranquilo como el agua.El único sentimiento que tenía al respecto era de disgusto.—Señor Cisneros, eres tan gracioso. El mundo está lleno de hombres de dos patas. ¿Necesito envidiar a Dalila por tener un hombre?El rostro de Leandro se oscureció. Agarró la muñeca de Julieta y la atrajo hacia sus brazos.—Julieta, no seas tan sarcástica.Julieta se estremeció de dolor. Frunció el ceño, forcejeó un poco y dijo:—Leandro, ¿te atreves a decir que no sabes que Dalila drogó a Jasmine?Ante esas palabras, Leandro quedó momentáneamente atónito. Solo supo por Renzo que Jasmine había intentado suicidarse y fue hospitalizada. Renzo también mencionó que parecía estar relacionado con Dalila, así que vino a comprobarlo. Pero él era completamente ajeno a los detalles.Vi
Tan pronto como Dalila entró al apartamento, escuchó un golpeteo en la puerta. Se sentía complacida y tarareaba una melodía mientras iba a abrir la puerta.Sin embargo, cuando vio a la persona en el umbral, su rostro se puso rígido y preguntó:—Leandro, ¿por qué estás aquí?—¿No puedo venir a mi casa?Dalila se rio con vergüenza y respondió: —No quise decir eso, solo pensé que estabas en…Sin esperar a que terminara sus palabras, Leandro la miró con frialdad y preguntó con un tono severo:—¿Tuviste algo que ver con el incidente de Jasmine? —¿El incidente de Jasmine?Dalila agarró rápidamente su brazo, y dijo con coqueteo: —Leandro, ¿también sospechas de mí? Prometiste confiar en mí.Leandro calmadamente se zafó de su mano y dijo con un tono gélido:—No pongas a prueba mi paciencia. La confianza que te he dado ya es más que suficiente.Viendo su firme actitud, Dalila se sentó en el sofá y comenzó a llorar:—Leandro, siempre haces esto conmigo. Siempre me cuestionas por Julieta. Si n
—Julieta, no tienes que estar conmigo todos los días. Puedes ir a divertirte los fines de semana con Samuel —dijo Jasmine.Julieta miró a Jasmine y dijo: —El que siempre quieras que me vaya es lo que más me preocupa. Además, Samuel probablemente también tiene clases los fines de semana, ya que está en su último año. No tiene tanto tiempo libre.Jasmine hizo pucheros y dijo: —Julieta, hablo en serio. De verdad estoy bien ahora y ya no voy a hacer nada estúpido.—Vamos a comer, los platos se están enfriando —respondió Julieta.Al escuchar esto, Jasmine se sentó con renuencia, con la cabeza baja.Julieta la miró con disimulo y sacudió ligeramente la cabeza.Durante este tiempo, cada vez que cerraba los ojos por la noche, la escena de Jasmine acostada en una bañera llena de sangre aparecía en su mente, causándole que se despertara de repente.Estaba demasiado asustada.Temía que, en un momento de descuido, Jasmine desapareciera de su lado.Y ella, no podía correr ese riesgo.De repente,
—Solo te daré una hora para que vengas, y tienes que hacerlo sola. De lo contrario, ahora mismo mutilaré la mano de Samuel.Julieta tenía dudas, pero por Samuel no se atrevía a arriesgarse.Después de colgar el teléfono, llamó rápidamente a Samuel. Sin embargo, después de llamar diez veces, el teléfono seguía dando apagado. Julieta entró en pánico.Tuvo que llamar secretamente a Jared para que viniera y cuidara a Jasmine.Cuando Jared llegó, agarró a Julieta, quien se había apresurado a salir, y le preguntó: —Señorita Rosales, ¿adónde va? Para Jared, el comportamiento de Julieta era bastante inusual, lo que le preocupó un poco.—Quiero preparar una cena sorpresa para Jasmine, así que no quiero que lo sepa. ¿Puedes ayudarme a mantenerlo en secreto? —respondió Julieta.Viendo la mirada sincera de Julieta, Jared no indagó más. Asintió y dijo: —Claro, no te preocupes por esto. Solo vuelve rápido. —Está bien, gracias. Después de entrar en el ascensor, Julieta suspiró aliviada. Ella e
Dalila vio el rostro pálido de Julieta. Sabía que lo creía, y dijo:—Julieta, me alegro mucho de verte tan desesperada. ¿No sería genial si Leandro pudiera verte así también?Julieta apartó la mirada, negándose a ver a Dalila, pero sus lágrimas seguían cayendo incontrolablemente.Cuando le rompieron la pierna, no lloró.Pero en el momento en que escuchó que Leandro la quería muerta, sí lo hizo.Afirmaba que ya no le importaba, más al oír que el hombre que había amado durante diecisiete años quería que su enemiga la matara en su lugar, ya no pudo contenerse.Julieta pensó que conocía lo suficiente a Leandro, pero nunca imaginó que, al final, ella sería la perdedora.En sus amores, ella siempre fue la más humilde.Dalila se agachó y tiró del cabello de Julieta, burlándose:—Ahora eres solo una lisiada. Espera que te arañe la cara. ¡Vamos a ver cómo puedes seducir a los hombres!Dalila creía que si Julieta estaba lisiada, Leandro dejaría de tener sentimientos por ella.Los hombres eran cr
Samuel vio que el hombre iba a salirse con la suya, y gritó aún más desgarradoramente:—¡Hermana! ¡Julieta! ¡Despierta!Julieta estaba sufriendo un dolor insoportable por todo el cuerpo, sin fuerzas para resistir en absoluto. Solo pudo usar la fuerza que le quedaba para mover su mano derecha y hacer un gesto hacia Samuel.“No tengas miedo.”Luego, ella le sonrió y, moviendo su boca, le dijo en silencio: “Encuentra una oportunidad para escaparte solo.”Samuel se quedó inmóvil en su lugar.Creía en Dalila cuando decía que Julieta era una pecadora de la familia Rosales.Por eso, durante dos años, no pensó en verla.Cuando se volvieron a encontrar, él la golpeó, la maldecía.Incluso la lastimó una y otra vez.No confió en ella desde el principio y la trató como a una enemiga. Incluso se negó a llamarla hermana.Sin embargo, ella nunca lo culpó.En cambio, cocinó para él y lo recogió del colegio, a pesar de estar enferma.Ahora, ella estaba muriendo por protegerlo, enfrentándose a la violac
Leandro le pidió a Renzo que llevara a Samuel al hospital así que él se quedó solo. Miró al hombre que estaba desmayado en el suelo, levantó un cubo y le echó agua fría.El hombre se incorporó de repente, levantó la vista y se encontró con los ojos rojos de Leandro. Se sobresaltó y dio un respingo asustado. Agitó las manos, abrió la boca y quiso pedir perdón, pero se quedó mucho rato con la boca abierta sin decir ni una sola palabra.Leandro no estaba de humor para perder el tiempo con él. Le puso el cuchillo en el cuello mientras le decía con voz fría:—Dime, ¿quién te ha enviado? ¿Con qué propósito?El hombre estaba asustado. Seguía moviendo la cabeza, aunque su boca sólo emitía gemidos.Leandro perdió la paciencia y apuñaló al hombre en el muslo. Se escuchó un gritó de dolor cuando lo hizo.Leandro frunció el ceño mientras pellizcaba la mandíbula del hombre. Le miró la garganta mientras maldecía: —Joder, en realidad está mudo por el veneno.Justo ahora, cuando clavó el cuchillo, s