—Julieta, no tienes que estar conmigo todos los días. Puedes ir a divertirte los fines de semana con Samuel —dijo Jasmine.Julieta miró a Jasmine y dijo: —El que siempre quieras que me vaya es lo que más me preocupa. Además, Samuel probablemente también tiene clases los fines de semana, ya que está en su último año. No tiene tanto tiempo libre.Jasmine hizo pucheros y dijo: —Julieta, hablo en serio. De verdad estoy bien ahora y ya no voy a hacer nada estúpido.—Vamos a comer, los platos se están enfriando —respondió Julieta.Al escuchar esto, Jasmine se sentó con renuencia, con la cabeza baja.Julieta la miró con disimulo y sacudió ligeramente la cabeza.Durante este tiempo, cada vez que cerraba los ojos por la noche, la escena de Jasmine acostada en una bañera llena de sangre aparecía en su mente, causándole que se despertara de repente.Estaba demasiado asustada.Temía que, en un momento de descuido, Jasmine desapareciera de su lado.Y ella, no podía correr ese riesgo.De repente,
—Solo te daré una hora para que vengas, y tienes que hacerlo sola. De lo contrario, ahora mismo mutilaré la mano de Samuel.Julieta tenía dudas, pero por Samuel no se atrevía a arriesgarse.Después de colgar el teléfono, llamó rápidamente a Samuel. Sin embargo, después de llamar diez veces, el teléfono seguía dando apagado. Julieta entró en pánico.Tuvo que llamar secretamente a Jared para que viniera y cuidara a Jasmine.Cuando Jared llegó, agarró a Julieta, quien se había apresurado a salir, y le preguntó: —Señorita Rosales, ¿adónde va? Para Jared, el comportamiento de Julieta era bastante inusual, lo que le preocupó un poco.—Quiero preparar una cena sorpresa para Jasmine, así que no quiero que lo sepa. ¿Puedes ayudarme a mantenerlo en secreto? —respondió Julieta.Viendo la mirada sincera de Julieta, Jared no indagó más. Asintió y dijo: —Claro, no te preocupes por esto. Solo vuelve rápido. —Está bien, gracias. Después de entrar en el ascensor, Julieta suspiró aliviada. Ella e
Dalila vio el rostro pálido de Julieta. Sabía que lo creía, y dijo:—Julieta, me alegro mucho de verte tan desesperada. ¿No sería genial si Leandro pudiera verte así también?Julieta apartó la mirada, negándose a ver a Dalila, pero sus lágrimas seguían cayendo incontrolablemente.Cuando le rompieron la pierna, no lloró.Pero en el momento en que escuchó que Leandro la quería muerta, sí lo hizo.Afirmaba que ya no le importaba, más al oír que el hombre que había amado durante diecisiete años quería que su enemiga la matara en su lugar, ya no pudo contenerse.Julieta pensó que conocía lo suficiente a Leandro, pero nunca imaginó que, al final, ella sería la perdedora.En sus amores, ella siempre fue la más humilde.Dalila se agachó y tiró del cabello de Julieta, burlándose:—Ahora eres solo una lisiada. Espera que te arañe la cara. ¡Vamos a ver cómo puedes seducir a los hombres!Dalila creía que si Julieta estaba lisiada, Leandro dejaría de tener sentimientos por ella.Los hombres eran cr
Samuel vio que el hombre iba a salirse con la suya, y gritó aún más desgarradoramente:—¡Hermana! ¡Julieta! ¡Despierta!Julieta estaba sufriendo un dolor insoportable por todo el cuerpo, sin fuerzas para resistir en absoluto. Solo pudo usar la fuerza que le quedaba para mover su mano derecha y hacer un gesto hacia Samuel.“No tengas miedo.”Luego, ella le sonrió y, moviendo su boca, le dijo en silencio: “Encuentra una oportunidad para escaparte solo.”Samuel se quedó inmóvil en su lugar.Creía en Dalila cuando decía que Julieta era una pecadora de la familia Rosales.Por eso, durante dos años, no pensó en verla.Cuando se volvieron a encontrar, él la golpeó, la maldecía.Incluso la lastimó una y otra vez.No confió en ella desde el principio y la trató como a una enemiga. Incluso se negó a llamarla hermana.Sin embargo, ella nunca lo culpó.En cambio, cocinó para él y lo recogió del colegio, a pesar de estar enferma.Ahora, ella estaba muriendo por protegerlo, enfrentándose a la violac
Leandro le pidió a Renzo que llevara a Samuel al hospital así que él se quedó solo. Miró al hombre que estaba desmayado en el suelo, levantó un cubo y le echó agua fría.El hombre se incorporó de repente, levantó la vista y se encontró con los ojos rojos de Leandro. Se sobresaltó y dio un respingo asustado. Agitó las manos, abrió la boca y quiso pedir perdón, pero se quedó mucho rato con la boca abierta sin decir ni una sola palabra.Leandro no estaba de humor para perder el tiempo con él. Le puso el cuchillo en el cuello mientras le decía con voz fría:—Dime, ¿quién te ha enviado? ¿Con qué propósito?El hombre estaba asustado. Seguía moviendo la cabeza, aunque su boca sólo emitía gemidos.Leandro perdió la paciencia y apuñaló al hombre en el muslo. Se escuchó un gritó de dolor cuando lo hizo.Leandro frunció el ceño mientras pellizcaba la mandíbula del hombre. Le miró la garganta mientras maldecía: —Joder, en realidad está mudo por el veneno.Justo ahora, cuando clavó el cuchillo, s
Omar guardó silencio un momento antes de hablar.—Dalila le puso droga a la bebida de Jasmine esa noche. —Tras decir esto se dio la vuelta y miró a Leandro—: Ella misma lo admitió.Después de eso, abrió la puerta y salió. Se conocían desde hacía muchos años y estaba seguro de que Leandro no tenía nada que ver con esto. Sin embargo, las acusaciones y sospechas de Julieta no fueron creadas sin fundamento, así que Omar tampoco iba a hablar por Leandro.El gesto de Leandro era severo. Si realmente había sido Dalila, no era de extrañar que Julieta lo odiara.Sin embargo, necesitaba pruebas.… Julieta tuvo un sueño. Un sueño sobre un gran reencuentro.En el sueño estaban Jasmine y Samuel, y juntos iban a la llanura, donde montaban y galopaban a caballo; disfrutaban del sol y del aroma de la hierba verde y fresca.Se le llenaron los oídos de risas y se sintió rebosante de felicidad.Luego fueron a las montañas nevadas.Jasmine se deslizaba con cuidado sobre la nieve. La agarraba la mano con
¿Valerio? Julieta estaba un poco confundida.—¿Qué relación tiene esto con tu papá?Ismael frunció el ceño.—Mi papá habló contigo cuando estabas en la fiesta ¿no?—Sí.—No es ningún caballero. A sus ojos, te estás interponiendo en sus planes así que eres un estorbo —dijo Ismael mientras sus ojos brillaban con una frialdad que nunca había visto—. Mientras seas un estorbo, intentará deshacerse de ti por todos los medios.Aunque había llamado para confirmarlo, nunca confió en ese hombre. ¡Era un hipócrita hasta los huesos!Julieta no tenía una buena impresión sobre Valerio, pero aun así se sorprendió un poco cuando escuchó a Ismael describirlo de esa manera. Al fin y al cabo, era el padre biológico de Ismael. Algo debía de haber pasado para que Ismael dijera eso.Pero en comparación, Julieta sentía que Ismael corría más peligro que ella.—Ismael, estás pensando demasiado en esto, mis heridas no tienen nada que ver con tu padre. —Julieta se detuvo un momento y se mordió el labio—. Al cont
—Yo soy perversa en lo que digo, usted es perverso en lo que hace. —Julieta levantó los ojos, lo miró y resopló—. Señor Cisneros, yo no soy tan mala como usted.Sus palabras parecían un cuchillo que le atravesaba el corazón a Leandro. Le dolía un poco. Dio un paso adelante y levantó la mano con la intención de ayudar a Julieta a arreglarse el pelo. Pero apenas levantó la cabeza, Julieta cerró los ojos y ladeó la cabeza. Parecía tan aterrada que él tuvo que retirar la mano.—¿Tanto miedo te doy? ¿Mmm?Entrecerró los ojos mientras miraba hacia otro lado con cautela. Se sintió aliviada cuando vio que Leandro retrocedía un paso.—Tengo miedo. Después de todo, no quiero morir todavía.—Julieta, realmente no sé nada de esa noche.Julieta se mofó: —Si ordenaste personalmente lo que pasó esa noche o no, no lo sé, ¡pero esta herida es gracias a ti!Al ver esto, Leandro frunció el ceño y no pudo evitar extender la mano para tomarla. Pero antes de que su mano pudiera tocarla, Julieta tomó una a