Dalila le dirigió una sonrisa victoriosa a Julieta y luego apoyó la cabeza en los brazos de Leandro.—Leandro, yo no empujé a Julieta, de verdad… Leandro estaba fuera de la fuente cuando la dejó en el suelo. Bajó la vista y le dirigió una fría mirada de reojo.—Tú sabes en tu interior si lo hiciste o no.El cuerpo de Dalila se puso rígido. Le abrazó por la cintura y gritó: —Leandro, no tengo motivos para empujarla. ¿Soy tan mala para ti? —Tosió varias veces mientras hablaba—. ¿Y por culpa de quién estoy ahora tan débil?Al oír esto, el tono de Leandro se suavizó un poco.—Entonces deberías ser más obediente.Al verlos tan íntimos, Julieta sintió como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. Fue muy doloroso.Soportó el frío que le penetraba hasta los huesos mientras salía con dificultad del agua. Se acercó a ellos, empapada, mientras bromeaba.—Dalila, te estás esforzando mucho para demostrar que Leandro te quiere, pero de verdad que no tienes por qué hacer esto —dijo mientr
Después de despedir al doctor Camacho, Ismael se sentó en el borde de la cama. Frunció el ceño mientras miraba a la mujer acostada.Estaba pálida y tenía lágrimas en la cara. Era evidente que había estado llorando. ¿Cómo podía Leandro ser tan cruel con ella cuando parecía tan frágil?Ismael extendió la mano y le alisó el cabello quebrado de la frente. Luego la miró y no pudo evitar acariciar suavemente su mejilla ligeramente ardiente.Julieta, ¿qué necesidad había de esto? ¿Por qué fuiste si sabías lo que Leandro elegiría si Dalila estuviera allí?Cuando Jasmine le llamó, Ismael estaba preparando la documentación para el juicio del día siguiente. Al principio, no tenía intención de ir a la fiesta, sobre todo porque no quería encontrarse con esa persona. Sin embargo, cuando se enteró de que Dalila estaba allí, no pudo evitar preocuparse por Julieta.No sabía qué clase de trampa le tendería de nuevo esa loca. Lo pensó durante mucho tiempo, pero seguía inquieto, así que condujo y se apres
En el momento de decir esto, Julieta le agarró la cerveza de la mano, echó la cabeza hacia atrás y se la terminó de un trago.—¿Hay más?Ismael se quedó helado.—¿Qué?—Alcohol, ¿no estás bebiendo? —Julieta se sentó a su lado—. ¿Por qué bebes solo?Ismael todavía estaba un poco incrédulo. Tocó la frente de Julieta con el dorso de su mano. Podía sentir que su temperatura corporal era un poco más alta de lo normal.Ismael pareció confirmar que la persona que tenía enfrente era la verdadera Julieta, y volvió en sí en un santiamén.—¿Qué haces aquí afuera? Todavía tienes fiebre, deberías regresar rápido a descansar.Pero Julieta no se movió. Levantó los ojos y lo miró. Sus ojos estaban llenos de tristeza, pero sonreía.—¿Me dejarás ser caprichosa por una vez esta noche?—No, el doctor Camacho dijo…Julieta se levantó y le tomó la mano. Hizo un puchero.—¿Me acompañas a tomar algo? Sólo esta vez.Esta noche quería emborracharse. Aunque su mente seguía un poco mareada, su corazón seguía doli
Nada más decirlo, Ismael se arrepintió. Había sido demasiado impulsivo. ¡Cómo iba a decir algo así! Si…—De acuerdo.Ismael creyó haber oído mal. Entonces se percató de que Julieta lo miraba de nuevo y sonreía.—Está bien, mientras al señor Soto no le importe que sea débil y me enferme a menudo.Julieta vio que Ismael se paralizaba y se acercó a él.—No te estarás arrepintiendo, ¿o sí?—No, no…—Ismael, no sé cuánto tiempo viviré. Si fallezco quiero que mi hermano viva contigo. Estaría más tranquila que si viviera con Leandro. —Julieta frunció los labios. Después de tomar un sorbo de su vino volvió a reír—. Además, cuando Samuel crezca, lo dejarás ganar dinero para mantenerte, no estarás en desventaja.Ismael escuchó estas últimas palabras. Por fin se sintió aliviado, aunque su corazón estaba un poco decepcionado.—No hay problema, lo explotaré con dureza.Los dos se sonrieron y brindaron.Después de tomar tres latas, Julieta se mareó y se desplomó sobre la mesa.Por el contrario, Isma
¿Ismael? ¡Lo llamaba cariñosamente!Aturdida y confundida, Julieta se dirigió a los brazos de Leandro. Incluso tomó su mano. Apretó sus labios y sonrió.—Estar contigo me hace sentir segura, gracias.Leandro estaba completamente enojado, pero la otra persona estaba borracha. Ni siquiera podía intentar gritarle para despertarla, así que de nada le servía enfurecerse.Al final llamó a su guardaespaldas:— ¡Pégale, pégale fuerte!… Al día siguiente.Julieta estaba aturdida. Sentía que su garganta estaba muy seca, así que se dio la vuelta en la cama y murmuró:—Ismael, ¿hay agua?Al rato, alguien la ayudó a levantarse y le entregó un vaso de agua tibia.Ella dio las gracias y se bebió toda el agua de un trago.Ahora ya no tenía la garganta seca, pero sintió que se le hinchaba el estómago. Frunció el ceño.—¿Dónde está el baño? —dijo mientras abría los ojos y se levantaba de la cama.—A tu izquierda.—Oh, gracias.Se iba a dirigir allí cuando se percató de que el tono de voz no era el corr
Julieta se quedó inmóvil mientras miraba a Jasmine con cierta confusión. —Jasmine, ¿qué te pasa? —dijo mientras daba unos pasos más hacia adelante.—¡Julieta, no te acerques! —Jasmine se encogió mientras lloraba y suplicaba—: ¡Te lo ruego, no te acerques!Julieta vio que Jasmine estaba muy exaltada y no se atrevió a acercarse más a ella. Retrocedió dos pasos. —Está bien, no me acercaré. Estaré aquí mismo, ¿está bien? —dijo suavemente.Jasmine asintió.Julieta casi nunca había visto llorar a Jasmine. Ahora, al verla incapaz de dejar de llorar, se sintió triste y preocupada.—Jasmine, cuéntame qué te pasó, ¿sí?Jasmine se mordió el labio y contuvo sus sollozos mientras negaba con la cabeza.¿Qué demonios había pasado? Julieta quería presionarla, pero temía que las emociones de Jasmine se derrumbaran si continuaba haciéndolo, así que se sentó donde estaba.—¿Tienes hambre?Jasmine negó con la cabeza.—¿Tienes sed?Jasmine volvió a negar con la cabeza.—La escuela de Samuel organizó exám
—¿Qué demonios quieres? Dímelo.—Es solo que me encanta verte al borde de la locura. Cuando te vuelvas loca, estoy segura de que Leandro se divorciará de ti. Entonces me convertiré en la señora Cisneros.Julieta rugió: —¡Te lo advierto, no hagas nada que no debas!Pero a Dalila no le importó en absoluto. Soltó una leve carcajada.—Lo único que haces es gruñir impotente. ¿Qué más puedes hacer?—¡Tú!Julieta quiso regañarla, pero de pronto, escuchó el sonido del agua que venía del baño.Preocupada por si Jasmine se suicidaba, soltó el teléfono y corrió directamente al cuarto de baño.Se sintió aliviada cuando vio a Jasmine sentada en la bañera.—Jasmine.Julieta se acercó a ella y la abrazó.—Yo fui la que te lastimó, lo siento.Enterrando la cabeza en su hombro, Jasmine lloró a gritos.—Julieta, no tiene nada que ver contigo. Mi destino es así. Ya es un regalo de Dios que me haya encontrado con una salvación como tú en mi vida. Quizás he pedido demasiado.—¿Qué tonterías dices?—No mer
En la cocina.Julieta estaba cocinando, pero su mente estaba muy inquieta. Por un lado, estaba preocupada por el estado de Jasmine y por otro estaba preocupada por lo que iba a hacer Dalila a continuación.Estaba pensando en ello cuando sonó el timbre.Julieta bajó el fuego y miró por la mirilla. Luego abrió la puerta.—Omar, ¿dónde has estado? No he podido contactarte en toda la mañana.Omar llevaba el mismo traje de ayer. No se veía muy bien y su voz era ronca.—Yo… Surgió algo anoche. ¿Está Jasmine?—Sí.Omar estaba a punto de entrar cuando Julieta lo detuvo.—Jasmine no está disponible para ver a nadie en este momento, así que dime lo que le quieres decir.—Yo… — Omar bajó la cabeza—. Vine a disculparme por lo de anoche…—Lo que pasó anoche fue cosa de Dalila, no es asunto tuyo.Al escuchar sus palabras, Omar se quedó paralizado. Luego sus ojos se volvieron fríos.—¿Qué dijiste? ¿Dalila?Julieta le hizo señas para que bajara la voz mientras fruncía el ceño.—Jasmine se encuentra ma