La puñalada de hacía un momento, en realidad no iba hacía Julieta, sino hacía él mismo. Tenía muchas deudas y hacía tiempo que se le habían acabado las opciones. Si alguien podía ayudar a curar a su hermana, entonces bien podría aprovechar su muerte para hacer un gran escándalo y que nadie pudiera arrepentirse.Pero lo que él no esperaba era que Julieta leyera sus pensamientos, e incluso quisiera detenerlo con su cuerpo…Mirando a Jasmine, que estaba en la cama del hospital, el hombre estaba asustado.Si alguien no hubiera salvado a Julieta, no se atrevía a imaginar lo que habría pasado.Julieta giró la cabeza para mirarle. Su expresión era tranquila.—Señor, mientras usted viva tendrá una oportunidad. Si muere, ¿quién cuidará de su hermana? Y cuando su hermana se despierte más tarde pero no pueda verle, ¿cree que volverá a ser feliz?Las pupilas del hombre se contrajeron y preguntó con voz temblorosa:—¿Cómo se llama, señorita?—Julieta Rosales.—Señorita Rosales, gracias, se lo pagar
Omar acababa de regresar al país y no sabía mucho de lo ocurrido en los últimos días, pero podía detectar el desánimo en el tono y los ojos de Julieta.—Cuñada, en realidad, Leandro se preocupa por ti.Al oír esto, Julieta soltó una carcajada amarga.—Omar, no creo que haya mucha gente que soporte su forma de mostrar preocupación.Eso si el encarcelamiento, la humillación y la traición se consideraban preocupación.—Cuñada…Antes de que Omar pudiera terminar, Julieta levantó la mano y le hizo señas para que dejara de hablar.—Sobre ese hombre de hace un momento… habla con la comisaría y déjalo ir. Jasmine no sufrió ningún daño importante, déjalo pasar.—Pero…—No tiene otra opción. —Después de decir esto, ayudó a Jasmine a cubrirse—. Ese hombre intentaba suicidarse.¿Suicidarse?Omar se quedó atónito. Luego asintió.—Vale, hablaré con la comisaría.—Gracias.Omar tuvo sentimientos encontrados al ver cómo Julieta se distanciaba de él.—Cuñada, yo también soy tu amigo, no solo de Leandro
¿Cuánto recordaba?La mayor parte de lo que recordaba de Julieta era su traición y su frialdad, y poco de lo bueno. Aun así, tenía fuertes sentimientos por ella, tanto de odio como de amor. Antes no quería admitirlo, pero desde esta experiencia, sabía que en realidad seguía queriendo a Julieta.Solo que… no podía dejar ir su odio.De repente, Leandro se cubrió la cabeza por dolor.—Ah…Sorprendido, Renzo dejó caer los papeles que sostenía y corrió a ayudar a Leandro.—¿Señor? ¿Qué le pasa?—¡Me duele la cabeza! —La cara de Leandro estaba llena de dolor mientras apretaba los dientes—. Ve a buscar a Omar.—Usted acuéstese, yo me encargo.A Leandro le dolía la cabeza como si le fuera a estallar, como si algo tirara de sus nervios para impedirle recordar. El dolor le hizo caerse de la cama, las heridas de su cuerpo se abrieron por el forcejeo y la sangre manchó su ropa.Cuando Omar llegó, estaba cubierto de polvo.—¡Leandro! —Omar estaba sorprendido—. Ayúdame a levantarlo, rápido, primero
Como Julieta había llorado en mitad de la noche, cuando se despertó al día siguiente tenía los ojos hinchados de nuevo. Para reducir la hinchazón, se puso una toalla caliente. Tal vez así volvería a tener un aspecto ligeramente normal.Después de arreglarse iba a ir a visitar a Jasmine, pero justo cuando salía vio algunos suplementos nutritivos en el umbral de la puerta, así como una bolsa para la conservación de calor.Puso los suplementos en su habitación y luego abrió la bolsa y vio que dentro había dos fiambreras isotérmicas. Cuando se agitaban, sonaba a agua, como una sopa.No había ninguna nota, no sabía quién las había puesto allí.Julieta frunció el ceño mientras pensaba en todas las personas probables. Al final tuvo que concluir que era cosa de Ismael. Pero lo que no entendía era por qué no le había dicho que había estado ahí. Era realmente extraño.No lo pensó mucho, tomó la bolsa y fue a buscar a Jasmine.A Jasmine no le pasaba nada grave, había dormido más de doce horas gra
Para que Jasmine pudiera descansar luego de la cena, Julieta le pidió que durmiera un rato más. Al principio, ella no quería, pero Julieta se puso firme, así que no tuvo más remedio que irse a dormir.De regreso a la sala, Julieta pasó por la entrada a la escalera e inesperadamente escuchó la voz de la señora Jiménez.—Usted sabe que no me queda mucho tiempo. Tengo que verla mientras aún esté viva.—Señora, llevamos más de veinte años buscándola. ¿Aun así quiere continuar? Es probable que ya no pueda encontrarla. Además, ¿no es bueno tener a la señorita Jiménez? —respondió alguien.Pero la señora Jiménez negó con la cabeza y respondió:—No, no es lo mismo. ¡No puedo morir en paz sin verla antes!—Pero...—No digas tonterías. No importa el precio que tengas que pagar, tienes que encontrarla por mí.La otra persona se vio acorralada y tuvo que aceptar la orden bajo presión.—De acuerdo, haré lo que pueda.Justo en ese momento, una voz sonó detrás de Julieta.—Julieta, ¿qué estás haciendo
Natalia se abalanzó de lleno sobre Julieta y le dio una bofetada.La fuerza del golpe hizo que su cabeza se ladeara violentamente, y su celular cayera sobre la colcha. Entonces la pantalla se iluminó, mostrando el nombre del contacto, 'Ismael’.Coincidentemente, la voz preocupada de Ismael llegó a través del teléfono:—¿Julieta? ¿Qué ocurrió?Natalia ya estaba furiosa, pero esto terminó de colmar el vaso. Su rostro se tornó más sombrío, y con los ojos enrojecidos, cortó directamente la llamada. Luego levantó de un tirón a Julieta.—Perra, ¿qué es lo que realmente quieres? Dijiste que no sedujiste a Ismael; ¿entonces qué es esto? Dalila tenía razón; ¡sólo eres una puta a la que le encanta robar hombres ajenos!Julieta había recibido un golpe tan fuerte que le zumbaba la cabeza. No pudo recuperarse durante un rato, y con el sacudón tan violento de Natalia, sintió que estaba a punto de desmayarse.—Señorita Jiménez, por favor, ¡suélteme!—¿Qué te suelte? ¡Deberías ser tú la que afloje! Le
Ese aliento le resultaba familiar, muy parecido al de Leandro.Abrió los ojos, pero tenía la mirada nublada; no veía nada y finalmente se desmayó. Leandro sostuvo a Julieta en sus brazos. Sus ojos brillaban con un aura asesina.—¿No quieres vivir?Natalia también se sobresaltó. Sus piernas estaban débiles y paralizadas en el suelo e intentó de explicar:—Leandro, no es lo que parece, es que ella...Pero Leandro no le dio oportunidad de explicarse:—¡Largo de aquí!Al ver esto, Natalia tuvo que huir. Se apresuró tanto que tropezó y salió corriendo.Leandro llevó a Julieta a la cama y se inclinó para cubrirla con la manta. La miró con expresión de preocupación y luego se volvió para marcharse.Justo después de salir de la habitación, Leandro se apoyó en la pared con el cuerpo arqueado.—¡Señor! —Renzo llegó por casualidad a buscarlo y vio que tenía la cara pálida y la camisa blanca manchada de rojo por la sangre; parecía que la herida estaba abierta de nuevo.—Señor, ¿qué ha ocurrido?L
Obviamente, la señora Jiménez no sabía nada de esto. Se quedó mirando los moretones en el cuello de Julieta. Tragó saliva y preguntó:—Esto... ¿Esto es lo que hizo mi Natalia?Julieta elevó el cuello de la camisa nuevamente y asintió: —Ajá.—Esto... ¿Cómo es esto posible? —dijo la señora Jiménez.Estaba tan sorprendida que hasta le temblaban los labios.—Si la señorita Jiménez solo fuera agresiva verbalmente conmigo, no me importaría, pero parece que su odio hacia mí es más grande.Julieta sabía bien que parte del odio de Natalia hacia ella provenía de Ismael, pero cuando Natalia la atacó ayer, habló de algo más que de su prometido. Julieta se quedó pensando en todo el incidente. “Natalia mencionó que yo ‘perturbaba sus planes’, pero ¿cuáles son exactamente sus planes? El incidente de ayer fue claramente una situación inesperada. ¿O Natalia tenía algo que ver con ese hombre?”Al ver que la señora Jiménez estaba tan conmocionada, Julieta se mostró un poco reacia a decir algo más, así