Algunas de las flores ya comenzaron a marchitarse, y se sentía un poco triste al respecto.Qué hermoso jardín era antes y ahora…—Lo siento, he sido yo la que las ha descuidado.En cuanto las palabras salieron de su boca, oyó el sonido de una puerta abriéndose desde la entrada principal.Primero pensó que era Jasmine, y sin darle mucha importancia preguntó con una sonrisa:—Ey qué rápido volviste.—Julieta, ¡de verdad estás aquí!—era la voz de Dalila.Julieta se vio obligada a detener lo que estaba haciendo para mirar a la intrusa, lo que automáticamente causó un estado ánimo sombrío y respondió:—Esta es mi casa, si no estoy aquí, ¿dónde más?Dalila apretó los puños, luego de que fuera dada de alta, Leandro la ubicó en un apartamento en el centro de la ciudad.Donde mirara en aquel apartamento, Dalila podía ver que Julieta había estado allí. Es más, Leandro no había vuelto ni una sola vez luego de dejarla allí, por lo que supuso que Julieta tenía que estar en la Península.—¡Pero qué
—Leandro, de verdad no toque a Julieta, tienes que creerme…Dalila abrazó a Leandro, llorando, interponiéndose entre él y Julieta.—Dalila, primero levántate.—No, Leandro, si no me crees estaré arrodillada hasta que lo hagas. No es agradable ser agraviada, y ahora Julieta está gritando en el suelo, pero realmente no tengo…Mientras más hablaba, más desesperada parecía ponerse, como si Dalila realmente no lo hubiera hecho.—Leandro, tan pronto como volví, Julieta me acusó de contratar a personas para secuestrarla. Lo que me puso tan nerviosa que me quedé sin palabras, es que no lo hice. Y en eso, Julieta se abalanzó sobre mí con intención de pegarme…Entonces, ella levantó la cabeza, señalando unas marcas rojas en el rostro y dijo:—Mira, son las marcas de sus uñas, yo realmente no la intimidé. Ni envié a nadie a secuestrarla, es una locura, Leandro…Julieta no prestó atención, sentía tanto dolor que estaba por desmayarse, sus oídos zumbaban por los gritos y quejas de Dalila. Se cubrió
Entonces, recordó el callejón, Julieta intentó proteger el anillo con su vida e inexplicablemente sintió cierta alegría.Leandro volvió a mirar a Julieta, quien estaba en sus brazos y murmuró para sus adentros, “Julieta, ¿qué estabas pensando?”.Al llegar al hospital, Julieta fue enviada inmediatamente a la sala de emergencias.No fue hasta que la luz de alerta se apagó y el médico salió de la sala que Leandro pudo calmar la ansiedad que lo consumía.Aunque Leandro sabía que el bebe era un bastardo, se sentía un poco reacio a dejarlo morir.—Doctor, ¿cómo está ella?—El cuerpo de la señora no está bien, ha estado tomando sus medicamentos pero veo que la señora tiene muchos moretones en todo el cuerpo. Señor, la señora está embarazada, tiene que tomar cuidados extra—¿Y el bebe?—Está fuera de peligro por el momento, pero si ocurre otro accidente, realmente no será posible salvarlo de nuevo.El médico suspiró:—Señor, si ocurre otro accidente no es el bebé lo que más me preocupa, me tem
—¡Dalila, tú!—Tu hermano ahora hace todo lo que le digo. ¿Qué te parece si le doy una comida un tanto especial? O, ¿qué tal si filmo unos videos interesantes?Dalila se burlaba.—Estoy inspirada hoy, ¿qué tal si le corto un dedo primero? ¿O una oreja? Tú eliges.Julieta estaba horrorizada y no podía parar de temblar, mordiéndose los labios con fuerza y dijo:—¡No lo tocarás!—¡Entonces, escucha bien lo que te digo!Justo en ese momento, Jasmine irrumpió en la sala y al ver a Dalila tirando del pelo de Julieta corrió de inmediato para golpearla pero Dalila esquivó el ataque.Dalila susurró:—Cuida a tu perrita, si no, no respondo por lo que podría hacer.Después de decir esto, soltó violentamente el pelo de Julieta, lo que hizo que se desplomara sobre la cama.Jasmine quiso ir tras Dalila, pero Julieta le sujetó el brazo, deteniéndola:—No vayas tras ella.Dalila volvió a mirar con desprecio a ambas mientras salía y añadió:—Te conviene ser más inteligente.Al irse, Jasmine preguntó fu
—Todavía puedes volver, pero no puedes quedarte aquí para siempre. ¿Qué harás cuando yo muera?Jasmine colocó su vaso pesadamente sobre la mesa y le contradijo:—Julieta, ¿Qué tonterías estás diciendo? Dios nos libre, ¡no vas a morir!Julieta se sintió profundamente conmovida, apretó ligeramente sus labios y respondió con una sincera sonrisa:—Todos morimos alguna vez, Jasmine, la cuestión es cuándo, y yo, que tengo cáncer en estado avanzado, tengo una idea bastante clara.—¡Los medicamentos del señor Soto te curarán!—Mi niña, no existen los milagros, especialmente cuando se trata de mí.—Pero Julieta… —Jasmine quiso decir algo más, pero fue interrumpida por las amables palabras de Julieta.—Compórtate, no te he prohibido venir, no te preocupes tanto.Jasmine sabía que Julieta era testaruda como ninguna, por lo que sería casi imposible hacerle cambiar de opinión.Así que fingió responder y asintió: —De acuerdo.Aunque fingió estar de acuerdo, secretamente planeó quedarse por el vecin
Obviamente, Julieta no se dio cuenta que la estaban siguiendo, pero inconscientemente mantuvo una sana distancia de Jorge. —¿Qué quieres comer?"—Lo que quieras.Julieta se sentía un poco inquieta, tenía mucho miedo de que Leandro apareciera en cualquier momento y le gritara por ser una zorra, así que juntó las manos, miró por la ventana con un poco de ansiedad y contestaba con apatía. Jorge observó su reticencia y se rio ligeramente: —Julieta, no hay necesidad de que seas tan formal conmigo. La última vez fue culpa mía, pero vamos, ambos crecimos juntos, no puedes evitar que me preocupe por ti. Si realmente quieres volver al mundo del diseño, puedo ayudarte.Al oír esto, los ojos de Julieta se iluminaron: —¿De veras?—Por supuesto, aunque no puedo luchar contra Leandro, si puedo pasarte algunos trabajos pequeños. Además, si mal no recuerdo, hay un concurso de diseño que está por empezar.—Concurso de diseño—repitió Julieta. Una cosa así, la verdad que ni siquiera se atrevía a p
Julieta empujó a Leandro.—Leandro, basta ya, ahora mismo volveré a casa contigo.Leandro la miró con recelo y susurró.—Cállate, cuando volvamos te castigaré como corresponde.—Leandro…Jorge se acercó e intentó tirar de la mano de Julieta y dijo:—Señor Cisneros, si Julieta no quiere ir con usted, no debería limitarse su libertad personal.Leandro lo apartó y le preguntó.—¿Quién eres? ¿Por qué crees que tienes derecho a enseñarme cómo debo tratar a mi esposa?—¿Alguna vez la has tratado como tu esposa? Está claro que restringes su libertad personal. Lo que ella haga o no, debería ser decisión de ella…Al oír esto, Leandro no podía creer su insolencia:—¿Me estás cuestionando?Julieta temía que la ira de Leandro consumiera a Jorge, así que habló:—Jorge, no digas más nada y vete de aquí. Estas palabras tuvieron el efecto contrario a lo esperado y enfurecieron aún más a Leandro. La mano en la cintura aumentó su fuerza hasta ser inaguantable; parecía que iba a partirla en dos. —Juli
El rostro de Leandro fue sombrío durante todo el camino y destilaba un aura fría a su alrededor, asustando a Julieta hasta el punto de encogerse por completo, quien no se atrevía a mover ni un solo músculo.Él hablo solo después de un largo rato:—¿Qué? ¿Acaso no vas a explicarme nada?Julieta levantó la vista, sus pestañas estaban manchadas de lágrimas.—Si te lo explico, ¿me escucharás?—Habla de una vez.Leandro no le tuvo ninguna paciencia, al decir una sola palabra parecía advertirle que era su única oportunidad de demostrar su inocencia.—Jorge y yo somos simplemente vecinos, no estamos comprometidos y no estamos haciendo absolutamente nada inapropiado.—¿Es así?A Julieta se le heló el corazón cuando escuchó su elocuente pregunta. Sabía que Leandro no le creía.Después de llegar a Península, Leandro la arrastró hacia adentro sin decir nada y la tiró al sofá. Sujetó el rostro de Julieta sin esperar ni un segundo.—¿Por qué no me dices la verdad?Lo que acababa de decir era sufici