Erin se sentía como una niña pequeña con una caja de dulces mientras recibía las llaves de lo que de ahora en adelante sería su hogar, y era una sensación de orgullo y realización que pensó que no tendría en el futuro cercano, no solo porque la anterior casa no era suya aún, sino porque finalmente podía considerarse independiente y darse el gusto de decir que tenía una casa, incluso si el dinero había salido de todos los años de tortura que había vivido con Ethan, si algo había hecho bien el hombre en la vida, era el dinero, por lo que no pensaba arrepentirse de disfrutar de ese dinero en buena medida, especialmente en lo que respectaba a sus hijos.

Una vez que tuvo las llaves, llamó a Aaron para informarle

- Es una excelente noticia – aseguró el hombre – ahora solo tenemos que hacernos cargo de un par arreglos antes de iniciar la mudanza

- ¿Cuánto tiempo crees que tarden? – preguntó Erin mientras terminaba de revisar el contrato, estaba sentada en la encimera de la cocina, de su coci