Una semana después, en su cita con el ortopeda, Aaron finalmente pudo obtener luz verde para dejar la silla de ruedas y el reposo perpetuo para pasar a las muletas y a un tipo de bendaje diferente, a demás de poder darle un vistazo a su pierna, en la cual había perdido una cantidad considerable de masa muscular, tenía la pierna llena de cicatricez y de marcas que defintivamente le recordarían el tipo de accidente que había tenido, y la suerte que había implicado en simplemente tener que recuperarse en lugar de haber requerido algo más drástico, como una amputación. él lo había visto pasar, y no era algo agradable que le desearía a nadie.

- Bueno, parece que todo va por buen camino - aseguró el ortopeda dejando a un lado las radiografías que le habían tomado - De todas formas, le recomiendo que toma las cosas con calma, es una fractura gande y no queremos arriesgarnos a desviar el hueso

- ¿Sabe en cuanto tiempo podré volver a trabajar? - preguntó Aaron, Erin le clavó ligeramente las