(...)Uuuufff… Hoy es un gran día para todos, gracias a Dios el día de ayer me quitaron completamente el yeso, ya ha pasado un mes completo, no reniego de mis días anteriores, al contrario, estoy feliz porque cada día más mi esposo me sorprende.La casa en la que vivimos no está cerca de la ciudad y tampoco es una simple casa, no, luego de darle un tour en la silla de ruedas me di cuenta de que estaba dentro de una finca. Eso no quiere decir que esté rodeada de animales, no, todo es porque todo lo que nos rodea es inmenso.Si me llegan a preguntar si es mejor que mi casa anterior, sin descaro puedo decir que, si es mejor, ya que mi casa anterior es una cuarta de lo que es esta. Sí, es lujosa, cualquiera desea esta casa, pero por primera vez lo que me pone en las nubes es que mi familia me da mucho amor; Harry y mi tía son mi complemento perfecto.No hay ningún día que espere que ese sol hermoso se oculte para que mi esposo llegue a casa o los fines de semana cuando decidimos quedarnos
Colgué la llamada antes de que iniciara una discusión, Harry no quiere que me encargue de la cocina y menos de la limpieza, luego que recordara que tenía siempre una empleada que me ayudaba con la limpieza y a veces a la comida él me ha dicho que buscará un par de empleados, sin embargo, me he negado, ya que no quiero que gaste mucho. Pero después de esto creo que él se encargará de traer más personal, ya que tenemos el encargado del jardín, chófer y una señora que le ayuda a limpiar a mi tía, sin embargo, eso no es suficiente.La finca es grande y aunque me cuesta aceptar las cosas, Harry tiene mucha razón, la casa no se mantiene limpia con dos personas, es grande y no creo poder con todo.Ahora que he dejado el teléfono en la encimera, le digo a mi tía que tenemos que ponernos manos a la obra, que Harry y un invitado más vienen a la casa. Ella asiente y me dice que todo está totalmente calculado, ya que todo está preparado y el jardinero le ayudará en lo que nosotras no podamos hace
—Contigo no se puede, y un consejo hipócrita, es mejor que en la próxima pongas de excusa que te duele el estómago o que te ha venido la menstruación, ya que no te quiero volver a ver, la verdad que no tengo intenciones de querer ver tu maldita cara —siseo entre dientes—. Ah, por Harper me he quedado callada, pero no voy a negar que tengo muchas ganas de decirle a Harry cuáles son tus intenciones o de lo tanto que lo desprecias, ¿lo conoces para criticarlo?—Me he disculpado, entiende de una vez que eres afortunada y lo envidio, ¡tienes todo lo que deseaba!—¿Eres novia de Harper?—Niñas, dejen de discutir, las escucho y no duden que aquellos hombres que se acercan las escucharan a ustedes, ¿será posible que no comentan una locura para que ese par no se aleje del uno al otro?Mi tía nos sorprende, es obvio que ella escucharía un poco, tiene razón en lo que dice, sin embargo, siento que es mejor que Harry se entere de una vez por todas. No quiero volvérmela encontrar, es demasiado la p
Increíble, estoy en ropa interior, eso quiere decir que… Harry.—¿Te sientes bien? —me sorprendo al ver el rostro preocupado de Harry.Viene saliendo del baño hasta que se acerca a mí. Está tremendo con esos bóxeres negros y con pelo de recién levantado. Yo debo de estar horrible, con el pelo suelto y babeada.—Fatal —confieso malhumorada—, me he perdido el almuerzo.Él se echa a reír. Si pudiera coordinar mis movimientos, le daría una palmada en el pecho. Me rodea con los brazos, y yo agradezco el apoyo y hundo la cabeza en su pecho. Podría volver a dormirme perfectamente. Su cuerpo es tan cálido, me siento bien y protegida.Una parte de mi subconsciente me dice que deje de estar quejándome, ya que lo mejor de ese almuerzo es quedarme completamente dormida, todo para ignorar a esa mujer.Ahhh… Quiero creer eso, pero se me hace difícil creer que me he dormido por tomarme una pastilla para los malestares que se me estaban presentando de la nada; mareo y vomito.—Me he preocupado mucho
Entierra el rostro entre mis muslos y se me doblan las piernas.—¡Hummm...! —echo la cabeza hacia atrás y me agarro con más fuerza a su pelo. Con un inesperado lametón, bloquea todos mis sentidos.Me agarra de las caderas y me hace dar un fuerte respingo. Él es lo único que me sostiene. Siento que su lengua caliente y entrenada traza círculos alrededor de mi hipersensible cúmulo de nervios y que lo rodea con movimientos precisos y lentos antes de hundirse en mi sexo. No se deja ni un milímetro por explorar.—Eres mía —gruñe pegado a mí.Me derrito cuando aumenta la presión y me clava los dedos en las caderas. Me aprieto contra su boca. Es solo cuestión de segundos que estalle en mil pedazos. La presión que se concentra en mi entrepierna me obliga a contener la respiración; el corazón se me sale por la garganta.—¡Estoy cerca! —jadeo sin aliento. Joder, ¡estoy muy cerca!Retira una mano de mi cadera y hunde dos de sus dedos en mi sexo.—¡Joder! —grito—. ¡Por favor!Con los dedos trazan
(...)Las cinco y media, ufff, ya salió el sol, me he levantado de la cama en compañía de Harry; no para hacer travesuras, tampoco para darnos una ducha mañanera, menos para desayunar, no, todo tiene que ver con que a él de pronto se le viniera la idea de querer hacer un viaje express de veinticuatro horas.Salimos de la ciudad en su coche en dirección a Alberta, casi doscientos setenta y cuatro kilómetros lejos de la ciudad de Edmonton. De vez en cuando, lo sorprendo mirándome a mí en lugar de a la carretera. Y cada vez que lo hago me sonríe y me aprieta la rodilla, sobre la que ha llevado la mano durante la mayor parte del viaje. Empiezo a pensar que mi esposo es romántico, apasionado, bastante inestable, tremendamente seguro de sí mismo y exageradamente rico. Ah, y bestial en cuanto al sexo.—¿Dónde me llevas? —pregunto—, es que ya nos hemos alejado de la ciudad, llevamos tres horas de camino.Me mira con una ceja enarcada y baja el volumen de la música con los mandos del volante.
Dios, el abrupto movimiento de sus caderas, me indica que no debería haber dicho eso.Aumenta la presión de su cuerpo empujándome contra la puerta y su boca impacta contra la mía.—Sí —jadeo mientras forcejeo con su camiseta. Me enciendo con solo mirarlo.Aparta las manos de mis pechos y las desliza hacia abajo. Oigo que se desabrocha la cremallera y entiendo de inmediato su comentario sobre la ausencia de obstrucciones. Me aparta las bragas a un lado. No me da tiempo a prepararme para la intensidad y la velocidad que se aproxima. Me levanta una pierna hasta la cintura, se coloca y se hunde en mí empotrándome contra la puerta con un bramido. Yo grito.—No grites —me ordena—, quieres que los demás huéspedes o empleados te escuchen.No me da tiempo a adaptarme. Me penetra repetidas veces, con fuerza, una y otra vez, y hace que toque el cielo de placer. Aprieto los labios para evitar gritar y dejo caer la cabeza sobre su hombro con delirante desesperación.No puede ser, creo que voy a de
***Un terrible dolor de cabeza hace que mis ojos se abran lentamente, quiero dormir un poco. Lo primero que veo es el techo para luego dar un fuerte suspiro mientras me muevo. Ay… Me duele la entrepierna, no comprendo por qué estoy adolorida.—Buenos días, el desayuno ya está listo —mi cuerpo se congela automáticamente, mis ojos se abren de par en par y mi corazón se quiere salir—, es lindo, verte como duermes.No, no, no. No me importa si esto es una niñería, pero lo primero que se me ocurre es pellizcarme, todo es para sacarme de dudas de que no estoy aún dentro de un sueño. Si es un sueño nuevamente me puedo abalanzar a ese hombre, pero si es la vida real lo primero que desearía es tirarme un balazo porque si no moriré de pena moral.Pero antes de que lo haga empiezo a rezar y decir el padre nuestro, no es que sea una monja y una devota de Dios, pero ahora más que nada necesito de él. ¡Esto tiene que ser un sueño!Uno… Do… tres…—Ay… —doy un pequeño grito al sentir el fuerte pelli