Selene abrió lentamente la boca ante la sorpresa de aquellas palabras. No se lo esperaba, no es lo que tenia pensado que iba a ocurrir.No pudo evitar pensar en Dimitri arrodillado ante ella, pero no de un modo sumiso o doblegado. En sus pensamientos, el Alfa deslizaría una mano hacia su muslo expuesto, subiendo lentamente por esta, rozando con suavidad su piel.Las mejillas de la cazadora se sonrojaron por el calor de sus pensamientos, mientras observaba a Dimitri sonreírle de manera complice, como si fuera capaz de leer sus pensamientos.El se aproximo aun mas hacia ella, acunando su cintura con una mano, mientras tomaba un lado de su rostro con la otra, acercándola hacia el.—No te imaginas lo mucho que deseo arrodillarme ante ti, Selene—susurro el contra su oído, el aliento cálido arrancaba corrientes eléctricas de su cuerpo—. Todo lo que podría hacer en esa posición…Dimitri comenzó a deslizar la mano desde su cintura hacia abajo, trazando un camino lento y suave, tentador y gent
Castiel:El hibrido suspiro profundamente, mientras adoptaba finalmente la forma humana. Un feroz rugido de dolor se expendio a lo largo de su garganta, naciendo desde lo mas profundo de su ser. Su cuerpo estaba mas lastimado de lo que habia pensado en un comienzo, cada parte de este, incluso los musculos mas pequeños, parecian retorcerse ante el dolor casi sofocante.Aunque adolorido en exceso, Castiel estaba agradecido por la aparición irruptiva de Dimitri. No se lo esperaba, pero resulto casi milagrosa su presencia.Si el Alfa no hubiera llegado, si no hubiera estado en el lugar correcto en el momento correcto… Castiel agradecio en silencio que Dimitri respondiera a su pedido silencioso, a su llamado. Era el Alfa y con buen motivo.—¿Aquí es donde se esconden los que pierden un combate?—canturreo Selene desde el umbral de la puerta que conectaba el pasillo del castillo con lo que parecia ser una bodega vieja.Castiel se sobresalto, no habia escuchado sus pasos ni se habia percatado
Resulto casi milagroso que Castiel llegara hasta la cámara de los lords sin precisar ayuda de nadie. Su cuerpo gemia de dolor con cada movimiento que realizaba, por mas insignificante que fuera este.Subir todas y cada una de las escaleras que formaban parte de la torre resulto en un verdadero tormento. Sin embargo, el lo hizo de igual manera.Habia sido suficiente humillación para el solicitar ayuda de su hermano para poder controlar el lobo que tomo control de su cuerpo, no pensaba volver a rebajarse para solicitar de su ayuda para subir una maldita escalera. Sin importar cuan infinita paresiera ser esta.Cuando Castiel finalmente ingreso en la cámara de los lords, todos sus pensamientos e ideas se desvanecieron casi al instante. Alli no estaba solo Dimitri, estaban los ancianos, todos y cada uno de ellos, reunidos en circulo mientras hablaban calurosamente.Todos volvieron a mirar al hibrido durante algunos instantes, antes de volver a centrar su atención en la discusión.—¡Es una
Selene estaba tentada a desovedecer la sugerencia de Castiel. Ella deseaba saber que demonios estaba ocurriendo en el castillo y el motivo por el cual nadie parecía decirle nada a ella.Para ser justa, en realidad, nadie, aparte de Dimitri y el propio Castiel, parecian interesados en entablar cualquier tipo de dialogo con ella. Su estadia en las cocinas al servicio de limpieza habia sido muy breve y dio como resultado demasiados problemas como para que Selene pudiera hablar con alguien.A ella no le molestaba en lo mas mínimo no tener nadie con quien hablar, sin embargo, a veces se encontraba extrañando aquello. Sobre todo cuando la soledad la invadia y los pensamientos comenzaban a abrumarla.Sin embargo, aunque la curiosidad se abria paso dentro de ella, la cazadora opto por dejar su mente descansar al menos una vez. Su dia habia sido extremadamente largo, colmado de emociones que parecian no tener un fin próximo. Lo que necesitaba con urgencia era tomar un baño y relajarse.Con pas
El agua de la bañera se volvió fría de manera absurda casi al instante, mientras sentía como su corazón se precipitaba a detenerse. Sabía que existía un mundo luego de ese, una vida luego de aquella, sin embargo, jamás tuvo la dicha o desgracia de encontrarse con alguien que habitara el otro mundo.Ante ella, aquella mujer se movía con suavidad, en un halo casi azul casi pálido, mientras la miraba con rostro tenso y serio. Selene sintió el deseo ferviente de gritar, e incluso salir corriendo de allí en ese preciso instante. Sin embargo, ella sabia con total seguridad que no serviría de nada.El fantasma sabia su nombre, estaba allí por ella.—¿Quién eres? —pregunto la cazadora con tono serio y frio.—No tenemos mucho tiempo a solas, Selene—respondió con calma el fantasma, mientras la observaba con una mirada distante entre su mundo y uno más allá de su realidad inmediata.Selene asintió, mientras mantenía su cuerpo cubierto por sus propias manos.>—Ten cuidado de cada uno de tus pasos
Selene estaba terminando de colocarse la camisa holgada, color blanco hueso, cuando Dimitri ingreso a la habitación. Al instante el alfa se quedo petrificado, totalmente anonadado ante la visión de la cazadora en su habitación.—Lo lamento, Dimitri, ya me iba—se apresuro a explicar ella, mientras pasaba una mano por su cabello con cierto nerviosismo.Dimitri cerró la puerta detrás de él, caminando por la habitación con gracia y elegancia, mientras fingía no estar observando a la cazadora con su mirada periférica. El la deseaba, la necesitaba tanto como al aire en sus pulmones.Pero Selene no era aire, ella era fuego para Dimitri. El alfa podría arder en los brazos de aquella mujer con mucho gusto si conseguía algo de paz a su lado.—No es necesario que te disculpes por nada, Selene—hablo el alfa, mientras se sentaba en un mullido sillón de cuero blanco—. Las puertas de mi cuarto estarán siempre abiertas para ti.Selene asintió, mientras comenzaba a ponerse de pie, preparándose para sa
Un frio abrazador se apodero del cuerpo de Selene, mientras sentía como su corazón se detenia, petrificándose en un latido. Una corriente de electricidad acaricio su columna vertebral por completo, mientras la carne se le ponía de punta al escuchar aquellas palabras.—¿La asesinaste?—susurro ella, sintiendo como las palabras se volvían arena en su boca. Resultaba repulsivo el simple echo de pronunciarlas. Concebir la idea era algo aun mas grotezco y perverso.La mirada de Dimitri estaba colmada por una tristeza que parecía estar a punto de derrumbarlo, mientras el tragaba duro, buscando el modo de encontrar un mínimo espacio de aire fresco que lograse llenar sus pulmones. Pero su respiración era pesada y dura, producto de una angustia que parecía estar atada al tiempo.—No pude protegerla… ella murió en mis brazos—exhalo el alfa, con una angustia que parecía ser arrancada desde lo mas profundo de su ser, en contra de su voluntad—. Era alegre, feliz, amable… de los tres, Catherine sie
Ciento cincuenta años atrás:El corazón de Katherine latia con una furia desmedida, mientras se deslizaba por los pasillos del castillo, hundiéndose mas y mas en las profundidades de la sombra y oscuridad de aquel reino submarino.Conforme mas se adentraba en las profundidades, el sonido de gritos de guerra, rugidos y choques de espadas se volvía mas débil y casi inexistente. Cuando finalmente su pie se coloco sobre la superficie plana de la piedra, era el silencio quien llenaba sus oídos. Pero no cualquier tipo de silencio, uno totalmente aterrador y desolado.Tenia miedo, muchísimo miedo. Las dudas se aglomeraban en las cavernosas recamaras de su mente, mientras continuaba avanzando por el jardín de piedra. Ella sabia lo que iba a ocurrir, y por eso estaba aterrada.Justo cuando le faltaban un par de metros para llegar al árbol, Katherine se detuvo, tragando duro. No podia hacerlo.—¿A que le temes, Katherine?—susurro una suave voz femenina a sus espaldas—. Yo estoy contigo.La pr