Malcolm estaba fuera de los calabozos, los rayos del sol le pegaban en el rostro, recordándole la infinidad de días que se le venían en el futuro, después de toda la información que le había reclamado Nick necesitaba un poco de tiempo.

“Ja tiempo, como si no tuviera toda la eternidad para torturarme por esto” pensó con un tono agridulce. “Si no encuentro a una bruja Leiia ¿se apagará el sol antes que encuentre la muerte?”

Sus pensamientos habían tomado un camino muy oscuro pero era una realidad que lo azotaba de forma constante.

— Alfa —dijo Mila con un tono de voz cauteloso, al llegar a su lado.

Malcolm se giró para ponerle toda su atención, un intento por distraerse de la culpa que lo consumía.

— Dime ¿qué pasa?— cuestionó el Alfa.

El rostro de culpa de Mila era evidente, al mismo tiempo que ella se mordía el lado inferior en un intento por mantener la valentía que había sentido unos instantes antes.

— ¿Qué sucede?— cuestionó Malcolm, ella era una de las pocas criaturas que le tení