Manada Luna roja, región de los hombres lobos híbridos.Bastian¡Maldición!¿Era esto real? La sangre de alguien tenía que correr sí o sí.—¡¡Son unos inútiles!! —grité airado y a punto de arrancarle la cabeza a uno de estos imbéciles—. ¿De qué mierda me sirven si no pueden hacer algo tan sencillo como eso? ¿Era tan difícil traer el jade a donde pertenece?—Lo sentimos, Alfa —se disculpó el guerrero encargado de la misión—. No esperábamos tal emboscada. Es que, ¿quién podría atreverse a desafiarlo? Todos le temen, por lo que nos confiamos y no tomamos las medidas de seguridad necesarias.—¡En la confianza está el peligro, imbéciles! Ah, pero el maldito responsable me va a pagar con su vida. Díganme que por lo menos tienen el nombre del gusano que se atrevió a robarme. —Mis dientes rechinaron en una sonrisa despiadada y llena de sed de venganza.Mis hombres temblaron al enfrentarse a esa mirada transformada en pura maldad, como si no estuvieran acostumbrados a ver lo tenebroso que solí
Caminé en dirección a la oficina de Roan sin importarme que la secretaria me dijo que él estaba ocupado. Sin pensarlo dos veces, abrí la puerta y me crucé de brazos ante la mirada de asombro de Roan, el gamma y algunos de sus hombres que allí se encontraban.—¿Qué sucede aquí? ¿Por qué entras a mi oficina sin a anunciarte? —reclamó él, pero antes de que pudiera responderle, la secretaria se apareció de repente y se adelantó a comunicarle:—Le dije que estaba ocupado, pero ella siguió adelante, Alfa. Ni siquiera me dio tiempo de detenerla. Le pido disculpas.Entorné los ojos y miré a Roan molesta.—¿Ya te dijo el Gamma lo que hicieron? —interpelé, captando la completa atención de mi marido.Él le hizo señas a la secretaria para que saliera, quien obedeció nerviosa y cerró la puerta tras sí. Por mi parte, mantuve mi porte imponente mientras observaba a los hombres de Roan.—Me imagino que el bocón de Dan te fue con el chisme —respondió Roan con una sonrisa maliciosa.—Dime que es una eq
La luz de la luna me brindaba energía que de alguna manera reconfortaba mi soledad. Sobre un risco rocoso y frío, me preguntaba si existían más personas parecidas a mí.A veces me sentía un fenómeno. Bueno, es lo que era, ¿no?«Asesino», resonaba en mi mente todos los días, cada vez que me encontraba en mi soledad. Eso era, un ser malvado y despreciable.Otra vez mi cabeza jugueteaba con uno de los tantos recuerdos del pasado, donde mi yo cachorro se encontraba frente al hombre que siempre me odió.Desde que tuve uso de razón fui orgulloso, por lo que trataba de no llorar y nunca lo hice, así que no sabía qué se sentía rendirse al llanto. Nunca había salido de mí una lágrima que no fuera de risa o cansancio al bostezar.Por más dolorosas que fueran las palabras de mi padre, jamás me mostré débil ante él.«Alfa, encuéntreme en la cantina», me invitó Janor por medio del vínculo. Exhalé un suspiro y regresé a casa. Cuando cambié de forma, entorné los ojos al notar mi cuerpo semi desnudo
«Eres especial, por eso debemos ocultar tus habilidades», escuché en mi mente.Los ojos se me cristalizaron al recordar la voz de mi madre; ella era tan dulce...De momento me encontré rodeada por oscuridad, donde solo contaba con algunas lucecitas rosadas en forma de gotas, que me guiaban por un camino tenebroso.Pude percibir el frío de la neblina que cubría el oscuro sendero, acompañado por el silbido del viento.Cuando sentía que la temperatura gélida se apoderaba de mi cuerpo en forma de mortandad, una sensación cálida me arropó de repente y el alivio vino a mí.«¿Soy la única loba Wosa?», inquirí a la nada, esperanzada de volver a escuchar la voz de mi madre.«No. Existen los lobos Wos. Ustedes se dividen en dos polos: la vida y la destrucción, pero ambos se complementan y traen balance a la tierra».De momento recordé haber escuchado algo similar de niña, pero por alguna razón lo había olvidado.Agrandé los ojos cuando vislumbré una fogata en medio del camino, lo que me ayudó a
Abrí los ojos, pero deseé quedarme en la cama, pese a que podía sentir mi cuerpo recargado de energía.Dormir desde ayer en la tarde me ayudó a reconfortar las fuerzas; sin embargo, mis emociones me tenían desganada. Este sería el día de mi gran humillación, donde Roan presentaría a su hijo a toda la manada junto a esa mujer.¿Acaso no le daba vergüenza?En fin, qué se podría esperar de un ser tan egoísta y canalla como él.—¡Levántate, holgazana! —Los gritos de Greta, acompañados por toques fuertes en la puerta, me exaltaron. Fue cuando decidí levantarme de la cama.Abrí la puerta para que dejara su escándalo y la confronté con mirada seria.—¿Qué desea, señora? —cuestioné con rudeza, a lo que ella hizo una mueca trecha y me apuntó con el dedo.—¿Hasta cuándo he de soportar tu insolencia? —se quejó, como de costumbre—. ¿Qué haces acostada todavía cuando tenemos tanto por preparar? ¿Acaso se te olvidó la celebración de hoy? ¡Vístete pronto! Así nos ayudas con lo que falta. Dentro de u
No supe en qué momento cruzamos miradas, pero me quedé hipnotizada con el verde que me escudriñaba con curiosidad. Era la primera vez que la presencia de un hombre me afectaba de esta manera tan peculiar a la que no lograba ponerle un nombre.Y no era solo el temor que me provocaba, si es que en verdad le temía; ese hombre tenía algo que me daba una seguridad casi irracional. Había en su presencia algo más allá de su apariencia brutal y despiadada, algo que me ponía nerviosa. Meditar en ello me aturdía. Es que nada tenía sentido, ¿acaso todos los eventos ocurridos en mi vida me estaban nublando el sano juicio y arrebatando la cordura?Traté de despabilar y concentrarme en ayudar a los miembros de la manada, aunque no era que pudiera hacer mucho, pues estábamos rodeados por esas bestias horrorosas y sin salida.«Él es fuego. Complemento...», no entendí las palabras de mi loba, así que decanté en ignorarla y volví la vista al hombre que cabalgaba en nuestra dirección. Cuando estuvo cerc
La tensión nos tenía a todos en silencio y a la espera de un ataque de parte del alfa Bastian.—¿Desde cuándo a robar se le llama ganar? —El intruso rompió el mutismo con un tono burlesco, pero molesto a la vez—. Tienes un concepto extraño de cómo se consiguen las cosas, pero ¿qué se puede esperar de un rufián como tú? Los de tu calaña se jactan en llamarnos salvajes y bestias a los híbridos; sin embargo, tu forma de conducirte demuestra quién es la verdadera bestia.» Si el jade te parece una simple piedra, ¿por qué te tomaste tantas molestias y la robaste como el sucio y vil ladrón que eres? ¿Qué? ¿Creíste que te meterías conmigo y quedarías impugne? Serás el ejemplo para los demás de que nadie afronta al alfa Bastian y se sale con la suya, buen cabrón.—¿Irrumpir en mi manada como un asaltante es dar ejemplo? Si te consideras tan poderoso, ¿por qué no me declaraste la guerra? ¿No será que me tienes miedo? Al fin y al cabo, mis hombres derrotaron a los tuyos y trajeron el jade.Otra
Levanté mis manos atadas y las acerqué a mis mejillas, buscando aliviar la picazón que las lágrimas habían dejado en mi piel.Mi cuerpo se tambaleaba debido a la rapidez del caballo, mientras que la brisa de la tarde me levantaba el cabello y traía un soplo refrescante, cuyo susurro secaban las gotas de dolor que se resbalan por mi rostro.¿Por qué lloraba en silencio?¿Sería por todo lo que me tocó vivir en menos de un mes, por la incertidumbre de empezar desde cero fuera de la manada o por alivio? Quizás era una combinación de todo eso.Traté de entretener la vista con el paisaje a mi alrededor, pero era inevitable no sentirme incómoda y rígida por la cercanía con ese alfa intimidante. Pese a la timidez que me hacía sentir fuera de lugar con ese desconocido, no podía negar que el calor que su cuerpo desprendía se sentía agradable.Y ese olor...Se me hizo parecido al perfume de la flor del fuego, una planta anaranjada con tallo amarillento que desprende un aroma fuerte, cálido y pec