Capítulo 61

Zebela

La emoción era palpable en el rostro de Zael cuando entramos en la casa. Natalia también parecía encantada, aunque no pude evitar notar un atisbo de envidia en su tono y gestos.

—¡Esto es oficial! —vociferó Zael de forma repentina, captando nuestra atención—. ¡El alfa está enamorado!

Mi cuerpo se sacudió mientras tosía, y mis ojos se llenaron de lágrimas por el ataque de tos.

—¡Oye! —le di una palmada en el hombro—. Deja de decir tonterías. ¿Y por qué gritas? ¿Acaso quieres que toda la manada te oiga? —le reclamé, muy nerviosa y a la defensiva.

Zael entornó los ojos y me miró con una ceja levantada.

—Deja de fingir, picarona. —Dibujó una sonrisa traviesa—. Yo sé que pasaste la noche con el alfa y hasta parte de la mañana. Eso significa que no fue solo un revolcón, ya que hasta almorzaron juntos.

¿Qué? ¿Cómo supo eso?

Mi cara de desconcierto lo hizo reír.

—¡Qué envidia! —exclamó Natalia, acercándose a nosotros—. Eres tan afortunada de que el alfa Bastian tenga interés por ti. De
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