Bastian El olor a azufre, humo, sudor y… muerte se mezclaba con los gritos y alaridos, tanto de dolor como de euforia. Un odio irracional nos instaba a destrozarnos unos a otros, de una manera cruel que sacaba lo peor de nuestra naturaleza salvaje.Una gran multitud nos sorprendió y nos rodeó. Al parecer, era el ejército de una nueva manada que se unió a los enemigos del alfa Donai, poniéndonos en desventaja... o, por lo menos, eso era lo que ellos creían.Con una sonrisa malvada que evidenciaba mi parte más sombría y destructiva, moví mis dedos con disimulo y sigilo. Usaría ese truco de provocar sombras que se movían a la velocidad de la luz para engañar a las demás personas y hacerles creer que lo que pasaría a continuación se debía a unos guerreros especiales entrenados por mí.Hice un chasquido, y el fuego empezó a lamer a nuestros contrincantes. Los gritos se volvieron el sonido principal; los guerreros encendidos en llamas corrían por doquier hasta que caían al suelo y eran con
Zebela Estudiar fue difícil. Por más que trataba de enfocarme en mis asignaciones, se me hacía una misión imposible concentrarme debido a las palabras de Maricella. Todavía me encontraba afectada y nerviosa por lo que me dijo. En ese momento, estaba tan asombrada y asustada que ignoré su provocación y simplemente salí de la biblioteca en silencio.“Luna de Roan” se repetía en mi mente de forma tortuosa, provocándome un miedo irracional. Es que su tono denotaba amenaza. Pese a que Bastian era mi pareja y sabía que me protegería, había un miedo, quizás infundado, de lo que podía ocurrir si Maricella usaba lo que sabía en mi contra. No quería que Roan me reclamara ante todos y acusara a Bastian de haberme robado y roto un hogar.Por lo menos tenía a mi favor que Roan nunca me marcó y que Bastian era mi mate.Suspiré profundamente para drenar la tensión que me tenía intranquila.Ni siquiera tuve ganas de acompañar a los chicos a ver el sembrío de tulipanes del que todos hablaban. El asun
Roan Exhalé un largo suspiro después de haber tenido una noche tan relajante con Lidia, una de nuestras sirvientas. No sabía que, debajo de ese uniforme feo, se escondía un cuerpo tan sensual, pero lo que más me sorprendió fue lo fogosa que era esa chica. Quien la viera, con esa carita de “yo no fui”.En los tres años que tenía trabajando para mí, nunca imaginé que ella me deseaba, en especial porque parecía que le agradaba Zebela. En fin, las mujeres eran un misterio difícil de entender.Me levanté de la cama y me dirigí a mi habitación envuelto en una sábana, pues no tenía tiempo para recoger mi ropa y ponérmela.—¿Qué significa esto, Roan? —me preguntó Kapria desde que di un paso adentro, agarrándome desprevenido.¡Carajo!—Llevo prisa, así que no tengo tiempo para una escena —respondí, cortante y a la defensiva, mientras me dirigía al baño.De repente, sentí que la sábana me era arrancada de encima, y el ardor y dolor de las uñas de esta loca desgarraban mi piel.¡¿Qué diablos le
Zebela Abrí los ojos de golpe mientras sentía que me asfixiaba. Mi piel estaba húmeda por el sudor gélido que la cubría, mi corazón latía desbocado, y mi cuerpo vibraba con temblores involuntarios. Estaba tan asustada y exaltada que tuve que inhalar y exhalar profundamente para regular el ritmo de mi respiración.—¡Qué sueño tan horrible! —exclamé en un impulso al darme cuenta de que lo que acababa de experimentar no era la realidad, sino una pesadilla. Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar las imágenes que se sentían demasiado reales—. Solo fue un sueño… —me dije a mí misma para calmarme.¿Hasta cuándo soñaría con Roan? ¿Por qué no dejaba de temerle si ya había logrado escapar de él? No era justo que, incluso ahora, no pudiera tener paz por su culpa.Empecé a llorar de rabia e impotencia, golpeando el colchón con fuerza para desahogar mi ira y frustración. Era tan injusto...Las imágenes de Bastian, tirado en el suelo y sin respirar, seguían repitiéndose en mi mente, mientras
Bastian Tras exhalar un largo suspiro, miré a mis hombres con agradecimiento y orgullo, y le di palmadas al gamma que me acompañó. Él era un gamma de divisiones, por lo que estaba por debajo de Dante, el gamma oficial de la manada y líder de todos ellos, el mismo que estaba entrenando a Zebela.Eso lo hice a propósito. Zebela, como luna, requería al mejor entrenador de todos, alguien con un cargo a nivel de ella. Fue la primera pista que dejé antes de mi viaje.No pude evitar sonreír al recordarla, en especial porque ya iba a verla al fin.—Muchas gracias por su ayuda, Alfa Bastian —agradeció Donai, quien estaba rodeado por sus mejores guerreros, todos ellos con regalos representativos de sus costumbres.Me llamó la atención una pulsera de diamante blanco. Estaba dentro de una caja de oro, parecida a un cofre, con un interior azul marino y acolchado, donde ella era la protagonista. Su belleza y elegancia resaltaban y evidenciaban su gran valor. Pensé en mi luna y en lo hermosa que se
Bastian Estar bajo el mismo techo que el gusano de Roan me pareció nauseabundo, pero tuve que disimular mi disgusto por Donai. No quería sumarle más problemas al pobre, mucho menos dentro de su manada.Tamborileé mis dedos en la mesa redonda donde estábamos sentados: Donai, él y yo, mientras nuestros hombres se mantenían de pie, alertas y a la espera de una orden de nuestra parte, o simplemente un movimiento amenazante que los obligara a actuar.Por mi parte, sentía una mezcla de emociones que me mantenían ansioso; todas eran desagradables. Mientras mis dedos tocaban el borde de la superficie de madera en un ritmo fastidioso, pero que a mí me relajaba, mis ojos estaban fijos en el ex de mi mate, expectantes, curiosos y analizando con cautela a ese hombre que, por alguna razón, me caía tan mal.Sí, no soportaba ni siquiera escuchar su nombre.—¿Me dirá qué quiere discutir conmigo o se quedará mirándome como pendejo? —reclamé, con la paciencia en mi límite y un tono sarcástico que sé q
ZebelaMe sentía encantada y feliz. Mi cuerpo estaba sumido en un trance que se me hacía familiar: la atracción magnética entre los tulipanes y mi esencia, la manera maravillosa y potente en la que mi energía incrementaba, y la embriaguez de mi consciencia, que me sumergía en un encantamiento agradable.Entonces lo recordé.Cuando mi poder se liberó por primera vez y pude dominarlo a mi antojo, experimenté un evento similar en el campo de tulipanes de mi manada de origen.¿Acaso estas flores estaban provocando un cambio en mis habilidades? Tenía sentido mi suposición, puesto que sentía que mi poder incrementaba y maduraba a medida que me exponía a los tulipanes rosados.Estaba tan recargada que la energía desbordaba de mí sin que pudiera evitarlo, por más que tratara de reprimirla. Ella me estaba controlando a mí y sometiendo mi voluntad bajo su dominante ensimismamiento.No podía hacer nada más que disfrutar el momento. Podía ser yo misma aquí, sin temores ni inhibiciones, liberando
Zebela Todavía me parecía irreal lo que estaba sucediendo. Ojalá esta situación se tratara de una de las tantas pesadillas que me perseguían en la noche, mas no era así: todo lo que me estaba ocurriendo era real. Yo estaba siendo confundida con una bruja, y una gran cantidad de personas demandaban mi muerte a gran voz. Estaba atrapada, acorralada cual animalito asustado e indefenso.—¡Por favor, no me hagan daño! —rogué con voz temblorosa—. No soy una bruja.—Ah, ¿no? —se burló uno de los guerreros—. Nos atacaste con tu brujería. ¿Cómo justificas eso?—No es brujería. Puedo explicarlo —refuté, al borde de la locura. Mis manos se sacudían, y mi pecho subía y bajaba con gran agitación. Todavía la confusión me nublaba los pensamientos y me trababa al hablar.—¿Qué vas a explicar? —dijo Maricella con una expresión de mucha satisfacción. Ni siquiera había notado que ella también estaba junto a los guerreros que me perseguían—. ¿Que embrujaste al alfa y que por eso te trajo a Luna Roja? ¿O