RoanTras juguetear con el lapicero negro, lo devolví al escritorio y miré a mi invitado con esa frialdad que me caracterizaba. No estaba de humor para sonreír falsamente como solía hacer; solo quería acabar con este asunto de una vez por todas.—Me alegra hacer negocios con su manada —concluyó el maldito rufián frente a mí, porque esa era la única forma de llamar a este tramposo. Su combustible de mala calidad tenía un precio exorbitante. Además, aparte de que pagaría casi el doble por una calidad inferior, también la cantidad era más reducida.Tuve unas ganas inmensas de mandarlo al diablo, pero no tenía otra opción a mano, y el desgraciado se aprovechó de eso.Tras cerrar el ridículo negocio, salí de la oficina en busca de aire fresco. Miré al cielo y exhalé un suspiro resignado. Estábamos al borde de la ruina, y la manada podría desintegrarse si no hacía algo pronto.—Zebela, si supieras lo mucho que ayudabas a Zafiro... —Me sacudí el cabello con impotencia y empecé a caminar sin
ZebelaLa emoción era palpable en el rostro de Zael cuando entramos en la casa. Natalia también parecía encantada, aunque no pude evitar notar un atisbo de envidia en su tono y gestos.—¡Esto es oficial! —vociferó Zael de forma repentina, captando nuestra atención—. ¡El alfa está enamorado!Mi cuerpo se sacudió mientras tosía, y mis ojos se llenaron de lágrimas por el ataque de tos.—¡Oye! —le di una palmada en el hombro—. Deja de decir tonterías. ¿Y por qué gritas? ¿Acaso quieres que toda la manada te oiga? —le reclamé, muy nerviosa y a la defensiva.Zael entornó los ojos y me miró con una ceja levantada.—Deja de fingir, picarona. —Dibujó una sonrisa traviesa—. Yo sé que pasaste la noche con el alfa y hasta parte de la mañana. Eso significa que no fue solo un revolcón, ya que hasta almorzaron juntos.¿Qué? ¿Cómo supo eso?Mi cara de desconcierto lo hizo reír.—¡Qué envidia! —exclamó Natalia, acercándose a nosotros—. Eres tan afortunada de que el alfa Bastian tenga interés por ti. De
ZebelaZael, Natalia y yo pasamos el resto de la tarde arreglando y limpiando la casa, con la promesa de que al día siguiente iríamos de compras para terminar la decoración.Acepté porque sabía que necesitaría esa distracción; la partida de Bastian me tendría muy triste.Lo iba a extrañar tanto que ya dolía. De repente, sentí un deseo inmenso de verlo. Él me había prometido que se colaría en mi habitación esta noche, y esperaba que cumpliera su palabra.Después de darme un merecido baño, me puse un pantalón negro cómodo, que combiné con una blusa blanca decorada con detalles del mismo color que el pantalón. Me hice una trenza suelta, dejando algunos mechones libres, y me apliqué un poco de maquillaje. Quería estar bonita para Bastian.Mi corazón latía eufórico con solo imaginarlo mirándome. Amaba su escrutinio intenso, ese brillo especial en sus ojos que sentía como mío, solo mío.Bajé al comedor con una ola de emociones y sensaciones casi insoportables: mis manos sudaban y temblaban,
Zebela Tragué el contenido de mi boca y me esforcé por ignorar a Maricella; no le daría el gusto de verme derrotada. No lo estaba, porque Bastian me amaba a mí. Aunque no había nacido en Luna Roja, eso no significaba que no pudiera ser una buena Luna. Después de todo, el alfa y yo éramos mates, y estaba dispuesta a dar lo mejor de mí para ser el complemento perfecto para Bastian.Lo miré por instinto, porque mi corazón anhelaba su mirada, y descubrí que él también me observaba. Sus ojos estaban impregnados de una ternura que parecía nueva en él, un contraste sorprendente con su porte intimidante y fiero.—Esa es la tontería más ilógica que he escuchado en toda mi existencia —refutó Bastian, ligeramente incómodo—. ¿Qué ley dicta que mi Luna tiene que haber nacido en esta manada? ¿Y si encuentro a mi mate y ella no pertenece a Luna Roja? ¿Qué hago entonces? ¿La rechazo?No pude evitar sonreír al escucharlo. Estaba segura de que mis ojos brillaban de emoción mientras lo miraba. Contrario
ZebelaLos empujes fieros de Bastian me estaban llevando al borde de la locura. Cada vez que su fuerza me impactaba, sentía un desborde de corrientes eléctricas en todo mi cuerpo, tan sublime, tan placentero que por un momento pensé que no soportaría tantas emociones juntas y que me desplomaría en la inconsciencia.¿Exageraba? No lo sabía, pero el sentimiento sí era muy intenso, entonces entendí a lo que todos se referían cuando hablaban del vínculo entre mates.Tenían razón, todo era más íntimo, más potente y más delicioso. Es que no encontraba una palabra que le hiciera justicia esta conexión, y me encantaba.Y pensar que todo empezó por un agravio de Roan hacia Bastian. Si antes había regañado a mi ex por haberse metido con un alfa híbrido, ahora le agradecía, pues ya no me imaginaba una vida sin mi pareja, mi amado alfa pelirrojo.—Mierda... —musitó Bastian sobre mi cuello cuando llegó al clímax. Yo apenas me estaba recuperando del tercero, así que estaba sostenida a él, sin fuerz
Zebela Dos semanas después... Quieta, en la misma posición, observaba con cautela los movimientos de mi oponente. Estudiaba cada mínimo detalle que me fuera útil a la hora de atacar, memorizando los posibles puntos débiles de los que podría tomar ventaja.El sudor, que empezaba a humedecer mi piel, me provocó un pequeño picor en la frente. Tuve la tentación de pasar mi mano; no obstante, me reprimí. Estaba atenta a mi objetivo y lista para lanzar mi primer ataque.Mi salto fue sutil, como el de un ave que se alza al vuelo con cautela, pero que, en el camino, se dejó envolver por la velocidad. Las hebras sueltas de mi trenza se levantaron por la presión de la brisa que mi movimiento produjo, y el polvo ofreció su pequeño espectáculo cuando mis pies se separaron del suelo terroso y árido.Con la rapidez y la precisión que mi capacidad me permitía, arremetí varios puñetazos simultáneos, que mi contrincante bloqueó con gran agilidad.Levanté mi rodilla, con la intención de golpear su est
JanorLa luz del ordenador comenzó a abrumar mi vista, así que decidí dejar de escribir el informe porque ya había trabajado lo suficiente por hoy. Exhalé un suspiro y me froté los ojos, que al instante se recuperaron del cansancio provocado por estar frente a la pantalla por más de seis horas.Como cualquier licántropo, la recuperación física era una ventaja. Sin embargo, el agotamiento mental no se iba en cuestión de segundos ni minutos; simplemente, necesitaba descansar.—¿Qué es esto? —murmuré en voz alta cuando me percaté de una notificación. Descubrí que tenía un nuevo mensaje electrónico, así que me apresuré a leerlo. Mis labios se curvaron en una sonrisa satisfecha cuando supe de qué se trataba, pues llevaba más de una semana a la espera de esta información.—Conque esas tenemos... —mascullé sin poder borrar la sonrisa de mi rostro. Si había algo en lo que yo destacaba, era en descubrir los secretos bien cuidados por los demás. Eso me hacía valioso para el alfa, pues podía acc
ZebelaDespués de un arduo entrenamiento con el gamma, me fui directo a casa para asearme. Me puse ropa cómoda y preparé mi almuerzo. Aunque no era necesario que lo hiciera, ya que podía almorzar en la casa principal, yo prefería ahorrarme el momento tenso en el comedor, donde tendría que soportar a Maricella y Janor.Ya ni siquiera los demás líderes me trataban con hostilidad, pues, de alguna manera, admiraban lo mucho que había avanzado en las artes marciales de los híbridos y la lucha, y en tan poco tiempo. A decir verdad, yo también estaba sorprendida. No veía la hora de que Bastian regresara para mostrarle todo lo aprendido.—Niña, ¿por qué estás lavando los platos? —La voz de Zael rompió el hilo de mis pensamientos. Lo miré por inercia y entorné los ojos.—Ya te he dicho que no es necesario llamar a las chicas para algo tan simple —le respondí mientras me secaba las manos.—¿Te das cuenta de que estás saboteando mi trabajo? —me reclamó, usando su dedo acusador para resaltar su r