Le puse cita a Julio en el restaurante más cerca a nuestra casa, para que no se demore, más tarde pasar a recoger a Patricia quien quedó en la casa esperándome. La sensación de que podamos ser padres… eso me tienen contento, hasta feliz deseo que sea mañana para saber si seremos padres o no. —Le estreché la mano al investigador, ya solo quería que me dijera lo que le ocurre a mi mujer, para saber qué le pasaba y así poder ayudarla. No creo que sea algo grave.—Don José Eduardo.—Julio. —En ese momento llegó un mensaje a mi celular«¿Crees que tu mujer se encuentra en tu casa? Apenas saliste, vino a mí, ella siempre viene a mí, gracias por decirle que Rodrigo Cifuentes estaba en Bogotá». —Un calor recorrió todo mi cuerpo.«Estamos en el hotel a tres cuadras de tu casa, ven y compruébalo».—Don José Eduardo, ¿le pasa algo?—Debemos reunirnos mañana, debo irme. —Me levanté de la silla.—Tome, es el informe, por favor léalo hasta el final.—Gracias.Tomé el informe y como loco conduje has
Me mantuve alejada de todos y nada que llegaba o me contestaba José Eduardo. David llegó hace unos diez minutos y se fue a hablar con César, yo seguía insistiendo en marcarle a mi marido, los nervios estaban a punto de jugarme una mala pasada. Volví a marcarle, la esperanza era lo último en perderse, pero se va a buzón. Seguía con el celular apagado.—¡Patricia! —me llamó Alejo—. ¿Dónde está el primo? Le marco y no me contesta,Los nervios en ese instante se apoderaron de mí, caminé hasta donde ellos cuando mi esposo llegó como un torbellino lleno de ira, decepción y tomado. Estaba tomado. Los ojos se me humedecieron, era evidente que mi matrimonio iniciaba su descenso. —¡CONFIÉZALO!Todos nos encontrábamos en la sala, adultos y niños, en plena sesión de fotos con la increíble decoración del cumpleaños. Por un momento todo se movía en cámara lenta, José Eduardo me miraba con asco, César de manera rápida se interpuso entre él y yo. Y David quedó muy cerca. Alejo se fue acercando.» ¡
Mi padre condujo mi carro, se llenaron de miedo al verme tan alterado, y no los culpo, mi hermano murió por un arranque de enojo y se estrelló al perder el control por la velocidad perdiendo la vida al instante. Por eso, ante el recuerdo de mi hermano, papá me quitó las llaves y mi madre nos seguía.Cuando abrí ese informe y supe la gran farsa de esposa que he tenido, fui por la caja de vino que me había pedido Alejo y le iba a entregar hoy. Me bebi la mitad, no estaba borracho, fue muy consciente de todo lo que le dije y me da ira el no poder decirle lo que era. Una bandida… Por más que trato de pensar en si me merecía tal traición, no encuentro una falla de mi parte, no era el hombre perfecto, pero sí la respeté hasta con el pensamiento.No era partidario de hacer este tipo de escándalos, pero ¡me vio la cara de idiota! Como un marica, las lágrimas salieron de mis ojos en el asiento del copiloto, un tipo de treinta y un años, llorando por una vieja, eso era estar muy jodido. ¿Con cu
Los paramédicos llegaron y terminaron de estabilizar a mi padre, todo pasaba de manera tan rápida. Primaba la salud de papá, no me perdonaría en la vida si muere por mi culpa. En este momento no me quedaba nada más que aferrarme a esa fuerza invisible que hacía magia en el alma y entregarle una vez más mis cargas al ser que todo lo podía. «Jesús, en ti confió». Tú que conocías mis miedos y sabías lo que a diario te imploraba, no me abandones. —Mis manos temblaban, mi madre se fue con papá dentro de la ambulancia, mientras César y Maju salieron detrás de ella.Solo escuché cuando mi hermana le gritaba a Virginia, a Blanca y a Fernanda que cuidaran de sus hijos. No me nombró a mí. Mi prima Socorro también salió detrás de ellos con su familia, y los papás de César hicieron lo mismo. Yo seguía en el mismo lugar, la gente pasaba por mi lado, era como si de la nada me volví invisible.Un par de manos me hicieron mirar abajo, una mano fue tomada por Julián y la otra por Samuel, mis sobrinos
Mientras David me llevaba a la clínica, mi mente se regresó a esos días como prepago. Rodrigo había escogido a un selecto grupo de chicas entre las que estaba yo para ir por un fin de semana a estar con unos comandantes guerrilleros, tremenda sorpresa la mía cuando al llegar mis ojos se cruzaron con los de David. Nos miramos y él me reconoció al instante, no esperó a que nadie hablara cuando se levantó de su mesa de comandantes y dijo que estaba muy necesitado, por eso se iba todo el fin de semana con una de nosotras. Llegó a nuestro lado, me tomó de la mano, los hombres silbaron y mientras él les sacaba el dedo del medio para hacerles pistolas me condujo hasta un lugar apartado, eran cabañas.—David…—Ahora no. Espera que estemos en la cabaña. —Al ingresar puso pasador, cerró todas las ventanas y encendió un interruptor—. Ahora nadie nos escuchará. ¡Siéntate!Estaba muy asustada, él podría decirles a mis padres, hermana o a mi cuñado, después de todo había sido uno de sus mejores ami
Me senté en la cama de la habitación que fue mía en mi soltería. ¡No pude dormir un carajo!, a mí no podía mentirme, extrañé tanto su cuerpo pegado al mío. Algunas veces nos habíamos separado por mis viajes o en los de ella… ahora dudo lo que hacía. Intenté dormir desnudo, pero el frío no me dejó, a medianoche me tocó buscar un pantalón cómodo y camiseta.Ingresé al baño y por una fracción de segundo esperé a que ella ingresara a bañarse conmigo, como un cacorro de mí salió un jadeo el cual controlé, no tenía por qué llorar, ingresé a la ducha, debía trabajar, así no pensaré en mis problemas personales. Al bajar al comedor mi madre se tomaba el café, papá debía de estar trotando.—Buenos días, hijo.—Buenos días, mamá.—¿Quieres desayunar?—¿Debo hacerlo?—Aja. Perdóname, tú pediste que no te habláramos del tema, pero soy tu mamá y necesito decirte algo muy importante, siéntate.—Mamá…—No creo que Patricia te haya sido infiel y la razón es porque ella te adora, ve por tus ojos, eso n
Pasé toda la noche en la sala de espera, continúa, lejos de mamá. Maju seguía sin hablarme, sin ser grosera, solo me mira y llora. Se aleja cuando se culpa y porque estaba pensando. Siempre tan analítica, me la imagino rompiéndose la mente y buscando detalles que no vio en mí, debe estarse culpando, mi hermanita cuando ya tenga su mente aclarada me buscará, solo debía darle unos días.César fue quien en un par de ocasiones se sentó a hablar conmigo, en una me trajo un café y al olerlo me rebotó el estómago, salí corriendo a vomitar, luego me trajo un jugo sin dejar de mirarme. Él fue quien sugirió aprovechar mi estadía en la clínica para hacerme un examen de embarazo. Socorro del Carmen terminó retirándose por los niños cuando nos dijeron que papá resistió la operación a eso de la medianoche, los padres de César también se retiraron y quedaron de llegar a primera hora.Por César supe que mi padre ya se encontraba fuera de peligro, una vez lo supe me encerré en el baño a arrodillarme p
Ella siempre fue tan especial. Era una mujer de unos cuarenta y tantos años, bajita, algo robusta, una gran madre, echada pa’ adelante como muchas mujeres en Colombia, que el marido no les sirvió y la dejó sola con hijos a cuesta.—Hola, Lizeth. ¿Cómo amaneciste? ¿Tus hijos?—Yo bien, mis hijos estudiando y su esposo llegó muy serio, conténtelo, yo me encargaré que no los molesten por un par de horas.—¡Que no te escuche! —Las dos sonreímos.—Cierto, de un grito me manda a mi casa. —volvimos a sonreír—. Todo matrimonio tiene problemas, pero algo que admiro del de ustedes es que no tardan mucho, enojados. Ustedes se adoran, lo que sea se puede solucionar, sus gafas ocultando sus ojeras y el genio del jefe me lo dice todo. Entre, yo me voy a contabilidad.El tercer piso era para la gerencia, solo el jefe, su asistente Lizeth, la sala de juntas y la sala de capacitación, era lo que se encontraba, el resto estaba en el área de abajo. Antes de ingresar respiré profundamente.—Debes hacerlo