2

*—Clayton:

Sus ojos se abrieron abruptamente y lo primero que vieron estos fue el borroso techo blanco sobre su cabeza. Su cuerpo se impulsó hacia arriba, turbado porque no tenía ni la menor idea de donde estaba y lo peor de todo es que no veía ni una m****a.

Estaba sobre una cama, eso era obvio por la suavidad bajo su cuerpo, pero m*****a sea, no podía recordar nada de lo de anoche y para complicar las cosas, estaba desnudo. Se abrazó a sí mismo, comenzando a temblar porque su mente estaba muy en blanco y lo último que recordaba era haber estado ahogando sus penas en un bar de camino a casa, pero más de ahí, todo era borroso.

¿Lo había hecho con alguien? El olor a colonia masculina que no era la suya impregnaba la habitación y algo le decía que no había sido con una mujer con quien había pasado la noche.

Cerró los ojos y afinó sus oídos tratando de escuchar algo, pero lo único que escuchaba era su propia respiración agitada, nada de un ruido de ducha o alguna voz hablando por ahí. Parecía estar solo y esperaba que fuera así, porque se sentía muy asustado y no sabía dónde estaba ni sus ropas, ni sus gafas.

Tenía que espabilarse y salir de este embrollo. Tal vez la persona con la que estuvo estaba fuera y volvería poco después. Antes de eso, tenía que largarse de allí.

Clayton apartó las sábanas y bajó como pudo de la cama. No veía ni una m****a, pero se acercó a los lugares donde podrían estar sus gafas y gracias a Dios las encontró sobre una cómoda de caoba. Cuando se las colocó, estuvo aliviado porque podía ver todo a su alrededor. Estaba en una habitación muy elegante y se veía por los muebles que había sido cara.

Se volvió hacia la cama. No veía manchas de sangre o de otros fluidos, parecía que no había pasado nada. Además de que su cuerpo no molestaba ni tenía alguna agujeta, solo el pulsante dolor de cabeza y de estómago, pero era producto de haberse pasado de copas ayer.

Se acercó a un gran espejo de cuerpo completo y observó su aspecto en este. Estaba hecho una m****a, sus ojos verdes estaban apagados y su cabello castaño era un nido de gallina. Se burló de sí mismo y sus ojos se abrieron de la sorpresa al identificar otras cosas.

Clayton alzó la mano y tocó la pequeña mancha roja sobre su clavícula derecha, parecía un chupete y mientras bajaba más la mirada hacia el camino a su pelvis, podía ver pequeñas manchas rosáceas sobre su nívea piel. La persona que le había hecho esto se había esmerado besando su cuerpo y Clayton trató de recordar algo, pero no podía, todo era una bruma.

Soltó un suspiro y se volvió otra vez hacia la cama, pero algo en la mesita de noche le llamó la atención. Se acercó para ver una nota que no había reparado antes porque no había tenido sus gafas.

Clay se acercó para tomarla. Con dedos temblorosos levantó el pedazo de papel blanco en donde había un mensaje con una hermosa caligrafía sobre este. El olor a colonia de antes estaba más impregnado en esta nota y Clayton se preguntó con qué clase de persona había estado la noche anterior. El olor era caro y podía decirlo porque no era algo que hubiera olido antes, además de que la letra se veía como alguien que era muy pulcro.

Dejó de divagar y decidió leer el mensaje. 

«Evita tomar grandes cantidades de alcohol, no siempre vas a encontrar a un buen samaritano. Te dejo mi número por si quieres que este buen samaritano te haga errar un poco :)

¿Un buen samaritano? ¿Lo haría errar un poco? ¿B? Debían de ser la inicial de su nombre, pero no tenía idea de quién podía ser. Sea quien sea, no estaba en la habitación, más bien, Clayton creía que se había ido sin tocarlo más que unos besos, pues su cuerpo estaba muy bien a pesar de la cefalea.

Quizás si era un buen samaritano.

Volvió a dejar la nota en la mesita de noche y comenzó a buscar su ropa para irse de allí, pero no podía encontrarla en la habitación. ¿Dónde podría estar? ¿Acaso el desconocido la había enviado a la tintorería? Por suerte su maletín estaba allí junto a su teléfono, así que, si no podía recuperar su ropa, pediría ayuda a uno de sus amigos.

Ya que no estaba en la habitación, decidió probar contactando a sus amigos, pero cuando desbloqueó el teléfono, lo primero que vio fue la foto de su esposa con otro hombre y la bilis se le subió por la garganta.

Oh, sí, su esposa engañándolo era un hecho y el que fuera despedido también.

Se desplazó rápidamente para no seguir viendo la foto que le hacía vomitar, pero Hey, no podía juzgarla tanto, digamos que anoche fue infiel también. Dios, ¿qué estaba diciendo? ¿por qué era así? Debería estar maldiciéndola por engañarlo, pero no era así. Era en verdad un hombre muy patético y comenzaba a pensar que se había merecido el engaño y el despido, se había creído seguro siempre sin saber que algún día sería desechado como una basura.

Se rió de sí mismo y notó que había comenzado a llorar sin darse cuenta.

M*****a sea.

Ahora en un nuevo día, no sabía qué diablos iba a hacer, no tenía trabajo y posiblemente cuando enfrentará a Hazel, sería el final, pues no iba a perdonar una infidelidad y tampoco iba a obligar a nadie a estar a su lado. Sin embargo, de algo estaba seguro, la forma en la que había vivido todo este tiempo, quizás era el problema en sí, la razón por la cual había sido engañado y despedido había sido porque se enfocó en ser el mejor en su trabajo para poder ganar más y darle una mejor vida a su esposa, que al final no sirvió para nada. No se podía ser tan intenso siempre y tuvo que pasar esto para que se diera cuenta de ello.

Se limpió las lágrimas que recorrían por sus mejillas y detuvo su llanto, llorar hacía que su cefalea se intensificara y lo menos que quería era enfermarse más de lo que se sentía.

Continuó revisando su teléfono y observó que había muchas llamadas perdidas de Hazel, seguro está preguntándose dónde se había quedado anoche. Vio que había algunas llamadas y mensajes también de sus amigos y de algunos compañeros de trabajo. Ignoró los de su esposa y se enfocó en el último de su amigo llamado Hayden. Este estaba preocupado por su paradero, pero en medio de su preocupación, Clayton leyó que este le decía que le dijo a Hazel que se había quedado en su casa y que esperaba una explicación pronto.

Clayton no tenía ánimos para ello, solo quería regresar a casa, enfrentar a su esposa y ver lo que el futuro le tenía deparado. Claro, lo haría después que tuviera una taza con café y varias píldoras para su dolor de cabeza.

Estaba tratando de ver donde m****a estaba cuando tocaron la puerta y Clayton saltó de sorpresa.

Buscó un albornoz en el cuarto de baño y se cubrió con este antes de abrirle a la persona que estaba del otro lado. Era un personal del hotel y le ofreció una bolsa, indicando que dentro estaba su ropa. La persona le deseó una buena mañana y le informó que podía pedir el servicio de habitación ya que el checkout era a las 11 de la mañana y estaba a tiempo.

Cuando este se marchó, Clay cerró la puerta y sin bañarse, se colocó la ropa. Ya más tarde se ducharía, pero tenía que largarse de allí. Cuando fue a pagar la habitación, la recepcionista le dijo que ya estaba paga. Okay, seguro el desconocido, en medio de su borrachera se lo había hecho saber y como no se acordaba una m****a, lo olvidó.

Le sonrió a la joven y se despidió de esta, huyendo del lugar poco después.

Una vez fuera del hotel, respiró aire fresco y miró hacia el cielo despejado. Era día de semana, pero estaba despedido, así que no tenía que ir huyendo al trabajo. Vio pasar la gente sofocada con vista de que llegaban tarde a sus trabajos mientras que Clayton se dirigía a la parada más próxima para tomar un bus de regreso a casa.

Se rió de sí mismo. Clay hubiera sido un transeúnte más, apresurado por llegar a tiempo a un trabajo que al final solo le importaba generar ganancias para sus propios dueños.

¿Por qué se había matado tanto si nunca fue beneficiado como era debido? Si, la paga fue buena, pero al final, para el trabajo estresante que hizo, no era suficiente.

Nunca en su vida pensó que iba a ser despedido. Cuando entró a trabajar para la firma de contadores, pensó que llegaría alto en aquel lugar, pues era su área especializada y de paso su primer trabajo, sin embargo, un error fue lo que lo llevó fuera de esta y ni tan grande era, pero a sus superiores no le parecieron tan pequeño.

No obstante, ahora que estaba fuera de aquel cansino trabajo, comenzaba a ver los contras de este. A pesar que le enseñó mucho, tomó tanto tiempo de su vida, lo apartó de su esposa y de sus amigos. Siempre tuvo poco tiempo porque tuvo que estar desplazándose a otros estados por este y para las fiestas o celebraciones familiares, Clay tuvo que pedir muchas excusas porque el trabajo siempre se interponía.

Estaba libre, y aunque no tuviera trabajo y no sabía qué hacer, se sentía muy bien. Ahora, el problema más grande era el engaño de su esposa. Era jueves, por lo cual su esposa aún seguía en la casa, pues era su día libre de la guardería donde trabajaba. La encontraría en casa y tendrían que tener esa conversación.

Tomó con tranquilidad el bus que pasaba cerca de su apartamento y en el camino no dejaba de pensar en lo patético que era. Despedido, engañado y casi violado y todo en el mismo día. Cuando les dijera lo que pasó a sus amigos, sería la burla de estos por un largo tiempo. No de una mala forma, sino porque no creía que a alguien le hubiera pasado tantas desgracias en un solo día.

—¿Dónde estabas? —fue lo primero que Hazel le preguntó cuándo abrió la puerta del apartamento donde vivían desde hace 4 años, como si lo hubiera estado esperando.

Clayton le dio una mirada. Hazel se veía cansada y con unas fuertes ojeras bajo sus ojos de color avellana, como si no hubiera dormido. ¿Acaso lo había estado esperando? Bueno, cualquiera se preocuparía, había desaparecido sin decirle a nadie y eso estuvo mal, pero no había estado bajo su sano juicio anoche.

Entró en el apartamento y tomó el sofá más cercano, desplomándose en este. Hazel se acercó con los brazos en jarras, viéndose a punto de discutir con él.

—¿Sabes lo preocupada que estaba? —espetó Hazel muy enfadada—. Pasó la hora de que regresaras a casa y no volviste, pensé que estabas con tus compañeros de trabajo, ¿y sabes lo que me dijeron algunos? —Hazel soltó una carcajada irónica—. Que fuiste despedido y no tenía la menor idea qué fue lo que diablos pasó. Llame a tus amigos creyendo que sabían algo, pero ninguno sabía de ti. Y aunque Hayden al final me dijo que estabas en su casa, sé que no era así. Así que dime Clayton, ¿dónde m****a estabas? —exigió saber, pero antes de que Clayton pudiera responder, su esposa continuó agregando—. ¿Dormiste con una mujer? —terminó preguntando y Clayton tuvo ganas de reírse.

¿Una mujer? Por la mente de Clayton nunca pasó otra mujer que no fuera Hazel, ella fue su primera vez en todo y estaba tan enamorado de ella, bueno, dudaba que lo estuviera ahora, pero había estado tan loco por Hazel que nunca vio a otra mujer. Su esposa era hermosa y había estado siempre cautivado por ella.

Se habían enamorado en sus primeros años en la universidad y al final de esta decidieron casarse, pero la vida de casados era muy diferente a la vida de noviazgo, sin embargo, Clayton dio lo mejor de sí, pero parece ser que nunca fue suficiente para Hazel, tanto así que lo engañó con otro hombre. Y recordando las fotos y como este se veía, podía entenderlo, era físicamente muy diferente a Clayton y quizás hasta estaba mejor posicionado.

Clayton suspiró cansado, deseando ese Tylenol y esa taza con café más que nada, pero lo que hizo fue extraer su teléfono de su maletín y buscar la conversación de W******p del número desconocido que le había mandado el mensaje junto con las fotos, como si la persona hubiera estado reuniendo información antes de hacérselo saber.

—¿Desde cuándo? —quiso Clayton saber mientras extendía su teléfono hacia Hazel quien lo tomó con manos temblorosas. Vio cómo ella miraba las fotos y su expresión de sorpresa fue rápida, sin embargo, no pasó desapercibida para Clayton.

Hazel alzó la mirada y le devolvió el teléfono.

—Es solo un amigo —explicó Hazel, pero Clayton recordaba una foto de su esposa besándose con el tipo en lo que parecía ser un club nocturno. Eso quería decir, que cuando Hazel salía con sus amigas a tener una noche de chicas, seguro se veía con su amante sin que Clayton se lo imaginara. Además de eso, era posible que la persona que le envió estas fotos sea del mismo círculo social de Hazel y buscó la manera de joderla, pues las fotos se veían que eran en sitios nocturnos.

—¿Los amigos se besan en la boca? —preguntó Clayton y al verla balbucear, soltó una carcajada irónica—. La próxima vez que vea a Hayden le preguntare si me puede besar en la boca, pues, parece que tengo un concepto muy malo de lo que significa amigos, ¿no?

—Clayton, yo…

—Vuelvo a preguntar, ¿desde cuándo? —intentó Clayton una vez más, porque quería saber desde cuando lo estaba engañando, pues nunca lo vio venir. A su parecer, la relación había estado bien, pero quizás no había estado observando tan bien como había creído. Sintió cómo su corazón se apretaba en su pecho al pensar en su amada con otro hombre, pero se aguantó las ganas de llorar, porque no iba a seguir viéndose débil frente a Hazel.

Hazel no le respondió y seguía en silencio mirando hacia el suelo.

¿Ahora tenía vergüenza? Seguro había sido una desvergonzada cuando empezó a salir con su amante. Dios, no se quería imaginar las noches de pasión entre estos y pensando en ello, algo le llegó a la mente, sobre las últimas veces que trató de estar con ella. Hazel se notó fría y siempre decía que le dolía la cabeza. Además de ello, desde que Clayton terminaba, siempre se apartaba, no dando permiso para un momento acogedor y amoroso entre ellos.

Su corazón dolió al percatarse de esa señal que ignoró, que siempre estuvo ahí y nunca se había dado cuenta de esta.

—Bueno, supongo que no sabes porque —comentó Clayton luego de pasar varios minutos y se puso de pie para ir hacia la habitación. Necesitaba una ducha y lanzarse a la cama a dormir.

—El día de mi cumpleaños en el que fuiste a trabajar a otro estado conocí a Matthew —comenzó a soltar Hazel la lengua y Clayton se volvió hacia ella sorprendido por su revelación. Su cumpleaños fue hace casi seis meses y le estaba diciendo que desde ese tiempo lo estaba engañando con ese desconocido llamado Matthew—. Esa noche estaba hecha una m****a porque no estabas aquí y lo hice con él —admitió Hazel empezando a llorar—. Fue tan bueno y me hizo tantas cosas que me hizo dudar, pues el sexo entre nosotros nunca es así y quería seguir probando —terminó diciendo y esas palabras golpearon el orgullo de Clayton.

De todo lo que podía ser, ¿era el sexo? ¿Se había ido a los brazos de otro hombre por el sexo? Clayton quiso reír, pero su orgullo estaba tan lastimado, que solo suspiró de tristeza. Y él creyó que estaban sobre la misma línea, pero ya veía que no. Hazel estaba por encima de él, viviendo una vida diferente sin que lo supiera y era doloroso.

—¿Soy tan malo? —preguntó Clayton mirando hacia ella y Hazel se vio un poco incómoda.

—No, solo… —Hazel se mordió los labios—. No juegas previamente, eres algo torpe y te vienes muy rápido —admitió su esposa golpeando más el pobre ego de Clayton, si es que tenía uno, después de esto y de lo que pasó en el hotel, no le quedaba nada.

Clayton no sabía ni que decir, estaba estupefacto. Podía entender la razón de la soledad, ¿pero el sexo? Tal vez solo era una excusa y lo golpeaba por ahí para poder deshacerse más rápido de él.

—Lo siento mucho, Clay —se disculpó Hazel al verlo en silencio mientras se acercaba. La vio arrodillarse entre sus piernas—. No quise hacerlo ni ocultarlo por tanto tiempo, pero tenía tanto miedo de decirte la verdad que…—Hazel movió la cabeza—. Creo que lo de nosotros no iba a funcionar por más tiempo. Nos casamos muy rápido y debí haber disfrutado mi vida un poco más, pero…

Clayton no pudo evitar soltar una estridente carcajada. No había sido el único que había querido aquel matrimonio, cuando le pidió la mano, Hazel aceptó al instante y fue la que quiso embarcarse en esta aventura. Debió de negarse y evitar provocar este dolor, esta traición que desgarraba su corazón.

—Bueno, ahora tienes la oportunidad para hacerlo —comentó sardónicamente Clayton mientras se ponía de pie y Hazel lo miró dolida como si hubiera sido él quien le hizo daño cuando fue todo al revés. ¿Qué diría Hazel si supiera dónde estaba anoche y lo que casi hace? Seguro lo atacaría, era mejor que por el momento no supiera nada.

—¡Clay! —exclamó su esposa, pronto ex esposa, mientras comenzaba a caminar hacia el pasillo que guiaba hacia las habitaciones.

—Estoy muy cansado, iré a dormir —espetó sin ganas ni de hablar. Podían hablar más tarde de ello, pero por ahora quería dormir y descansar. Se sentía muy desgastado.

Iba a entrar en la habitación que compartían, pero lo pensé mejor y fui hacia la de invitados. Vio como Hazel lo seguía para que continuaran hablando, pero no tenía ánimos para ello, así que le cerró la puerta en la cara y colocó el cerrojo. La escuchó pidiendo que hablaran del otro lado, pero, aun así, no le abrió. Se despojó de su ropa quedando solo en ropa interior y se acostó sobre la cama.

El sueño y el cansancio hicieron mella en él, que, aunque Hazel gritaba del otro lado, Clayton no le prestó la más mínima atención, sus fuerzas estaban en cero y se quedó dormido.

Cuando despertó, era muy tarde. El cielo estaba teñido de naranja y los débiles rayos de sol entraban por la ventana. Podía decir sin ver la hora, que debían de ser cerca de las seis de la tarde.

Su estómago rugió y se levantó de la cama. Había vomitado y no tenía nada en el estómago. Se sentía débil por no haber comido, así que su cuerpo exigía que lo alimentarán. La cefalea se había calmado un poco, pero aún seguía pulsando bajo sus sienes. Debía de comer y tomar algún medicamento para esta.

Salió de la habitación y esperó escuchar algo, pero todo estaba en silencio. Parecía que Hazel no estaba y seguro volvería para la cena para que hablara por última vez. Decidió ir a la habitación, pero al entrar en esta, algo le dijo que era probable que no vería a Hazel para la cena.

Clayton se acercó a la cómoda y observó que faltaban muchos de los artículos para el cuidado personal que usaba Hazel, además de esto, algunos de los cajones que usaba, estaban un poco vacíos y nada que decir del armario. Bueno, se había ido, aunque no del todo, pero pronto se imaginaba que el resto de su ropa desaparecería.

Soltó suspiró y buscó ropa fresca para colocarse, marchando poco después al cuarto de baño.

Ducharse fue un poco difícil, pues cuando se estaba enjabonando y sus dedos tocaron los lugares marcados por el desconocido, su cuerpo reaccionó de una manera que dejó a Clayton muy confundido. ¿Por qué se excitaba si tocaba sus chupones, sus pezones y su parte trasera? ¿Qué le había hecho ese hombre?

Movió la cabeza.

Sea lo que sea, lo marcó y aligeró su dolor, pues creía que cuando viera a Hazel se derrumbaría por completo, pero fue todo lo contrario, a pesar de que tuvo ganas de llorar frente a ella, se mantuvo fuerte y hasta fue sarcástico. Quizás porque una parte de él lo vio venir, simplemente no había querido aceptarlo.

Cuando fue a la cocina vio la nota que había estado esperando desde que se fijó en que las cosas de Hazel faltaban. Las alianzas de su esposa estaban sobre la nota en la isla de la cocina.

«Sé que no me vas a perdonar por esto y yo tampoco, pero creo que fue lo mejor que pudo suceder para que nos diéramos cuenta de que no estaba funcionando. Regresare para recoger el resto de mis cosas y sería bueno que conseguir un abogado pronto,

Hazel»

Se había ido y con esto, era el final.

No sabía ni cómo sentirse y el apetito se le fue. Sin embargo, preparó la cafetera y se tomó la primera taza junto a dos Tylenol. La segunda la empujo sin nada y con la tercera volvió al dormitorio de invitados.

Se sentó en el alféizar de la ventana para observar como el sol comenzaba a teñirse de azul oscuro, llegando el anochecer. Era increíble como el día se había ido en nada y así como este, Clayton creía que lo sucedido el día anterior, pasaría así sin más. No tenía planes, aún estaba lleno de bruma y no sabía qué decisiones tomar, pero había una que debía de comenzar a implementar.

Y era olvidar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo