*—Clayton:
¿Cómo era que había sucedido esto? ¿A el quien se había esforzado bastante para que nunca le faltara nada en la vida y para que tampoco lo apuntaran con el dedo?
Desde que tenía uso de razón había estado dando lo mejor de sí. Ser el mejor estudiante, el mejor hijo, el mejor empleado de su compañía y, por último, el mejor esposo, pero parecía que no era suficiente para quien sea que estuviera moviendo los hilos de su destino.
Clayton Hale se pasó la mano temblorosa por el rostro, retirándose el sudor y varias lágrimas que habían escapado de sus ojos mientras se lamentaba por lo sucedido.
Quería seguir ahogando sus penas en el alcohol, pero lo habían sacado del bar donde se había echado a morir por ser escandaloso. Era increíble que actuara de esa forma cuando siempre había sido un hombre respetable y recatado, llamar la atención no era lo suyo, pero lo sucedido le había golpeado demasiado fuerte y el dolor lo hizo salirse del molde en el que siempre había estado. Esto que pasó, lo rompió e hizo que dejara sus principios a un lado. Es que, ¿cómo se iba a mantener cuerdo cuando había perdido dos de las cosas más importantes de su vida?
Se tanteó los bolsillos del pantalón formal que llevaba aquel día y extrajo de este su teléfono.
El aparato se desbloqueó automáticamente al mirarlo y en la pantalla apareció una foto tomada desde lejos, foto que había estado viendo mientras ahogó sus penas en el bar donde había estado antes en donde mostraba una perfidia proveniente de su esposa.
Había recibido estas fotos desde un número desconocido y quiso creer que era una broma en cuanto vio el mensaje que le decía que tenía que echarle un ojo a su esposa, pero al ver luego las fotos, una parte de él lo supo, que no era una broma y que era la pura realidad. Su esposa lo estaba engañando con otro hombre y al ver las fotos, algo encajó y comenzó a entender viejas situaciones.
Clayton podía comprender porque lo había hecho, había estado tan enfrascado en ser el mejor en todo, que a pesar que creyó que fue un maravilloso esposo, al final, no lo era. Solo había llenado a su esposa de lujos, dándole todo lo mejor, sin embargo, nunca estuvo del todo a su lado. Estaba seguro de que la soledad afectó a Hazel y provocó que hiciera esto.
Otro suceso igual de importante y que le dolió igual de fuerte que la traición de su esposa fue su despido. Había pasado tantas horas en su trabajo, haciendo tiempo extra y trabajando cuando no tenía que hacerlo para que al final todo fuera en vano.
Una carcajada brotó de lo más profundo de su ser mientras se reía de su desgracia.
Y ahora no tenía trabajo, ni tampoco esposa y solo quería morirse.
Se sentía como si la vida no tuviera importancia, pues había perdido dos de las cosas más importantes de su vida y no sabía qué hacer. Ni siquiera quería llegar a casa y ver a su esposa, porque sabía que en cuanto la viera, tendrían que dar el adiós definitivo y desde el fondo de su alma, Clayton no quería, pero tenía que suceder. No iba a perdonar un engaño sea cual sea la razón.
Estaba caminando hacia la parada del autobús, era tarde en la noche y aun la hora del último transporte no había llegado, así que, si tenía suerte, podía llegar a tiempo, pero mientras se desplazaba con su cabeza mareada, sus pies tropezaron con una grieta en la acera y con el alcohol ingerido, en vez de recuperar el equilibrio, lo que sucedió fue que su cuerpo se inclinó hacia delante. Clayton vio el concreto de la acera en su rostro, juraba que lo saboreó, pero no cayó de cara al suelo como había esperado porque unas fuertes manos evitaron su caída y lo sostuvieron antes de que besara el suelo.
¿Qué había pasado?
Clayton parpadeó con confusión y luego su cuerpo comenzó a elevarse hasta que estuvo colocado derecho. Las manos que aún seguían sosteniendo sus brazos, lo soltaron, pero Clayton no podía recuperar el equilibrio del todo, se sentía muy mareado y con muchas ganas de vomitar.
Ni bien lo pensó, su cuerpo se arqueó hacia delante mientras comenzaba a vaciar su estómago luego de tanto alcohol ingerido. Las mismas manos volvieron a sostenerlo y Clayton agradeció al buen samaritano que no lo estaba dejando caer y más ahora que había un charco de vómito frente a él.
El destino no era tan malo al final de todo.
Sin embargo, antes de que pudiera agradecer la ayuda, todo a su alrededor comenzó a tornarse negro, amagando un pronto desmayo.
Bien, lo que le faltaba, desmayarse en la calle sin saber dónde iba a parar.
El último pensamiento que tuvo antes de perder el conocimiento era un pedido hacia el buen samaritano.
«Por favor, no me desampares», susurró en su mente.
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*—Clayton:
No, no lo habían desamparado.
Una torpe sonrisa apareció en los labios de Clayton mientras sentía la mullida cama bajo su cuerpo entumecido y mareado. Aun la cabeza le daba vueltas y el estómago lo sentía hecho una m****a, pero al menos estaba seguro, o eso era lo que creía.
No se podía mover del todo y no sabía dónde diablos estaba. Su vista era borrosa gracias a que no llevaba puesta sus gafas de pasta y lo poco que podía ver era la tenue luz que arrojaba la lámpara a un lado de su cabeza, más allá de esta, veía todo borroso.
Sin embargo, había otra cosa extraña.
Clayton no entendía porque había una almohada bajo su vientre, lo que hacía que su cuerpo estuviera arqueado e inclinado hacia arriba, para ser más claros. Y… ¿Qué era eso? ¿Qué era esa sensación? Sentía un cosquilleo en un área en la que no estaba acostumbrado a sentir nada más que… Un gemido salió de él cuando volvió a sentir aquella sensación húmeda rozándolo. Era como si…
Ahogó el gemido que iba a salir cuando volvió a sentir la misma sensación de antes. ¡Dios! Se sentía extraño, pero de igual forma, se sentía bien.
Cerró los ojos apretando los párpados, no creyéndose a sí mismo por aquel pensamiento extraño, pero no quería mentirse a sí mismo.
No sabía dónde estaba, pero lo que sí sabía es que había alguien que le estaba lamiendo el trasero, aquel lugar fruncido y oculto en el medio de sus nalgas y no tan solo eso, Clayton sentía una mano acunando el saco bajo su miembro que estaba muy endurecido. La mano que sentía sobre su saco era demasiado grande para ser de una mujer, por lo cual…
No quería admitir en voz alta, pero parecía que un hombre estaba tratando de hacerlo suyo.
¡Dios! ¿Cómo se había metido en aquel lío?
Trató de pensar, pero lo único que podía creer era que el buen samaritano de antes quizás no era tan bueno, pues era la única persona en la que podía pensar que le estaba haciendo esto y demonios, no se sentía tan mal como creía.
No, no debería. Aunque su esposa lo había engañado y tenía otro hombre, aún seguían casados y hasta el final, Clay se iba a mantener fiel a ella.
—No, espera —soltó esperando que el hombre detrás de él lo hubiera escuchado pues se escuchó a sí mismo y había sonado muy suave, casi inaudible, por lo cual trató otra vez con más fuerza—. ¡Basta! —exclamó y los toques se detuvieron.
Clayton no se podía mover, aun sentía el cuerpo entumecido, por lo cual no podía ver quién estaba detrás exactamente, sumándole a eso era ciego y no veía sus gafas cerca. Sin embargo, como pudo y obligando a su cuerpo, se giró en la cama que era enorme para ver el gran cuerpo a sus pies.
Sus pobres ojos no podían ver del todo bien, pero si podía ver al gran hombre sentado en la orilla de la cama. Estrechó los ojos para ver mejor, pero lo único que pudo ver fue una cabeza oscura, más de ahí, todo era borroso. Ya con esto podía decir que debía de operarse los ojos, una situación como ésta donde no tenía sus gafas no podía repetirse.
Clayton tragó nervioso y esperó que el hombre a sus pies no fuera un violador, pero viendo como había actuado, como lo había tocado sin su permiso, podría decir que no era un hombre de bien.
—Estoy asustado —comentó Clayton mirando hacia su cabeza y esperó por el hombre a que dijera algo, pero este se mantuvo en silencio y Clayton prosiguió—. ¿Por qué me haces esto? —le preguntó muy directamente—. No nos conocemos y…
—Me diste permiso —habló el hombre con una muy fuerte voz varonil y Clayton se sorprendió, pues la voz de aquel hombre era fuerte y por la silueta del mismo, podría decir que un hombre muy masculino. Tuvo una pizca de envidia, pues siempre quiso tener un gran cuerpo y una fuerte voz, pero el mundo le concedió un débil y delgado cuerpo junto con una voz que a veces sonaba hasta femenina y nada que decir de su cara.
Se rió de sí mismo.
¿En serio estaba teniendo envidia del tipo que estaba a punto de violarlo? Debería preocuparse por cómo salir de allí, no por no ser lo suficiente masculino.
—¿Cuándo? —le preguntó al hombre—. No lo recuerdo —comentó, sin embargo, sabía que en medio de lo sucedido entre su desmayo y él despertando allí, algo había pasado. Sentía los labios sensibles y nada que decir de sus pezones. Dios, casi había tenido sexo con un desconocido y para el colmo, un hombre.
Una carcajada profunda salió del hombre y Clayton vio como este se movía, bajando de la cama.
—Oh, ya entiendo, ahora si estás cuerdo —comentó mientras Clayton lo veía el borrón moverse por la habitación sin ver en si lo que hacía—. Y yo que pensé que antes lo estabas —continuó el buen samaritano.
Clayton abrió la boca para decir algo, pero la cerró. Parecía ser que durante el lapso de tiempo fuera de sí gracias al alcohol, le había dado el visto bueno a aquel hombre para que lo tomara. Seguramente su dolor lo llevó a hacer esta clase de locura y ahora que estaba cuerdo se arrepentía. Bueno, era más que obvio, pues no era gay.
—¿Eres gay? —preguntó hacia el hombre que no sabía muy bien cómo se veía, pero tenía una gran duda, pues estaba seguro que ese hombre era muy musculoso y atractivo y no entendía cómo es que, siendo así, era homosexual. Movió la cabeza, no podía juzgar, no estaba bien.
—¿No lo eres tú? —le devolvió el hombre la pregunta y Clayton comprendió que seguro era por su aspecto. Era muy delgado y femenino, pero solo era una persona que no podía engordar por mucho que comiera y que le gustaba estar muy higienizado, y por esto último se refiera que no tenía ni un vello en su cuerpo, más porque tenía poco y prefería quitárselo.
—Estoy casado —respondió Clayton, aunque no por mucho tiempo. Si Hazel, su esposa, estaba con otro hombre y quería estar con este, no podía ser un imbécil y tratar de evitar que no se fuera, al final, ambos se lastimaran si seguían con una relación que por lo que veía, no tenía futuro.
—No veo tu anillo —comentó el desconocido y Clayton se tocó la mano donde se supone que tenía que estar y al no sentirlo, trató de recordar qué hizo con él, pero no podía saberlo bien. Seguro en medio de su borrachera se lo quitó y lo dejó por ahí. Esperaba que tuviera en su maletín o en algún bolsillo de su pantalón, pues la sortija había valido una buena cantidad de dinero y tuvo que ahorrar dos sueldos para esta.
—Yo…—Clayton suspiró—. Me lo quité —admitió con la verdad, pues recordaba haberlo hecho.
El hombre se quedó en silencio para luego bufar.
—Comprendo —solo dijo.
Clayton volvió a mirar a su alrededor esperando ver sus gafas con la pobre vista que tenía, pero no tenía idea de donde habían llegado a parar. ¿Debería preguntarle al desconocido?
—¿Eres el buen samaritano que me ayudó antes? —la pregunta que salió fue diferente a la que pensó, pero quería saber porque no entendía cómo es que lo había ayudado y ahora se lo trataba de coger. No era para nada un buen samaritano.
—No soy tan bueno como crees, pero si deseas creerlo —Clayton vio como algo se movía frente a él, pero no supo que—. Adelante, créelo —terminó diciendo el hombre después.
Una sonrisa apareció en sus labios.
Bueno, podría decir que no era tan malo, se había detenido. Si hubiera sido otra persona, sin importar que le doliera o lo muy asustado que estuviera, lo haría sin pensarlo dos veces, pero aquel hombre se había detenido de lastimarlo. No era tan malo al final.
Clayton no sabía si ponerse de pie y comenzar a arreglarse, pues no sabía dónde estaban sus cosas y estaba muy seguro que el hombre se había cambiado y que pronto lo dejaría solo. El ambiente, si es que hubo alguno, se arruinó al volver en sí. ¡Dios! ¡Casi lo hace con un hombre! ¡Su cuerpo había sido tocado por alguien de su mismo sexo! Aún sentía ese cosquilleo en su ano, no tan solo en ese lugar, también sentía los pezones escocerle como si hubieran sido pellizcados con fuerza y nada que decir de lo sensible que estaban sus bolas. A pesar de que estaba asustado, debía de admitir que no se sentía tan mal.
¿Qué estaba pensando? Debía de ser alcohol, si, acusó a lo ingerido de sus pensamientos y de la pregunta que soltó después.
—¿Qué era eso que me hacías? —quiso saber refiriéndose a cuando había estado boca abajo sobre la cama con aquel hombre detrás, no sabía porque diablos preguntaba porque sabía perfectamente que era lo que le había estado haciendo. No era tan sano, lo había estado preparando, pero sentía curiosidad.
—Te chupaba el culo —comentó el hombre sin decoro y Clayton miró hacia él con sorpresa. El hombre soltó una carcajada—. Oh, ya veo, un tipo convencional que le sorprende algo tan normal como chuparle el culo a alguien —el tipo volvió a reírse y Clayton bajó la cabeza, avergonzado. Seguro que, para un tipo como él, que parecía tener mucha experiencia, un pendejo como era debía de ser muy divertido.
—Quizás fue por eso que mi esposa me engaño y me dejó —comentó Clayton pensando en su esposa y sobre porque esta lo había engañado en primer lugar. El sexo entre ellos siempre fue convencional, pensándolo un poco mejor, quizás Hazel había querido algo diferente y Clayton, como el hombre sin mucha experiencia que era, no supo darlo.
Soltó una carcajada y movió la cabeza.
—Que patético, ¿no? —comentó hacia el tipo desconocido y al no escuchar ni una respuesta de este, Clayton agregó: —. No tienes que decir nada, basta con solo escucharme —terminó diciendo y luego escuchó un suspiro proveniente del desconocido.
—Pagaré la habitación, puedes quedarte a dormir hasta que te mejores —sugirió el desconocido dando a entender que se iba a ir y a dejar a Clayton allí sin más—. Tu ropa está en la tintorería del hotel y alguien vendrá a traerla más tarde —murmuró, pero Clayton no podía entender porque, después de haberse tomado la molestia de traerlo allí, se iba así sin tratar de convencerlo.
—¿Así sin más? —preguntó Clayton sorprendiéndose a sí mismo por haberlo preguntado. Debería estar alegre de que el desconocido se iba sin tratar de forzar el momento, pero una parte de él se sentía muy triste, ni su esposa ni aquel desconocido lo querían y eso daba pena y vergüenza.
—¿Quieres que te folle? —le soltó el desconocido a Clayton, dejando a este último sin habla por la falta de tacto—. Te lanzaste sobre mí antes y creía que eras de la comunidad, por eso iba a follarte duro, pero lo siento, no lo hago con vírgenes y menos con personas atadas a otras —espetó esto último con dureza.
Aquel tipo no tenía pelos en la lengua, era muy directo. Seguro el tipo con el que estaba engañándolo su esposa era así y por eso esta se había ido a los brazos de dicho hombre.
—Disfruta tu noche —escuchó que decía el desconocido poco después y Clayton no le respondió mientras escuchaba atentamente como este abría la puerta de la habitación y luego la cerraba, imaginando que ya se había ido.
Clayton suspiró cansado y se acostó en la cama.
Era tan patético y lo único que quería era llorar, volver a ahogar sus penas en el alcohol y que lo olvidara todo. Aún no podía creer que había sido despedido de su trabajo por una tontería y menos el que su esposa lo engañaba. Era como si el destino se hubiera confabulado para joderle el día con tantas malas noticias. Y se preguntaba, ¿por qué a él? ¿Acaso no lo había dado todo desde el inicio? Siempre trató de hacer que las personas a su alrededor fueran felices, mientras él se sacrificaba tanto y ahora no tenía nada, y tampoco no tenía ganas de seguir pensando.
Se acostó de lado y cerró los ojos.
Cuando volviera en sí, comenzaría a hacer planes, pero por ahora solo quería descansar.
*—Clayton:Sus ojos se abrieron abruptamente y lo primero que vieron estos fue el borroso techo blanco sobre su cabeza. Su cuerpo se impulsó hacia arriba, turbado porque no tenía ni la menor idea de donde estaba y lo peor de todo es que no veía ni una mierda.Estaba sobre una cama, eso era obvio por la suavidad bajo su cuerpo, pero maldita sea, no podía recordar nada de lo de anoche y para complicar las cosas, estaba desnudo. Se abrazó a sí mismo, comenzando a temblar porque su mente estaba muy en blanco y lo último que recordaba era haber estado ahogando sus penas en un bar de camino a casa, pero más de ahí, todo era borroso.¿Lo había hecho con alguien? El olor a colonia masculina que no era la suya impregnaba la habitación y algo le decía que no había sido con una mujer con quien había pasado la noche.Cerró los ojos y afinó sus oídos tratando de escuchar algo, pero lo único que escuchaba era su propia respiración agitada, nada de un ruido de ducha o alguna voz hablando por ahí. Pa
*—Clayton:Habían pasado dos semanas desde que fue despedido de su trabajo y supo que su esposa lo engañaba. Clayton se había mantenido recogiendo el apartamento, porque no deseaba seguir viviendo allí y era posible que regresara a casa de sus padres, cosa que armaría un revuelo, pero era lo único que podía hacer. Además, era cuestión de tiempo antes de que su familia se enterara. De tan solo pensar en el sermón que vendría de sus padres, principalmente de su madre, Clayton estaba seguro de que iba a ser un dolor de cabeza por mucho tiempo hasta que volviera a encontrar pareja. Hazel fue la única en su vida y había jurado que sería así por siempre.Los primeros días no tuvo ganas de nada, se obligó a comer porque se negaba a matarse de hambre, ya que eso no le haría bien. Les envió un mensaje a sus amigos al segundo día, diciéndoles que algo había pasado y que cuando estuviera con la cabeza más clara, hablarían. Estos lo dejaron ser y solo le hablaban para saber si seguía vivo. Clayto
*—Clayton: Clayton sintió las mejillas ardiendo mientras veía a sus amigos quienes estaban sorprendidos tratando de asimilar su confesión, aquella donde el confeso que creía que había dormido con un hombre. Bueno. no había dormido del todo con aquel desconocido, pero sí sabía que algo había pasado. Tal vez no habían llegado a la última base, sin embargo, Clayton estaba seguro de que si habían pasado por las demás.—¿Bromeas? —preguntó Dylan saliendo de su estupefacción.Clayton se rió con nerviosismo.Le hubiera gustado que fuera así, una simple broma, pero cada día que pasaba, algo nuevo recordaba y su subconsciente le rememoraba lo poco que había en su mente de aquel encuentro. Podía sentir las grandes manos de aquel extraño sobre su cuerpo todavía y este reaccionaba como nunca le había pasado en su vida. Era vergonzoso, pero quería entender con claridad porque se sentía así. ¿Era por qué en el fondo era homosexual o porque nunca, ni siquiera Hazel, lo había tocado así? Quizás solo
*—Clayton:La esposa de Dylan le había conseguido una entrevista en el lugar donde trabajaba y en donde no se requería experiencia en el área, lo cual para Clayton fue como ver la gloria. Ni bien aplicó lo llamaron para que fuera a la entrevista y el mismo día en la tarde, tuvo su reunión con el supervisor del área donde iba a trabajar. El proceso fue tan rápido que a los tres días ya tenía el contrato firmado y tres días más después de firmar el contrato comenzaba en esta nueva aventura.Aunque el sueldo era menor al que tenía antes en la firma, con los beneficios de la empresa, Clayton podía acercarse al salario que tenía en su antiguo trabajo. Y quizás no era del todo su área, pero estaba relacionada. Trabajar auditando contratos de préstamos no podía ser tan difícil y sería pan comido.Otra cosa que le encantaba del lugar era que no usaban uniformes y se podía ir vestido en ropa formal, claro, llevando siempre ropa decente y manteniendo una imagen implacable, pero para Clayton est
*—El Buen Samaritano:Era increíble como una noche que ni de pasión fue podía hacer que su mundo se tornara patas hacia arriba.Se pasó la mano por la cara y maldijo por enésima vez lo sucedido aquella noche.No era la primera vez que se obsesionaba con un culo, no, para nada, sin embargo, cuando le pasaba, a las tres veces que jodía dicho culo, lo olvidaba, pero podía decir que ese chico con el que casi se había acostado hace casi un mes se le había metido bajo la piel cuando solo habían tenido algunos besos y toqueteos.¿Acaso era por qué no se lo había comido completamente? ¿Por qué no había llegado al final del asunto? Estaba seguro que desde que metiera su polla en aquel rosado orificio, la obsesión iba a desaparecer. Debía de ser eso que lo tenía tan al borde, él no había podido llegar al final, porque no podía entender porque estaba obsesionado con un tipo que estaba casado, era virgen y no era para nada homosexual.Lucien Bates no se obsesionaba con nadie, para nada, disfrutab
*—Clayton:—¿Estas de broma? —fue lo que le preguntó Dylan cuando Clayton soltó la tremenda noticia de su nuevo jefe.Clayton bajó la cabeza.Quería pensar que era así, que era una simple broma, pero todo parecía indicar que era la mera realidad.Desde el momento en que supo que su jefe era el amante de Hazel, Clayton les dijo a sus amigos que tenía que hablarles sobre algo muy importante, por lo cual, ya que Hayden y Clayton vivían juntos, fue Dylan el que tuvo que ir al apartamento donde vivían. Y luego de un rato charlando de cosas normales, evitando tocar el tema de su engaño y nuevo trabajo, Clayton al final decidió decirles, sobre que su jefe era el amante de Hazel.—¡No me jodas! —exclamó Dylan viéndose muy enfadado, más de lo que Clayton esperaba, pero comprendía, ya que era el jefe de su esposa y amigo de esta, era obvio que debía de conocerlo y saber que la persona que provocó que un matrimonio terminara había sido una tan cercana, debía de molestarlo mucho.—Al principio no
*—Clayton:No lo hizo, Clayton no lo llamó.Habían pasado unos días desde que tomó el valor para llamar al desconocido y a pesar de que este le pidió que volviera a llamar cuando estuviera a solas sin sus amigos, algo detuvo a Clayton, quien se sentía decepcionado.Si estuviera interesado, el desconocido le hubiera devuelto la llamada o le hubiera escrito, pero no había hecho ni una ni la otra, además de que, recordando la conversación, sus oraciones fueron cortas y podría decir que el interés era muy bajo o quizás hasta nulo.¿Por qué estaba obsesionado con este tipo que ni conocía? Debería enfocarse en su trabajo y en buscar un nuevo lugar en el que vivir, pero no, allí estaba pendiente a un desconocido que ni interesado en él estaba.Clayton suspiró cansado y se enfocó en su trabajo. Sin embargo, hoy no fue un día muy bueno para él. A pesar de que las semanas anteriores le había ido magnífico, hoy cometió algunos errores y hasta su manager en el departamento le preguntó si pasaba a
*—Clayton:Esto era vergonzoso, pero por algo se debía de empezar.Luego de su caliente noche con Luc, su Buen Samaritano, habían pasado dos semanas y Clayton quería continuar experimentando la clase de placer que sintió con este, pero era muy vergonzoso preguntarle si quería volver a tener esa clase de intimidad con él.No habían tenido otra llamada caliente desde ese día, pero si habían estado hablando. Cada noche y a la misma hora, Luc lo llamaba para saber cómo le había ido en el día y aunque estas llamadas no eran muy largas, eran como quien dice su momento feliz del día. Y cada día que pasaba, Clayton las esperaba al final del día como un adolescente enamorado de su primer amor.¿Estaba enamorado de alguien que no había visto nunca? No, no lo estaba, pero si se sentía obsesionado con Luc, quizás porque nunca había tenido esta clase de afición hacia otra persona, como había dicho antes, algo en Luc le despertaba su lado más perverso. Era por parte divertido, pero también lo ponía