Retomé las clases como lo tenía previsto, me esforzaba más que antes, necesitaba recuperar lo perdido.
Los profesores fueron benevolentes, me permitieron hacer los trabajos de las semanas en las que estuve ausente, así que no los defraudaría.
Ya Fabio cada día está mejor, ya está desesperado por regresar a cocinar, pero aún no debe de hacerlo. El viernes tenemos cita para ver a frijolito, estamos muy ansiosos y Rosy ya nos advirtió que ella también irá.
Estaba demasiado concentrada en mi trabajo, sentada frente a la laptop, cuando sentí unas manos pasar por mi cintura y el rostro de Fabio besando el hueco de mi cuello.
—Ya descansa un poco, no quiero que te enfermes —seguía repartiendo besos por mi cuello y clavícula.
—Ya solo término este trabajo, lo
POV FABIOYa me sentía muchísimo mejor, pero mis carceleras aún no me dejaban cocinar, solo me dejaban cortar vegetales o hacer el agua fresca. Las amo, pero me están empezando a desesperar.Nos dirigimos al hospital, donde Andrea tiene la cita con la obstetra, y yo aprovecharé para preguntarle al médico si ya puedo volver a mis actividades normales o si aún me va a tener castigado.No pasaron ni diez minutos de que estábamos en la sala de espera. Cuando ya era nuestro turno, pasamos y como ya sabíamos la rutina, Andrea fue, se colocó una bata y se subió a la camilla cerca del aparato de ultrasonido.—¿Cómo te has sentido? —le preguntó la doctora.—Bien, en lo que cabe, aún tengo náuseas matutinas, pero solo he vuelto el estómago un par de veces en todas estas semanas —la doctora solo asintió, mientras seguía preparando el aparato.—Qué bueno. Poco a poco desaparecerán por completo. Ahora, descubre tu abdomen por favor —ambas acomodaron la sábana y la bata para dejar al descubierto so
POV ANDREAEl día del juicio llegó. No es necesario mencionar lo nerviosa que estaba, porque no era la palabra correcta.¡Estaba aterrorizada! Pero, debía ser fuerte, tenía a mi lado a la gente que me quiere y que quiero, ya nunca más estaría sola. Emily se pegó a mi como garrapata y no dejó ni siquiera a Fabio acercarse más que algunos momentos.Es la hermana de sangre que nunca tuve, pero es mi hermana por elección.Aún permanecíamos todos fuera del recinto, no quería sentirme asfixiada ahí dentro, pero la hora había llegado, entramos y tomamos nuestro lugar.Al fondo estaba el estrado presidencial, que era el lugar que el Juez ocupaba, del lado izquierdo, estaba el estrado de la defensa, detrás de este, en unas sillas, se encontraban la señora Olga y el señor Óscar, los padres del acusado, junto al abogado de este.Del lado derecho, es donde se encontraría el fiscal y justo detrás de ese lugar, nos sentaríamos nosotros. Fabio tomó mi mano y me dirigió a una de las sillas, él tomó
POV FABIO¡Por fin! Todo sobre ese infeliz había terminado, Ahora sí, mi princesa podría concentrarse solo en ser feliz, dedicarse a lo que a ella le guste, sin preocupaciones de nada.—Esto amerita una celebración —me dirigí a todos los que estábamos reunidos fuera del recinto, ya en el pasillo —vamos al Bianchi ¡La casa invita!Todos celebraron la invitación. En el lugar se encontraban, Emily, mi madre, Reséndiz, la abogada de Andrea y el fiscal, este último, aunque no acaba de caerme bien, tenía que reconocer, que había hecho un excelente trabajo para que la sentencia fuera lo más justa posible. Aunque me hubiera gustado que, a ese 1nfeliz, lo encerraran en una cárcel de máxima seguridad.—Te agradezco mucho Darío —tampoco esa confianza que tenían de tutearse, me agradaba.—Nada que agradecer, es mi trabajo. Además, cuando me di cuenta de que se trataba de ti, puse mi mayor esfuerzo. Y debo reconocer que fuiste muy valiente, este tipo de casos, suelen ser muy difíciles para las víc
POV ANDREAEl comentario de Fabio estaba de más. No podía creer que pensara así de Darío. Además, no es como quisiera que fuera nuestro amigo del alma, solo quería que celebrara un rato y agradecerle como a cualquiera de los que estuvieron ahí.A los amigos por el apoyo, así como a todos los que trabajan para él, ellos también ayudaron a su manera y no por eso yo iba a decir iri si tribiji ¡Aaasshhh! De verdad que esto me molesta.Todo el camino, permanecí callada, solo observaba el camino por la ventana del coche. No quería ni verlo, tal vez exagero, tal vez sean las hormonas, pero de verdad me molestó.Al llegar a casa fui directo a la habitación, estaba algo cansada. Además, al siguiente día tenía clases en línea, así que descansaría un rato y luego terminaría una tarea pendiente.—¿Sigues molesta? —pude sentir que Fabio se recostaba junto a mí. Ya era tarde, se podía ver por la ventana, los tonos anaranjados del cielo, estaba por anochecer.—Solo ponte a pensar, en que yo hubiera
POV FABIODespués de tantos días de abstinencia, hubiera preferido estar en un lugar más cómodo para ambos, pero no iba a perder la oportunidad de tenerla en donde quiera que fuera.Lo malo, es que no cerré con el seguro la puerta y Emily entró. Podría decir que, dentro de lo malo, lo bueno fue que lo hizo cuando ya habíamos terminado, aunque no niego que, volver a ver a los ojos a los que estaban en la cocina, me será difícil.Andrea salió disparada directo al coche, ya no quiso salir, ni terminar sus pendientes. Ahora igual, tendrá que regresar a terminar, pero me advirtió que no sería en este turno.Por otro lado, yo si tengo que ayudar en lo que falta, Violeta se ha quedado a cargo, en lo que Andrea y yo… comíamos, claro.—Fabio, ayer vino un señor a eso de las ocho de la noche, preguntó por el chef y como ya me habías dado indicaciones, salí a ver qué era lo que deseaba —me comentó Violeta al salir. Le agradecía internamente, que no tocara el tema de la oficina, se mantenía con u
POV ANDREAMi teléfono suena insistentemente, estaba tomando un baño antes de salir al aeropuerto cuando lo escuche sonar. Solo dio dos tonos, pero después de un rato, sonaron otros dos tonos, así estuvo todo el tiempo mientras me bañé.Cuando terminé la ducha, fui directo a revisar las llamadas. Era un número desconocido, así que lo ignoré, ya no volvió a sonar.Preparamos todo y una hora después, ya estábamos abordando el avión con destino a Verona Italia. Fue un viaje larguísimo y cansado. Pasamos más de diecisiete horas en el aire, pero por fin llegamos al aeropuerto internacional Valerio Catullo, a eso de las tres de la mañana horario de México, solo que aquí, son apenas las diez de la mañana.Así que tenía demasiado sueño, pero aquí el día estaba comenzando.Fabio no me dejó cargar mi maleta ni un solo metro. Se le veía entusiasmado, contento, y eso me hacía feliz a mí.Ya con maletas en mano, salimos a la sala de espera, ahí estaba un matrimonio, que por la manera en que Fabio
POV FAVIOEra poco más de medio día, habíamos desayunado todos juntos y mi princesa se estaba arreglando para salir a conocer un nuevo lugar. Me encontraba en la cocina con la abuela Gia, estábamos horneando pan de elote, que a mi padre le gustaba y a la abuela igual.Mis abuelos aman la comida mexicana. Es algo extraño y divertido, cuando estoy en México, soy un chef italiano, ahora que estoy en Italia, soy un chef mexicano.Me gusta eso.Escuché sus pasos por las escaleras. Se escuchaban algo apresurados, eso hizo que mis alertas se dispararan, ella no podía correr por las escaleras en su estado.Me encaminé hacia el pequeño corredor para interceptarla, pero pasó tan deprisa justo frente de mis narices, que ni pude decir media palabra.Abrió la puerta principal y salió a toda prisa, dejando incluso la puerta abierta. Fue entonces que me quité el delantal y caminé tras ella.Ya había llegado hasta la avenida principal, estaba tratando de parar un taxi, pero ¿qué le pasa? ¿A dónde va?
POV ANDREAEl señor del taxi solo avanzó, no esperó siquiera a que le dijera a donde llevarme. Así estuvo por aproximadamente diez minutos, hasta que volví del letargo en el que me encontraba, estaba llorando a mares.—¿Hay algún lugar al que la pueda llevar? —me dijo en perfecto español, con ese bonito acento del lugar.Era un hombre de aproximadamente cincuenta años, tal vez un poco más, llenito, cara redonda, no me había dado cuenta lo que habíamos avanzado, ni tampoco tenía idea hacia dónde ir.—Por favor al aeropuerto —sin decir más giré mi rostro a la ventanilla. Miraba la bella ciudad que había sido testigo de una de mis más dolorosas decepciones.Mi teléfono comenzó a sonar, era él. No tenía ni la más mínima intención de contestar, así que estuvo insistiendo un par de veces y mejor decidí apagarlo para que no me estuviera molestando.Tardamos poco más de media hora en llegar, no tenía boleto, ni siquiera sabía si habría vuelos a esta hora para México.—¿Podría pedirle un favor