**Olivia**Qué bello recuerdo, cada vez que se llega esta fecha es difícil no volver a ese día, recordar como si fuese ayer mismo. Soy la mujer más afortunada del mundo, debo seguir agradeciendo a la vida por estar donde estoy; por dejar a un lado el amor que sentía por Norma, por dejar atrás los planes que tenía con el negocio y mi vida personal, por dejar atrás el rencor que sentía hacia Noah y Oliver.Oliver quedó en mi pasado y por el bien de todos tuve que pedirle a Noah que por nada del mundo me volviera a mencionar a Oliver, no cuando quiero llevar una vida feliz y sin rencores, lamento, no ser la persona que él deseaba, que no pude enamorarme y casarme como me confesaba.Aaaah, los meses y los años pasan al mismo ritmo que una rosa tira sus pétalos, puedo investigar a fondo y siempre llegaré al mismo punto, sea por una cosa u otra. Mi corazón sé estrujé en el instante que veo a mi hijo correr alrededor de la piñata de payaso, esa fue la figura que ambos querían, aunque alreded
***Olivia*** El destino o la vida siempre se encargan de sorprenderte... Añorar algo que no puedas tener es un fracaso, dado que uno tiene lo que tiene, porque decides tenerlo y no lo digo porque me molesta, lo digo porque uno tiene el poder de tener lo que quiere y no lo que sueña, puesto que un sueño se esfuma al mismo tiempo que un puro o al tiempo de un reloj. La noche es mi dulce amiga, la oscuridad, mi fiel compañera y mi destino… ¡Mi gran enemigo! —Señora... Disculpe —a un paso de la salida del club nocturno me detengo—, descanse porque lo necesitará, ya que en unas horas será la noche de los juegos y… del invitado secreto—de reojo lo observo y no me sorprende esa sonrisa maliciosa que tiene. —No veo porque tanta felicidad —exclamo con arrogancia. Ponky es uno de los trabajadores del club y un lamebotas, y lo es aún más con las personas que le convenga. Repudio a las personas como él, pero lo tengo que tolerar porque se respeta en lo que se refiere a plomo. —Pero señora, n
—No, Olivia, sabes que puedes trabajar en algo mejor y también en la cafetería —su paranoia me sorprende—. Puede que después que saliéramos del convento no tuvimos la suerte de estudiar, ya que ambas nos encargamos de subsistir y no para prepararnos como todo adolescente hubiese querido. Pufff… Y ahí comienza mi historia junto con la de Norma. Norma es una chica carismática, empática y sobre todo tiene una linda personalidad. Para ella la belleza es todo lo que una mujer debe tener. Ella es mi rubia de ojos verdes, la que no ha querido tener una relación sería porque piensa que moriré en el intento. Norma insiste que soy la chica débil, sí, la que morirá en el intento, también asegura que no tengo el carácter para vivir sin ella, aunque mi pensar es que ella no puede vivir sin mí. Para ella la soledad es una mala compañía y tu enemigo, sin duda. —Norma, hace once años que salimos de la casa hogar y sinceramente no me pone mal que ambas no hubiésemos tenido la oportunidad de tener
Veo a mi alrededor y lo raro es que todo está en su lugar; las niñas preparándose para su show, los juegos están que arden al ver la cantidad de clientes. Los grandes están jugando; apostando y ganando en el casino, otros esperando a las niñas para satisfacerse en el placer. —¿Qué pasa? —pregunto con un tono prepotente. —El invitado —tartamudea. —Ponky, desde cuando eres tartamudo —siento que perderé la paciencia con él—, no tolero los rodeos Ponky—le advierto. —El invitado vino una hora antes y… —susurra y cada vez me deja con mucha intriga. —Vete a la mierda —decido no gastar mis energías y le permito a mis pies avanzar. —Espere… Él pidió una pieza privada —me detengo en seco y sin esperar doy media vuelta hasta verle a los ojos. —Una pieza —siseo entre dientes. Ahora más que nunca tengo que averiguar quién es ese hijo de puta y, si es un vividor de mierda, que ni crea que lo permitiré. Ah, no sé por qué Lobreguez quiere que ese puto esté aquí. Doy media vuelta y hecha una f
Mis palabras son un golpe bajo para su orgullo de macho, ya que el hombre está que resopla de la rabia. Eso es un punto a mi favor, puesto que al caballero le duele que le toque el orgullo de su persona y quién puede decir de su hombría. Dicen que; “el que ríe de último, ríe mejor”. —No me diga que usted es… —se suelta a reír a carcajadas y yo no dejo de verlo de arriba hacia abajo—, pero si es una niña, cómo puede una niña encargarse de todo este lugar. ¿Hmmm…?, puede que desee que le diga mi edad, aunque no veo conveniente que la única forma de saber mi edad es insultándome y burlarse de mí. En mis veintinueve años he aprendido a conocer el tipo de persona que te lastiman y provocan por medio de palabras, de acciones, de traiciones y de las que matan. —Sí, está convencido de eso, creo que este sitio no es para usted —añado—. Ponky, puede indicarle al señor la salida mientras hago una llamada y pongo a dicha persona al tanto de lo que está sucediendo en el club—sonrío tras ver a
—El motivo de mi visita es porque mi amigo Lobreguez me ha encargado de todo este negocio —golpe bajo!—No, no puede ser posible que me estés diciendo eso —se levanta bruscamente tras dar un puño sobre la mesa—. El amo no me haría esa traición, sí, traición, porque él sabe que soy capaz de encargarme de todo y no tener a un lamebotas de mierda—vocifera con ímpetu.¿Pero qué le sucede?—Primero respétame —siseo entre dientes—. Si no fueras mujer, juro que ya te hubiera tumbado los dientes de un solo puñetazo.No soy de los hombres que soportan la altanería de una mujer, sin embargo, estoy soportando todo lo que esta mujer, me está diciendo, ¡me está volviendo loco!—No me jodas —nuevamente vuelve a dar otro puñetazo—, te equivocas si piensas que soy una persona de la que se puede dejar pisotear —se exalta—, te equivocas, imbécil.—Y cree que un pekinés como tú me intimidará —me suelta a reír.—¿Pekinés? —sus ojos se abren de golpe.—Sí, solo mírate —levanto mi dedo y le señalo de arrib
Yo conozco a Lobreguez, pero no en persona. Es mi amigo, pero jamás lo he visto. Por su seguridad no dice su ubicación y menos donde está, pero puedo decir que él todo lo sabe, aunque yo sea sus ojos.—Soy su amigo y él me atenderá, sí o sí.—Ja, ¿amigos?, jamás... Y eso es porque nadie… nadie… nadie ha visto a Lobreguez y tú sabes perfectamente que para él no existen las preferencias porque tú puede ser sus ojos y oídos, pero yo puedo ser y hacer el doble de lo que tú haces—exclama.—¿Puedo saber de dónde viene tanta seguridad? —su respuesta es un absoluto silencio—. Su silencio me dice todo.¿Quién es esta mujer?Tengo que averiguar quién es la... “Dama ingobernable”.No me quedaré con los brazos cruzados y por ello he decidido investigarla y buscar la manera de obtener su debilidad.—Puede irse y mientras tanto me pondré a trabajar porque ya he perdido mucho tiempo.—Hasta mañana, señora Clarke —alias pekinés.Si ella quiere respeto, tendrá que ganárselo porque no estoy de acuerdo
(...)Después de una madrugada de trabajo me siento cómodamente para tener un rico almuerzo. Qué raro se siente el lugar al no tener cerca la vocecilla de Norma, es que ella es incansable y toda esa energía de ocurrencias hacen que mis días cambien. Ahora que la tengo presente, espero que esté bien, siempre puede pasar la ocasión de que las personas que me pueden seguir son capaces de lastimarla sin pensarlo.Ah, no puede ser, será que al pensar en ella mágicamente aparece de la nada. Pufff, no creo que sea ella porque estas no son horas de venir.Dejando a un lado mi almuerzo me levanto del comedor al escuchar que el timbre no deja de sonar y sonar, ¿será Norma?, pero no puede ser ella, ya que tiene llaves del apartamento.Apresuro mis pasos y en solo minutos me encuentro en la puerta principal. Giro la manija.—Norma —me quedo estática al ver que la persona que está frente a mis ojos no es Norma.Intento poner las cosas en su lugar y comprender de una vez por todas la presencia de e