Su cuerpo se sentía caliente, tanto que lo estaba quemando de adentro para afuera y lo enloquecía. White odiaba cuando le veía el celo. Su cuerpo era un horno el cual no podía apagar o encontrar alivio, sobre todo porque lo pasaba solo. Y sabía muy bien las consecuencias de pasarlo con una loba. Lo más seguro era que terminara muerta dada la intensidad de su celo.Y este se había hecho más fuerte después de… después de conocerla. Tuvo sus sospechas al inicio. Su cachorra humana olía demasiado bien. Había sido así desde la primera vez que la había conocido. Normalmente no hubiera mostrado interés en un humano, si podía mantener distancia de ellos mejor, aun si permitía que los tributos vivieran en su manada, pero nunca pensó que…En su momento lo negó, debía haber sido una equivocación, aunque nunca se había comportado tan familiar con un cachorro humano, y lo que vino después fue una mezcla de sucesos que lejos de desagradarle, le gustaban, sobre todo en su segundo encuentro, allí don
Xana se sintió asfixiada. Primero el lobo la estaba rodeando de lo que parecían feromonas que la engatusaban y la mantenían en un estado excitado aún si era en contra de su voluntad, porque realmente no tenía forma de justificar la forma en que su cuerpo se estaba comportando. Antes no le había importado nada de lo relacionado con el sexo, y de buenas a primeras se encontraba húmeda y con su interior palpitante por un lobo extraño que solo había visto tres veces en su vida incluyendo esta.Y sí, eso había sido antes, ahora la razón por la que sentía que perdía el aire era porque el brazo de ese mismo lobo le rodeaba la cintura tan fuerte apretándola contra su cuerpo que realmente sintió que se la quebraría. Incluso soltó un quejido de dolor y golpeó el pecho de él con su puño en vano, porque él no le prestó atención.El rostro desfigurado de aquel hombre, con los ojos dorados muy brillantes, el ceño muy fruncido y sus colmillos completamente desenfundados estaban en dirección a los re
-Aaaahhhh-Xana no pudo evitar el grito que salió de su boca mientras caía sin poder evitarlo, no podía aferrarse a nada y estaba tan oscuro allá abajo que ni siquiera con sus sentidos podría saber que tan profundo era.De repente algo la rodeó por la cintura y evitó que cayera quedando colgada, aunque sentía que su alma se desprendía de su cuerpo del susto. Apenas si tuvo fuerzas para protestar. Temblaba de pies a cabeza. Como que morir así sin más si asustaba realmente.Entonces se abofeteó mentalmente para reconocer la presión alrededor de su cintura que la fue alzando hasta ponerla en una posición derecha en el borde del barranco, pero estando a salvo… si a eso se le podía llamar a salvo.Su corazón latía fuerte en su pecho tras sentir aquel calor familiar en su espalda y no solo eso, sino lo caliente y húmedo que recorrió su nuca, allí donde estaba la cicatriz de dientes.-Espera, espera- ella intentó agitarse, pero al notar lo cerca que estaba del barranco se estremeció y tragó e
White llevó a su pareja aún más adentro de la cueva, justo la zona donde se hacía un claro y estaba más iluminado por los cristales. En medio había un pequeño estanque del manantial y las rocas allí eran suaves. Era el mejor lugar para que su pareja descansara y su unión se llevara a cabo.A pesar de su celo tenía una leve constancia de conciencia que había aparecido en el momento que la había olido. Su cuerpo la reclamaba como lobo hambriento y deseoso, pero gracias a su fuerza de voluntad no había terminado de follarla minutos atrás. Porque eso era lo que más deseaba.Jadeó con solo la idea y la apretó más contra él al detenerse en una zona relativamente cómoda. Las rocas eran más lisas y no cortarían la piel de ella. Odiaba lo débiles que podían ser los humanos. Y aún se preguntaba porque su mate era precisamente una humana tan pequeña, joven y delicada que podría cortarle la garganta con sus garras si lo quisiera. Eso sí, tendría que domarla. Tenía una lengua suelta y afilada que
Decir que estaba adolorida como si la hubieran molido a golpes en un entrenamiento era lo más cercano a la realidad. Porque sí. Así era como se sentía. Su piel ardía en varias partes y apenas podía sentir su cuerpo. Como si estuviese drogada. Incluso le costó mucho trabajo despertarse y salir de su letargo preguntándose qué había pasado.Entonces a su mente vinieron todos los recuerdos del día anterior. Desde el viaje, la lluvia, el maldito lobo encadenado que se había vuelto un hombre hermoso y que el muy cabrón quería follársela, los otros lobos, ella corriendo y el barranco, ese agujero oscuro que… que…-Aaaaahhh- gritó abriendo los ojos de golpe. Su respiración era agitada y efectivamente su cuerpo dolía- pero qué carajo- su voz salió pastosa e intentó sentarse para quedar completamente tendida de nuevo.Solo que en una superficie más cómoda de lo que pensó. Era suave, cómoda y peluda ¿peluda? Espera. Lo único peludo a su alrededor era… era. Oh dios mío. Miró a un lado para encont
Si a Xana le hubieran dicho que estaría en aquella situación mientras estaba dentro de la caseta que la transportaba como tributo no se lo hubiera creído para absoluto, porque era una cosa ilógica. Incluso la opción de ya no estar viva era mucho más tangible, pero no… la vida siempre la impresionaba.Y tuvo que apretar sus labios con fuerzas para no dejar salir un vergonzoso gemido.-Te digo que ah, no- aun así, cuando habló no pudo evitarlo arrugando en entrecejo.Y era como si hablara por gusto con la bestia. No le hacía el menor caso y es que al ver sus pupilas en parte dilatadas el temor de que hiciera algo ilógico la amenazaba. Lo que más la estresaba era que apenas podía hacer algo para defenderse. Su cabeza parecía estar sumida en una nebulosa que le hacía llegar a pensamientos extraños… en torno al lobo y su cuerpo aun cuando su boca decía que se detuviera, este hacía todo lo contrario.Para ese momento el lobo había logrado desgarrar la braga de ella y metido su cabeza entre
Duele.Fue la palabra que salió de Xana para describir lo que estaba sintiendo en ese momento. Había sido de una. La había penetrado enterrándose en ella, rompiendo su barrera natural y abriendo todo su interior. Un hilo caliente de sangre se escurrió por su muslo temblante hasta caer en el suelo entre sus piernas.Sollozó arañando el suelo. Quería escapar, pero no podía moverse. Se sentía tan impotente e inútil. Ella, que había sido entrenada desde pequeña, incluso era considerada de las más fuertes en su pueblo, para verse ahora así, sin ni siquiera poder mandar sobre sí misma.Que frustración.Al menos la cadera del lobo no se movió contra la suya. Se mantuvo quieto, como si supiera que ella estaba en medio de la agonía. Sabía incluso que si la soltaba ella se desvanecería por completo. El duro piso debajo de ella le hacía daño en sus rodillas.Pronto sintió como el peso de él se recargaba sobre su espalda. Tanto el calor como su olor la envolvió y se sorprendió al sentirlo lamer e
Sky se detuvo delante de la cueva y tragó en seco. Sus manos que tenían una bolsa estaban empapadas en sudor pero no dudó en dejar esta justo en la entrada. Retrocedió rápidamente con la espalda empapada en sudor. Las feromonas de su alfa nunca habían sido tan fuertes. Al punto que lo estaban expulsando de allí y no solo a él… a cualquiera que se acercase.Lo que le impresionó fue que junto a esas feromonas había una ligera fragancia que no tenía que ver con él. Oh, no lo podía creer. Incluso después de un día la humana está allí… y viva. Su pensamiento al irse el día anterior después de que White se hubiera enfrentado a ellos con la intención de sacarlos de allí y que lo dejaran aparearse con su pareja, era que la destrozaría después de tener sexo con ella.Pero el destino seguía sorprendiéndolo después de todo estos años. Aunque no creía que este sentimiento le durara mucho. Después de todo, solo estaba en el segundo día de celo de su alfa. Que ella durara los tres días completos se